La ULPGC prueba que es posible usar agua depurada en la agricultura La facultad de Veterinaria tiene en marcha un proyecto pionero de reutilización de aguas residuales para regar y dar de beber al ganado. Sus gestores piden que no se interrumpa la financi
Tue, 17/08/2004
INVESTIGACIÓN - GRANJA EXPERIMENTAL EN EL NORTE DE GRAN CANARIA
Un equipo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha demostrado que es posible utilizar agua procedente de depuradoras en las explotaciones agropecuarias con los mismos resultados -aún en fase de estudio- y menos costes que con el uso de agua potable.El grupo científico, encabezado por el catedrático de Medicina Interna de Veterinaria José Alberto Montoya, ha mantenido en pie una granja durante tres años con aguas reutilizadas con un nivel satisfactorio. Pero ahora la investigación puede verse paralizada en caso de que las instituciones corten la financiación a este proyecto, que ha tenido un coste de 360.000 euros en tres años.
«Somos capaces de producir un agua con garantía para que los animales beban y producirla a un coste bajo y con un nivel de tecnificación no demasiado elevado», dijo Montoya, quien se vio secundado en sus explicaciones por la profesora Pino Palacios: «Se trata de conseguir granjas sostenibles». En otras palabras, Gran Canaria quiere crear un método de reutilización del agua que sea exportable a otras zonas del mundo con los mismos problemas de abastecimiento de agua que el Archipiélago y con un nivel de tecnificación no demasiado alto.
La granja experimental está tomando el agua de la depuradora de Cardones. De allí baja por gravedad y se almacena en un embalse desde donde se distribuye. La parte que va a las plantas (90%) que luego sirve para alimentar el ganado no recibe tratamiento.El riego se produce mediante un sistema enterrado que reduce la cantidad de agua utilizada y que se sirve del potencial depurador natural del propio suelo. Por el momento sólo se ha detectado un incremento anormal del boro que habría que analizar. «En Canarias el boro no suele dar problemas porque el suelo, por sus características, lo retiene pero eso tiene un límite y, cuando se sobrepasa puede pasar a la planta», asegura Palacios.
En cuanto al agua que se destina al abastecimiento para los animales se trata con una lámpara especial. Ésta emite «una luz ultravioleta que mata los microorganismos cuando incide sobre ellos, aunque si el agua tiene sólidos en suspensión, el microorganismo puede quedar bajo ellos y sobrevivir», explica Montoya, «entonces se pone un filtro normal y luego se pasa por la luz ultravioleta, se esteriliza y ya la pueden beber los animales».
n Costes inapreciables
El coste del sistema de riego se amortiza en los dos primeros años de funcionamiento del sistema, según Palacios, y el de la lámpara de luz ultravioleta sólo es de 361 euros.
Los resultados obtenidos hasta ahora son esperanzadores, pero sólo provisionales. Montoya asegura que todavía hay que ver si la ingesta de agua depurada tiene algún efecto en los animales a lo largo de toda la vida productiva del animal. Por eso considera «un error» que el Cabildo de Gran Canaria retire su apoyo. «Analizamos el agua, el suelo, la planta y el animal», aclaró, «después llegará el momento en que haya que practicar la eutanasia a los animales y ver cómo es la carne, el músculo, el riñón, el hígado. pero hay que dar tiempo y hay que seguir para demostrar que la granja piloto es perfectamente exportable».
Por el momento, la alfalfa y el pasto del Sudán crecen sin problemas.Y 30 cabezas de ganado también. El reto ahora es más político que científico.
Un equipo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha demostrado que es posible utilizar agua procedente de depuradoras en las explotaciones agropecuarias con los mismos resultados -aún en fase de estudio- y menos costes que con el uso de agua potable.El grupo científico, encabezado por el catedrático de Medicina Interna de Veterinaria José Alberto Montoya, ha mantenido en pie una granja durante tres años con aguas reutilizadas con un nivel satisfactorio. Pero ahora la investigación puede verse paralizada en caso de que las instituciones corten la financiación a este proyecto, que ha tenido un coste de 360.000 euros en tres años.
«Somos capaces de producir un agua con garantía para que los animales beban y producirla a un coste bajo y con un nivel de tecnificación no demasiado elevado», dijo Montoya, quien se vio secundado en sus explicaciones por la profesora Pino Palacios: «Se trata de conseguir granjas sostenibles». En otras palabras, Gran Canaria quiere crear un método de reutilización del agua que sea exportable a otras zonas del mundo con los mismos problemas de abastecimiento de agua que el Archipiélago y con un nivel de tecnificación no demasiado alto.
La granja experimental está tomando el agua de la depuradora de Cardones. De allí baja por gravedad y se almacena en un embalse desde donde se distribuye. La parte que va a las plantas (90%) que luego sirve para alimentar el ganado no recibe tratamiento.El riego se produce mediante un sistema enterrado que reduce la cantidad de agua utilizada y que se sirve del potencial depurador natural del propio suelo. Por el momento sólo se ha detectado un incremento anormal del boro que habría que analizar. «En Canarias el boro no suele dar problemas porque el suelo, por sus características, lo retiene pero eso tiene un límite y, cuando se sobrepasa puede pasar a la planta», asegura Palacios.
En cuanto al agua que se destina al abastecimiento para los animales se trata con una lámpara especial. Ésta emite «una luz ultravioleta que mata los microorganismos cuando incide sobre ellos, aunque si el agua tiene sólidos en suspensión, el microorganismo puede quedar bajo ellos y sobrevivir», explica Montoya, «entonces se pone un filtro normal y luego se pasa por la luz ultravioleta, se esteriliza y ya la pueden beber los animales».
n Costes inapreciables
El coste del sistema de riego se amortiza en los dos primeros años de funcionamiento del sistema, según Palacios, y el de la lámpara de luz ultravioleta sólo es de 361 euros.
Los resultados obtenidos hasta ahora son esperanzadores, pero sólo provisionales. Montoya asegura que todavía hay que ver si la ingesta de agua depurada tiene algún efecto en los animales a lo largo de toda la vida productiva del animal. Por eso considera «un error» que el Cabildo de Gran Canaria retire su apoyo. «Analizamos el agua, el suelo, la planta y el animal», aclaró, «después llegará el momento en que haya que practicar la eutanasia a los animales y ver cómo es la carne, el músculo, el riñón, el hígado. pero hay que dar tiempo y hay que seguir para demostrar que la granja piloto es perfectamente exportable».
Por el momento, la alfalfa y el pasto del Sudán crecen sin problemas.Y 30 cabezas de ganado también. El reto ahora es más político que científico.