Narbona señala que esta sequía «es la más grave sufrida»
Wed, 17/01/2007
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, confirmó ayer que los embalses van a tenerlo incluso más crudo en 2007 al anunciar que esta sequía «es la más grave que ha afectado nunca a España».
Hasta ayer, en el Ministerio de Medio Ambiente habían sido muy cautelosos y nunca habían llegado a afirmar que este tercer año hidrológico de sequía por el que pasamos era peor que los anteriores. Y más teniendo en cuenta que el otoño (el segundo más lluvioso en tres lustros) no sólo hizo subir el nivel de los pantanos por encima de la media de la década, sino que también hizo pensar que la sequía se había ido para no volver.
El director general del Agua, Jaime Palop, siempre se había cuidado de advertir de que, aunque la situación era más favorable que antes, la sequía «todavía» era una realidad en las cuencas del Júcar y del Segura y en los embalses de cabecera del Tajo.
Narbona amplió ayer las zonas de sed. Aseguró en Logroño que esta sequía afecta «más particularmente a las cuencas del Júcar y del Segura, en la cabecera del Tajo y en el Ebro», según informa Europa Press.
Que la situación es mala también en el norte de España lo confirmaba a Efe el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, José Luis Alonso: «Por desgracia, la sequía parece que está volviendo».
«En septiembre estuvimos contentos porque se registraron lluvias muy superiores a la media», explicaba, pero los tres meses siguientes han traído muy poca agua y han bajado también las reservas de nieve. Los embalses de esta cuenca están al 58,6% de su capacidad y tienen casi 400 hectómetros cúbicos de agua (el equivalente a 400 estadios como el Santiago Bernabéu) menos que la media.
En el análisis de la situación se refleja que, aunque las reservas se mantienen ligeramente por encima de los valores del pasado año hidrológico, es negativo el bajo nivel de agua que existe en la zona alta de la cabecera del Ebro, incluyendo el País Vasco. Según Alonso, el caudal que circula por estos lugares está «en mínimos».
«En estas cabeceras, el 50% de las estaciones de control está en uno de los 10 peores años de cada 100», destacó.
La Confederación ha tenido que tomar medidas de emergencia en la Noguera Ribagorzana, en Lérida y en Alava para garantizar los abastecimientos de Bilbao y Vitoria. Alonso no se atreve a asegurar que vaya a haber suficiente agua para el regadío.
Hasta ayer, en el Ministerio de Medio Ambiente habían sido muy cautelosos y nunca habían llegado a afirmar que este tercer año hidrológico de sequía por el que pasamos era peor que los anteriores. Y más teniendo en cuenta que el otoño (el segundo más lluvioso en tres lustros) no sólo hizo subir el nivel de los pantanos por encima de la media de la década, sino que también hizo pensar que la sequía se había ido para no volver.
El director general del Agua, Jaime Palop, siempre se había cuidado de advertir de que, aunque la situación era más favorable que antes, la sequía «todavía» era una realidad en las cuencas del Júcar y del Segura y en los embalses de cabecera del Tajo.
Narbona amplió ayer las zonas de sed. Aseguró en Logroño que esta sequía afecta «más particularmente a las cuencas del Júcar y del Segura, en la cabecera del Tajo y en el Ebro», según informa Europa Press.
Que la situación es mala también en el norte de España lo confirmaba a Efe el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, José Luis Alonso: «Por desgracia, la sequía parece que está volviendo».
«En septiembre estuvimos contentos porque se registraron lluvias muy superiores a la media», explicaba, pero los tres meses siguientes han traído muy poca agua y han bajado también las reservas de nieve. Los embalses de esta cuenca están al 58,6% de su capacidad y tienen casi 400 hectómetros cúbicos de agua (el equivalente a 400 estadios como el Santiago Bernabéu) menos que la media.
En el análisis de la situación se refleja que, aunque las reservas se mantienen ligeramente por encima de los valores del pasado año hidrológico, es negativo el bajo nivel de agua que existe en la zona alta de la cabecera del Ebro, incluyendo el País Vasco. Según Alonso, el caudal que circula por estos lugares está «en mínimos».
«En estas cabeceras, el 50% de las estaciones de control está en uno de los 10 peores años de cada 100», destacó.
La Confederación ha tenido que tomar medidas de emergencia en la Noguera Ribagorzana, en Lérida y en Alava para garantizar los abastecimientos de Bilbao y Vitoria. Alonso no se atreve a asegurar que vaya a haber suficiente agua para el regadío.