Narbona promises more and cheaper water
Fri, 30/04/2004
MADRID.- Más agua por menos dinero, de mejor calidad y en cuatro años. Esta fue, en resumen, la oferta que la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, realizó a los presidentes de las comunidades valenciana y de Murcia, Francisco Camps y Ramón Luis Valcárcel respectivamente, como alternativa al trasvase del Ebro.La oferta tuvo lugar en el primer encuentro entre los políticos, ayer en Madrid.
Sin embargo, y sin margen de tiempo para estudiar a fondo los papeles que les acababa de entregar Narbona, Camps y Valcárcel rechazaron la oferta en comparecencias separadas.
«La paralización del trasvase es una agresión a la Comunidad Valenciana», declaró Camps. «No es una alternativa creíble, estoy muy decepcionado», dijo Valcárcel por su parte. Ambos presidentes avanzaron que acudirán a los tribunales.
En total, los planes comprometidos por la ministra de Medio Ambiente ante los presidentes autonómicos, y que serán llevados a Bruselas para lograr financiación comunitaria en las próximas semanas, implican gastos por valor de 2.209 millones de euros y dotarán de 634 hectómetros cúbicos a ambas regiones. La mitad surge de la desalación de agua de mar; la otra mitad, del ahorro, eficiencia, gestión y reutilización del agua. Aún quedaría por contemplar la revisión de las concesiones, que en el caso de la cuenca del Segura serían de 150 hectómetros cúbicos, según Narbona.
La ministra anunció que, junto al decreto que derogue el trasvase del Ebro -«que estará listo en el plazo de tres o cuatro semanas»-, se aprobará otro decreto de medidas urgentes que incluiría todos estos proyectos. «No es que queramos gobernar por decretazos, pero hay una urgencia real en presentar los planes para no perder la financiación comunitaria», señaló la ministra durante su doble comparecencia, tras reunirse con los presidentes autonómicos.
No obstante, Narbona declaró que, en el plazo de estas semanas, está previsto que José Luis Rodríguez Zapatero, reciba a los presidentes autonómicos. Ayer, ambos manifestaron su deseo de llevar sus reivindicaciones al presidente del Gobierno. También en este tiempo, Narbona quiere mantener el diálogo abierto con todas las partes, lo que implica también a Andalucía y a Cataluña.
La ministra ocupó gran parte de su intervención en dar argumentos para descartar el trasvase del Ebro del anterior Gobierno: «Existe falta de viabilidad financiera y de recursos». Y explicó que estaban infravalorados los costes del trasvase y, por tanto, del precio del agua que se tendría que cobrar a los usuarios, como indican las directivas europeas.
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Tres veces más de coste .
«El metro cúbico de agua trasvasada costaría 90 céntimos de media, es decir, tres veces más de lo que había estimado el Gobierno anterior», dijo la ministra. «Un precio difícilmente asumible por la agricultura», añadió.
Narbona también descartó que se pudieran trasvasar los 1.050 hectómetros cúbicos prometidos por problemas del delta, del propio río y de su falta de regulación. «Nunca se hubieran rebasado los 650 hectómetros cúbicos anuales. Y, además, faltaban por construir otros tres embalses de igual capacidad al de Azorín (cuenca del Júcar) para regular el agua trasvasada en su recorrido», añadió.
Frente a esos costes, Cristina Narbona señaló que en la depuradora de Carboneras (Almería), el coste del agua desalada es de 32 céntimos. La desalación, según los nuevos planes del Ministerio, es la mejor opción, y además la menos «incierta climáticamente» y la «más rápida de ejecutar» frente al trasvase, que «no estaría concluido hasta dentro de no menos de cinco o seis años».
«Nos ocuparemos del impacto de las emisiones que implica la desalación, y también de que la salmuera no cause daños», apuntó la ministra.
Sin embargo, el presidente murciano dijo que las desaladoras no tienen tanta vigencia en el tiempo como el trasvase: «En 10 o 15 años hay que renovarlas». «Y entonces ya no tendremos financiación comunitaria para hacerlo», añádió.
Para Valcárcel, la desalación es un buen complemento para cuando haya sequía y ponerlas en marcha, pero con la desalación no «cree en un futuro optimista para Murcia».
Por su parte, Camps, lanzó varias andanadas contra el plan propuesto por Narbona que, según el propio president, no había tenido la oportunidad de ver con detenimiento: «Un plan de desaladoras no es la solución. No hay alternativa al trasvase. Es un agravio de enorme calado político. Y, además, esas obras ya están en marcha y en el anexo del PHN».
La oferta de agua de Cristina Narbona a la Comunidad Valenciana es de 25 hectómetros cúbicos más de los previstos en el trasvase del Ebro, aunque fuentes de la Generalitat afirman que la ministra sumó dos veces 100 Hc3 en la cuenca del Segura. Sin embargo, en el caso murciano es de 156 hectómetros menos de los previstos en el mismo trasvase
Sin embargo, y sin margen de tiempo para estudiar a fondo los papeles que les acababa de entregar Narbona, Camps y Valcárcel rechazaron la oferta en comparecencias separadas.
«La paralización del trasvase es una agresión a la Comunidad Valenciana», declaró Camps. «No es una alternativa creíble, estoy muy decepcionado», dijo Valcárcel por su parte. Ambos presidentes avanzaron que acudirán a los tribunales.
En total, los planes comprometidos por la ministra de Medio Ambiente ante los presidentes autonómicos, y que serán llevados a Bruselas para lograr financiación comunitaria en las próximas semanas, implican gastos por valor de 2.209 millones de euros y dotarán de 634 hectómetros cúbicos a ambas regiones. La mitad surge de la desalación de agua de mar; la otra mitad, del ahorro, eficiencia, gestión y reutilización del agua. Aún quedaría por contemplar la revisión de las concesiones, que en el caso de la cuenca del Segura serían de 150 hectómetros cúbicos, según Narbona.
La ministra anunció que, junto al decreto que derogue el trasvase del Ebro -«que estará listo en el plazo de tres o cuatro semanas»-, se aprobará otro decreto de medidas urgentes que incluiría todos estos proyectos. «No es que queramos gobernar por decretazos, pero hay una urgencia real en presentar los planes para no perder la financiación comunitaria», señaló la ministra durante su doble comparecencia, tras reunirse con los presidentes autonómicos.
No obstante, Narbona declaró que, en el plazo de estas semanas, está previsto que José Luis Rodríguez Zapatero, reciba a los presidentes autonómicos. Ayer, ambos manifestaron su deseo de llevar sus reivindicaciones al presidente del Gobierno. También en este tiempo, Narbona quiere mantener el diálogo abierto con todas las partes, lo que implica también a Andalucía y a Cataluña.
La ministra ocupó gran parte de su intervención en dar argumentos para descartar el trasvase del Ebro del anterior Gobierno: «Existe falta de viabilidad financiera y de recursos». Y explicó que estaban infravalorados los costes del trasvase y, por tanto, del precio del agua que se tendría que cobrar a los usuarios, como indican las directivas europeas.
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Tres veces más de coste .
«El metro cúbico de agua trasvasada costaría 90 céntimos de media, es decir, tres veces más de lo que había estimado el Gobierno anterior», dijo la ministra. «Un precio difícilmente asumible por la agricultura», añadió.
Narbona también descartó que se pudieran trasvasar los 1.050 hectómetros cúbicos prometidos por problemas del delta, del propio río y de su falta de regulación. «Nunca se hubieran rebasado los 650 hectómetros cúbicos anuales. Y, además, faltaban por construir otros tres embalses de igual capacidad al de Azorín (cuenca del Júcar) para regular el agua trasvasada en su recorrido», añadió.
Frente a esos costes, Cristina Narbona señaló que en la depuradora de Carboneras (Almería), el coste del agua desalada es de 32 céntimos. La desalación, según los nuevos planes del Ministerio, es la mejor opción, y además la menos «incierta climáticamente» y la «más rápida de ejecutar» frente al trasvase, que «no estaría concluido hasta dentro de no menos de cinco o seis años».
«Nos ocuparemos del impacto de las emisiones que implica la desalación, y también de que la salmuera no cause daños», apuntó la ministra.
Sin embargo, el presidente murciano dijo que las desaladoras no tienen tanta vigencia en el tiempo como el trasvase: «En 10 o 15 años hay que renovarlas». «Y entonces ya no tendremos financiación comunitaria para hacerlo», añádió.
Para Valcárcel, la desalación es un buen complemento para cuando haya sequía y ponerlas en marcha, pero con la desalación no «cree en un futuro optimista para Murcia».
Por su parte, Camps, lanzó varias andanadas contra el plan propuesto por Narbona que, según el propio president, no había tenido la oportunidad de ver con detenimiento: «Un plan de desaladoras no es la solución. No hay alternativa al trasvase. Es un agravio de enorme calado político. Y, además, esas obras ya están en marcha y en el anexo del PHN».
La oferta de agua de Cristina Narbona a la Comunidad Valenciana es de 25 hectómetros cúbicos más de los previstos en el trasvase del Ebro, aunque fuentes de la Generalitat afirman que la ministra sumó dos veces 100 Hc3 en la cuenca del Segura. Sin embargo, en el caso murciano es de 156 hectómetros menos de los previstos en el mismo trasvase