«La autarquía hidráulica es volver a la edad de piedra»
Sun, 18/07/2004
M. A./MURCIA
SERIEDAD. El director general de Cajamurcia sentado en un sofá de piel negro en su despacho durante la entrevista. /
- ¿La derogación del trasvase del Ebro y la incertidumbre que ha creado pueden ensombrecer las perspectivas de desarrollo turístico que tiene la Región?
-La derogación ha creado incertidumbre. Yo he recibido llamadas de importantes promotores inmobiliarios de fuera de España preguntando por este asunto, y a todos les contesto que el abastecimiento y el desarrollo urbano y turístico no va a tener problemas, porque se van a ejecutar las desaladoras del anexo del Plan Hidrológico. Sólo el 12% de la demanda de la cuenca del Segura se destina al abastecimiento.
- ¿Y qué opina de la nueva cultura del agua y de la solución planteada por el Ministerio?
- La derogación del trasvase me parece innecesaria y fruto de una decisión exclusivamente política. Pero me preocupa algo más. La nueva cultura del agua está basada en obviedades. Que el agua debe tener un precio es una obviedad, porque es un bien económico escaso y en Murcia lo tiene. Que hay que ahorrar también, y lo mismo con la reutilización. Todo eso ya se hace. Lo más importante es la desalación, porque se ha dado un salto tecnológico y ya no es tan cara. Me parece bien, pero tengo dudas, porque hay varias programadas hace años que aún no funcionan.
- Pero todo eso no es suficiente.
- No. Esa nueva cultura del agua sólo resuelve parcialmente el problema. No se puede arrinconar y tirar por tierra una cultura del agua gestada a lo largo de un siglo y respetada por distintos partidos y regímenes. No me voy a remontar a Floridablanca, sino a los regeneracionistas de Joaquín Costa cuando hablaban de llevar el agua a las zonas secas; una idea que después impulsa la Segunda República; que Franco materializó en el trasvase del Tajo; que la UCD concluyó con las obras del postrasvase; todos los gobiernos de Felipe González respetaron ese pensamiento, al igual que el PP. Hemos tirado por tierra el pensamiento hidráulico de España de un siglo por una teoría basada en obviedades y que no resuelve los problemas de una cuenca que tiene un nivel de excepcionalidad que no se da en ningún otro sitio. Y sobre todo es preciso el consenso regional, con el enfrentamiento no se resuelve nada.
- ¿Qué piensa del alto cargo del Ministerio que pidió a los agricultores que adecuaran sus cultivos a la disponibilidad de agua?
- Vivimos en un mundo global. Nuestros melocotones se los mandamos a Bruselas, y la energía eléctrica que se produce en Cartagena se va a Madrid. Por qué el agua tiene que tener otro tratamiento. La autarquía hídrica es volver a la edad de piedra.
SERIEDAD. El director general de Cajamurcia sentado en un sofá de piel negro en su despacho durante la entrevista. /
- ¿La derogación del trasvase del Ebro y la incertidumbre que ha creado pueden ensombrecer las perspectivas de desarrollo turístico que tiene la Región?
-La derogación ha creado incertidumbre. Yo he recibido llamadas de importantes promotores inmobiliarios de fuera de España preguntando por este asunto, y a todos les contesto que el abastecimiento y el desarrollo urbano y turístico no va a tener problemas, porque se van a ejecutar las desaladoras del anexo del Plan Hidrológico. Sólo el 12% de la demanda de la cuenca del Segura se destina al abastecimiento.
- ¿Y qué opina de la nueva cultura del agua y de la solución planteada por el Ministerio?
- La derogación del trasvase me parece innecesaria y fruto de una decisión exclusivamente política. Pero me preocupa algo más. La nueva cultura del agua está basada en obviedades. Que el agua debe tener un precio es una obviedad, porque es un bien económico escaso y en Murcia lo tiene. Que hay que ahorrar también, y lo mismo con la reutilización. Todo eso ya se hace. Lo más importante es la desalación, porque se ha dado un salto tecnológico y ya no es tan cara. Me parece bien, pero tengo dudas, porque hay varias programadas hace años que aún no funcionan.
- Pero todo eso no es suficiente.
- No. Esa nueva cultura del agua sólo resuelve parcialmente el problema. No se puede arrinconar y tirar por tierra una cultura del agua gestada a lo largo de un siglo y respetada por distintos partidos y regímenes. No me voy a remontar a Floridablanca, sino a los regeneracionistas de Joaquín Costa cuando hablaban de llevar el agua a las zonas secas; una idea que después impulsa la Segunda República; que Franco materializó en el trasvase del Tajo; que la UCD concluyó con las obras del postrasvase; todos los gobiernos de Felipe González respetaron ese pensamiento, al igual que el PP. Hemos tirado por tierra el pensamiento hidráulico de España de un siglo por una teoría basada en obviedades y que no resuelve los problemas de una cuenca que tiene un nivel de excepcionalidad que no se da en ningún otro sitio. Y sobre todo es preciso el consenso regional, con el enfrentamiento no se resuelve nada.
- ¿Qué piensa del alto cargo del Ministerio que pidió a los agricultores que adecuaran sus cultivos a la disponibilidad de agua?
- Vivimos en un mundo global. Nuestros melocotones se los mandamos a Bruselas, y la energía eléctrica que se produce en Cartagena se va a Madrid. Por qué el agua tiene que tener otro tratamiento. La autarquía hídrica es volver a la edad de piedra.