Un investigador jiennense desarrolla una desaladora solar sin paneles que reduce el tamaño de la salina hasta en un 80%
Tue, 29/04/2008
Un investigador jiennense ha desarrollado una desaladora solar sin paneles que, entre otras prestaciones, reduce el tamaño y la superficie de la salina hasta en un 80 por ciento, a través de un sistema de canales que, aprovechando la energía potencial del sol, produce aguas dulces y potables partiendo de aguas salobres y marinas, aguas duras, aguas residuales y contaminadas de cualquier tipo, como pueden ser las aguas procedentes de la industria textil, celulosas, azucareras, cárnicas, conserveras, almazaras, mineras o químicas.
Según explicó a Europa Press el citado investigador, Marcos Pinel Jiménez, la principal ventaja de esta desaladora es que no consume energía y que no deja residuos, como sí lo hacen otro tipo de desaladoras. Además, destacó que a través de este nuevo mecanismo, que desarrolló hace tres años y que tiene patentado, se puede convertir el agua salada en dulce en tan sólo 24 horas.
Este proyecto está siendo desarrollado por la empresa sevillana Plásticos Reforzados Torres S.L., quien desde el pasado mes de mayo está construyendo en sus instalaciones de la Roda de Andalucía (Sevilla) la primera desaladora solar de este tipo, para comercializarla posteriormente con todos aquellos ayuntamientos que deseen adquirirla. Si bien, según apuntó el gerente de esta empresa, Antonio Alfaro, será en verano cuando finalice la construcción de dicho prototipo, "destinado a zonas deprimidas con escasez de agua".
El diseño de esta estructura consiste en un canal general de poca profundidad y extensión media, capaz de transportar aguas salobres, marinas o de cualquier otro tipo, donde se almacena calor externo con calor radiado del fondo del canal, alcanzando temperaturas de entre 85 y 90 grados centígrados.
La suma de estas dos fuentes de calor hace que el líquido que se encuentra dentro de esta acción eleve su temperatura a los grados expresados, produciéndose la elevación de unos condensadores y por consiguiente la eliminación de los cloruros que quedan en el fondo del canal. "Una vez eliminados éstos, el agua es transportada por unos canales o tuberías al lugar de almacenamiento para posteriormente utilizarla en regadíos o incluso para beberla", matizó Pinel.
Asimismo, la cantidad de agua dulce tratada va en función de la temperatura de la zona y de la dimensión del canal general. Si bien, puede oscilar entre tres y cinco litros por metro cuadrado a la hora.
Además, en tiempo de lluvia, al estar los condensadores elevados, la desaladora recoge el 100 por cien de agua que será conducida a depósitos de almacenamiento o a balsas.
En lo que se refiere al coste de esta planta, el precio dependerá del caudal de agua que se quiera tratar. Así, desalar por ejemplo un metro cúbico de agua, --lo que supone 1.000 litros al día--, puede rondar los 20.000 euros al año.
DIFERENCIA CON LAS TRADICIONALES.
Según precisó este investigador jiennense, licenciado en Física, la desaladora solar no tiene membranas y no es necesario la cantidad de consumo eléctrico "tan elevado como en las tradicionales, ya que la poca energía que consume la produce ella misma con células foto-voltaicas". No obstante, indicó que "en el peor de los casos" se le podría aportar un dos o tres por ciento de la energía que consume una tradicional sobre todo en invierno, cuando el sol calienta menos.
"La producción de agua dulce en este sistema se produce de una forma completamente natural, por evaporación y condensación, como consecuencia del calor exterior y el calor radiantes que se aporta desde el fondo del canal principal", añadió Pinel, quien insistió en que este sistema es "la mejor solución para la descontaminación de efluentes, sean de la procedencia que sean, así como también para aquellos pueblos que no pueden desarrollar una agricultura por falta de agua".
Según explicó a Europa Press el citado investigador, Marcos Pinel Jiménez, la principal ventaja de esta desaladora es que no consume energía y que no deja residuos, como sí lo hacen otro tipo de desaladoras. Además, destacó que a través de este nuevo mecanismo, que desarrolló hace tres años y que tiene patentado, se puede convertir el agua salada en dulce en tan sólo 24 horas.
Este proyecto está siendo desarrollado por la empresa sevillana Plásticos Reforzados Torres S.L., quien desde el pasado mes de mayo está construyendo en sus instalaciones de la Roda de Andalucía (Sevilla) la primera desaladora solar de este tipo, para comercializarla posteriormente con todos aquellos ayuntamientos que deseen adquirirla. Si bien, según apuntó el gerente de esta empresa, Antonio Alfaro, será en verano cuando finalice la construcción de dicho prototipo, "destinado a zonas deprimidas con escasez de agua".
El diseño de esta estructura consiste en un canal general de poca profundidad y extensión media, capaz de transportar aguas salobres, marinas o de cualquier otro tipo, donde se almacena calor externo con calor radiado del fondo del canal, alcanzando temperaturas de entre 85 y 90 grados centígrados.
La suma de estas dos fuentes de calor hace que el líquido que se encuentra dentro de esta acción eleve su temperatura a los grados expresados, produciéndose la elevación de unos condensadores y por consiguiente la eliminación de los cloruros que quedan en el fondo del canal. "Una vez eliminados éstos, el agua es transportada por unos canales o tuberías al lugar de almacenamiento para posteriormente utilizarla en regadíos o incluso para beberla", matizó Pinel.
Asimismo, la cantidad de agua dulce tratada va en función de la temperatura de la zona y de la dimensión del canal general. Si bien, puede oscilar entre tres y cinco litros por metro cuadrado a la hora.
Además, en tiempo de lluvia, al estar los condensadores elevados, la desaladora recoge el 100 por cien de agua que será conducida a depósitos de almacenamiento o a balsas.
En lo que se refiere al coste de esta planta, el precio dependerá del caudal de agua que se quiera tratar. Así, desalar por ejemplo un metro cúbico de agua, --lo que supone 1.000 litros al día--, puede rondar los 20.000 euros al año.
DIFERENCIA CON LAS TRADICIONALES.
Según precisó este investigador jiennense, licenciado en Física, la desaladora solar no tiene membranas y no es necesario la cantidad de consumo eléctrico "tan elevado como en las tradicionales, ya que la poca energía que consume la produce ella misma con células foto-voltaicas". No obstante, indicó que "en el peor de los casos" se le podría aportar un dos o tres por ciento de la energía que consume una tradicional sobre todo en invierno, cuando el sol calienta menos.
"La producción de agua dulce en este sistema se produce de una forma completamente natural, por evaporación y condensación, como consecuencia del calor exterior y el calor radiantes que se aporta desde el fondo del canal principal", añadió Pinel, quien insistió en que este sistema es "la mejor solución para la descontaminación de efluentes, sean de la procedencia que sean, así como también para aquellos pueblos que no pueden desarrollar una agricultura por falta de agua".