Regantes de Castellón pueden pedir agua del Ebro como los de Lérida

Wed, 17/01/2007

ABC

El singular caso del río Bergantes, que nace cerca de la localidad castellonense de Morella y desemboca en el Guadalope, también afluente del Ebro, sirve de ejemplo paradigmático en el debate semántico abierto entre «trasvases» y «transferencias» y la polémica suscitada por el desvío de aguas del río Segre al canal Segarra-Garrigues en tierras de Lérida.

En este sentido, cabe recordar que, técnicamente, un «trasvase» es cuando se desplaza agua de una cuenca hidrográfica a otra, siendo una «transferencia» cuando el líquido elemento se moviliza pero dentro de una misma cuenca hidrográfica. No obstante, el ciudadano de a pie tiende a utilizar los dos términos como sinónimos

Por tanto, si el canal Segarra-Garrigues -que pretende llevar agua del río Segre al campo leridano- no es un trasvase desde el punto de vista técnico al ser una reorganización hídrica dentro de la propia cuenca del Ebro, el caso del Bergantes debería de tener la misma consideración.

Caudal irregular

El río Bergantes, que discurre serpenteante entre las provincias de Castellón y Teruel, pertenece a la Cuenca Hidrográfica del Ebro aunque nazca y discurra en parte por la Comunidad Valenciana. La calidad de sus aguas es muy elevada, pero su caudal muy irregular, disminuido en los últimos tiempos por la pertinaz sequía que azota toda España en general y las tres provincias valencianas en concreto.

De hecho, su histórica capacidad ha ido disminuyendo progresivamente desde los tiempos en que llegó a aportar hasta 130 hectómetros cúbicos al año al Guadalope, lo que en su día significó un 39 por ciento de este sistema. En un horizonte más cercano, se constata que el río Bergantes ha aportado entre 2003 y 2006 una media de 44 hectómetros cúbicos al año al Ebro, de manera tan irregular como los 57 de 2003, los 66 de 2004, los 23 de 2005 y los 28 hm3 del pasado ejercicio. Es decir, en los últimos cuatro años, el río castellonense ha vertido al Ebro un total de 174 hectómetros cúbicos de agua, aprovechados por la Confederación Hidrográfica correspondiente.

Sea como fuere, el Ministerio de Medio Ambiente podría destinar estas cantidades de agua al norte de Castellón sin incumplir la derogación del trasvase del Ebro y, por tanto, sin encrespar los frágiles ánimos de sus compañeros de partido en Cataluña, el PSC, y sus aliados, ERC y IPC, debido a que se trataría de una transferencia hídrica, como la del río Segre con el Canal Segarra-Garrigues que tanto defiende el Gobierno central, por lo que no cabría enfado ni discusión alguna al respecto.

Clara nueva discriminación

La directora general de Regadíos e Infraestructuras Agrarias de la Generalitat, Emma Iranzo, declaró ayer a ABC que, con el incumplimiento del Plan Nacional de Regadíos por parte de la ministra de Medio Ambiente para realizar una transferencia hídrica del río Segre a tierras leridanas «se demuestra una clara y nueva discriminación hacia los agricultores de la Comunidad Valenciana».

En su opinión, «según las regiones de España, hay agricultores de primera y de segunda., pero los nuestros deben de ser de primera porque cumplen los requisitos de ahorro y buena gestión del agua».

Iranzo, quien recordó que el Plan Hidrológico Nacional y el Plan Nacional de Regadíos fijaban los «deberes» de cada uno y el «uso eficaz del agua», con la particularidad de que la Comunidad Valenciana sólo puede regar su superficie de cultivo consolidada, 115.000 hectáreas, sin tener derecho a nuevos regadíos, como otras comunidades. Eso sí, matizó la representante de la Generalitat, «con el complemento del trasvase del Ebro para la Comunidad y el resto de regiones del Mediterráneo», cuestión que se frustró al derogarse dicha aportación del río que atraviesa nueve autonomías.

Por todo ello, consideró «injusto» que los agricultores valencianos «cumpliendo sus deberes, como siempre lo han hecho porque aquí hay una «cultura del agua», no tengan el agua de calidad que necesitan».

«Nucleares del mar»

Por su parte, el consejero de Territorio y Vivienda, Esteban González Pons, afirmó que en los próximos días «se sabrán nuevas cosas de nuevas desaladoras que impresionarán tanto o más de lo que la de Torrevieja». Al respecto, consideró que «las que proyecta el Ministerio da la sensación de que son casi peores para el medioambiente valenciano que la desaladora de Torrevieja».

Sobre esta planta, recordó que «es la más grande del mundo destinada sólo a uso agrícola y la más grande del Mediterráneo», y a su juicio, «a nadie le gustaría tener en la Comunidad la central nuclear más grande de Europa, del Mediterráneo y la tercera más grande del mundo. Y lo que nos están poniendo en Torrevieja es la central nuclear del mar, es decir, la desaladora más grande del Mediterráneo, más grande de Europa y la tercera más grande del mundo», reiteró.