Los 'bichitos' se comen la contaminación
Fri, 06/08/2004
Almuñécar es la única gran población con vertidos directos al mar aunque la planta de tratamiento ya se ha construido Las estación de Castell y la sexitana tratarán el agua para riego
MOTRIL /
DE INTERÉS
- Grasas: Se almacenan y una empresa los retira periódicamente para llevarlos a una planta de tratamiento específica.
- Ítrabo y Molvízar: Se preve su conexión futura a la depuradora Motril-Salobreña.
- Jete, Otívar y Lentejí: Se preve que los municipios de la comarca del río Verde se conecten a la Edar de Almuñécar.
- Albondón: Se ha planeado una depuradora sin electricidad, filtrando el agua por diversos lechos hasta su depuración. La obra se ha licitado ya.
Cuando un motrileño tira de la cisterna pone en marcha un complejo tratamiento que horas después convierte su 'legado' en agua sin contaminación. La responsable del proceso de depuración de Aguas y Servicios, Cristina Gómez, explica que el caudal llega a la Edar, pasa por una rejilla que retiene los sólidos más grandes, y comienza el proceso de desarenado y desengrase. Se inyecta aire en las cubas y la grasa sube hasta la superficie y flota. El decantador separa los sólidos pesados, que se van al fondo, y después se lleva el agua a unos reactores biológicos. Allí, unos microrganismos se encargan de 'comerse' la contaminación mientras se añade oxígeno para mantenerlos con vida y se mantiene el agua en movimiento para evitar que queden zonas sin tratar. «Es un proceso natural al que perjudican los vertidos tóxicos como el de alquitrán de hace unas semanas», explica el director técnico de Aguas y Servicios, Santiago Jiménez.
Después se repiten procesos similares de decantación y tratamiento y el resultado se vierte al mar -Motril-Salobreña- o a una rambla -La Herradura, Carchuna-Calahonda y Castell de Ferro- tras pasar controles de contaminación. Siete de cada diez litros del agua que se va por los lavabos, los fregaderos y los retretes recibe un tratamiento depurador antes de llegar al mar. La comarca de la Costa ha pasado, en apenas un lustro, de verter todas sus aguas residuales directamente al mar a procesar gran parte del enorme volumen que genera a diario, cantidad que se dispara en verano. Los viejos emisarios, por donde salían las aguas fecales tras su libre periplo por las cañerías desde las viviendas, han sido sustituidos por complejas y costosas estaciones de depuradoras de aguas residuales (EDAR), que gestiona la empresa concesionaria del abastecimiento y saneamiento, Aguas y Servicios.
En la comarca funcionan cuatro plantas de tratamiento y hay otra, la de Almuñécar, que se inaugurará en pocos meses y dejará en un pequeño 10% el porcentaje de agua sin depurar en todo el litoral. La Herradura cuenta con su propia EDAR, al igual que Motril y Salobreña, adonde también van a parar los caudales de Torrenueva. Por su parte, Carchuna y Calahonda también tratan sus aguas sucias -fue la primera Edar que funcionó- y Castell de Ferro estrenó hace meses la última depuradora activa por ahora.
El lado oriental aguarda a que la Mancomunidad ponga en marcha el segundo Ciclo Integral del Agua para que se construya en Albuñol una planta de tratamiento en los terrenos previstos ya desde hace años. El agua sigue llegando al mar a través de largas tuberías de un kilómetro de longitud, que desembocan a un profundidad media de 45 metros. Pero, a diferencia de antaño, ningún sólido sospechoso flota en ese agua ni ninguna sustancia tóxica pone en peligro el medio ambiente o la salubridad los bañistas.
Los viejos emisarios existen, pero su presencia se ha reducido a la mínima expresión si se compara con la situación de hace pocos años. Allí donde hay depuradoras se han suprimido los emisarios, y los que quedan apenas contaminan pues liberan las aguas fecales de núcleos muy pequeños, como Los Yesos o Melicena. Algo parecido ocurre con la Contraviesa, que genera muy poco sedimento en comparación con Motril, Salobreña o Almuñécar.
El desafío pendiente es la depuradora de esta última localidad, pues la planta se remató hace años y los colectores y estaciones de bombeo también se construyeron hace tiempo. Almuñécar es capaz de generar en verano 8.000 metros cúbicos diarios de aguas residuales -el resto del año baja a menos de 3.000 m3- cifras que hacen indispensable el arranque inmediato de la instalación.
Se dispara en verano
También el resto de las depuradoras experimentan un considerable vaivén de unos meses a otros. La de Motril Salobreña pasa de 13.900 m3 a 16.500 m3 en temporada estival; mientras que la de La Herradura se va de 1.700 a 3.500 m3, la de Carchuna de 1.240 a 2.200 m3, y la de Castell de 740 a 1.200 m3. Esta última Edar será en un futuro la única, junto a la de Almuñécar, que someta las aguas residuales a un último proceso para emplear el resultado en riegos agrícolas. En Castell serán los agricultores quienes costeen ese sistema 'terciario' mientras que en Almuñécar fue el Ayuntamiento el que se comprometió a financiarlo en su momento.
Controles externos
El agua pasa en la planta entre 6 y 24 horas antes de salir al mar. El complejo tratamiento que recibe pasa por rigurosos controles, no sólo de la propia empresa que gestiona las Edar -Aguas y Servicios- sino que una empresa externa se ocupa de vigilar el grado de depuración. Los controles no sólo se ciñen al agua vertida; también se vigila el estado del mar y de las conducciones, además de los análisis diarios de los puntos de entrada y salida.
MOTRIL /
DE INTERÉS
- Grasas: Se almacenan y una empresa los retira periódicamente para llevarlos a una planta de tratamiento específica.
- Ítrabo y Molvízar: Se preve su conexión futura a la depuradora Motril-Salobreña.
- Jete, Otívar y Lentejí: Se preve que los municipios de la comarca del río Verde se conecten a la Edar de Almuñécar.
- Albondón: Se ha planeado una depuradora sin electricidad, filtrando el agua por diversos lechos hasta su depuración. La obra se ha licitado ya.
Cuando un motrileño tira de la cisterna pone en marcha un complejo tratamiento que horas después convierte su 'legado' en agua sin contaminación. La responsable del proceso de depuración de Aguas y Servicios, Cristina Gómez, explica que el caudal llega a la Edar, pasa por una rejilla que retiene los sólidos más grandes, y comienza el proceso de desarenado y desengrase. Se inyecta aire en las cubas y la grasa sube hasta la superficie y flota. El decantador separa los sólidos pesados, que se van al fondo, y después se lleva el agua a unos reactores biológicos. Allí, unos microrganismos se encargan de 'comerse' la contaminación mientras se añade oxígeno para mantenerlos con vida y se mantiene el agua en movimiento para evitar que queden zonas sin tratar. «Es un proceso natural al que perjudican los vertidos tóxicos como el de alquitrán de hace unas semanas», explica el director técnico de Aguas y Servicios, Santiago Jiménez.
Después se repiten procesos similares de decantación y tratamiento y el resultado se vierte al mar -Motril-Salobreña- o a una rambla -La Herradura, Carchuna-Calahonda y Castell de Ferro- tras pasar controles de contaminación. Siete de cada diez litros del agua que se va por los lavabos, los fregaderos y los retretes recibe un tratamiento depurador antes de llegar al mar. La comarca de la Costa ha pasado, en apenas un lustro, de verter todas sus aguas residuales directamente al mar a procesar gran parte del enorme volumen que genera a diario, cantidad que se dispara en verano. Los viejos emisarios, por donde salían las aguas fecales tras su libre periplo por las cañerías desde las viviendas, han sido sustituidos por complejas y costosas estaciones de depuradoras de aguas residuales (EDAR), que gestiona la empresa concesionaria del abastecimiento y saneamiento, Aguas y Servicios.
En la comarca funcionan cuatro plantas de tratamiento y hay otra, la de Almuñécar, que se inaugurará en pocos meses y dejará en un pequeño 10% el porcentaje de agua sin depurar en todo el litoral. La Herradura cuenta con su propia EDAR, al igual que Motril y Salobreña, adonde también van a parar los caudales de Torrenueva. Por su parte, Carchuna y Calahonda también tratan sus aguas sucias -fue la primera Edar que funcionó- y Castell de Ferro estrenó hace meses la última depuradora activa por ahora.
El lado oriental aguarda a que la Mancomunidad ponga en marcha el segundo Ciclo Integral del Agua para que se construya en Albuñol una planta de tratamiento en los terrenos previstos ya desde hace años. El agua sigue llegando al mar a través de largas tuberías de un kilómetro de longitud, que desembocan a un profundidad media de 45 metros. Pero, a diferencia de antaño, ningún sólido sospechoso flota en ese agua ni ninguna sustancia tóxica pone en peligro el medio ambiente o la salubridad los bañistas.
Los viejos emisarios existen, pero su presencia se ha reducido a la mínima expresión si se compara con la situación de hace pocos años. Allí donde hay depuradoras se han suprimido los emisarios, y los que quedan apenas contaminan pues liberan las aguas fecales de núcleos muy pequeños, como Los Yesos o Melicena. Algo parecido ocurre con la Contraviesa, que genera muy poco sedimento en comparación con Motril, Salobreña o Almuñécar.
El desafío pendiente es la depuradora de esta última localidad, pues la planta se remató hace años y los colectores y estaciones de bombeo también se construyeron hace tiempo. Almuñécar es capaz de generar en verano 8.000 metros cúbicos diarios de aguas residuales -el resto del año baja a menos de 3.000 m3- cifras que hacen indispensable el arranque inmediato de la instalación.
Se dispara en verano
También el resto de las depuradoras experimentan un considerable vaivén de unos meses a otros. La de Motril Salobreña pasa de 13.900 m3 a 16.500 m3 en temporada estival; mientras que la de La Herradura se va de 1.700 a 3.500 m3, la de Carchuna de 1.240 a 2.200 m3, y la de Castell de 740 a 1.200 m3. Esta última Edar será en un futuro la única, junto a la de Almuñécar, que someta las aguas residuales a un último proceso para emplear el resultado en riegos agrícolas. En Castell serán los agricultores quienes costeen ese sistema 'terciario' mientras que en Almuñécar fue el Ayuntamiento el que se comprometió a financiarlo en su momento.
Controles externos
El agua pasa en la planta entre 6 y 24 horas antes de salir al mar. El complejo tratamiento que recibe pasa por rigurosos controles, no sólo de la propia empresa que gestiona las Edar -Aguas y Servicios- sino que una empresa externa se ocupa de vigilar el grado de depuración. Los controles no sólo se ciñen al agua vertida; también se vigila el estado del mar y de las conducciones, además de los análisis diarios de los puntos de entrada y salida.