Tajus Basin Council says the M-30 works will not be done without its permission
Tue, 04/05/2004
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), José María Macías, se encargó ayer de rebajar la «euforia» desatada en el Ayuntamiento por la decisión de la Comunidad de no someter la reforma de la M-30 a un estudio ambiental previo. Macías criticó esta decisión, aseguró que la autorización de la CHT sobre los tramos que afectan al Manzanares será «absolutamente vinculante» y dejó claro que si sus técnicos no dan el visto bueno al proyecto, las obras «no se harán». El proceso de análisis durará un mínimo de cuatro meses, demasiados para los planes de Gallardón.
Madrid- Con el visto bueno de la Comunidad para empezar las obras de la M-30 sin estudio de impacto ambiental ya en el bolsillo, al Ayuntamiento de la capital sólo le falta la autorización de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), ahora en manos socialistas, para meter las máquinas en los tramos del tercer cinturón que discurren junto al río Manzanares. La semana pasada, Pilar Martínez, concejal de Urbanismo, se mostró convencida de que este organismo no les causaría problemas e incluso dejó caer que la Casa de la Villa ya no necesita su permiso.Sin embargo, pese al optimismo de Martínez, parece que la CHT será un hueso duro de roer. El presidente de la Confederación, José María Macías, señaló ayer que la reforma diseñada por Alberto Ruiz-Gallardón de la M-30 debería haberse sometido a evaluación de impacto ambiental, lo que hubiera supuesto «una mejora del proyecto y, sobre todo, una mayor participación ciudadana». Macías señaló que la CHT está analizando el proyecto y se encuentra a la espera de recibir el informe del Consejo de Estado y las condiciones medioambientales impuestas por la Comunidad para iniciar el procedimiento que le compete y que tendrá carácter «vincu- lante». Respecto al dictamen del Consejo, el presidente consideró que «es una pena que no se haya aprovechado el momento de una actuación pública de tal envergadura para hacer el informe de impacto ambiental, pues supone una mejora de los proyectos y, sobre todo, que participen los ciudadanos», algo que, a su juicio, «distingue unas políticas de otras».1Instrucciones «políticas». «Si hubiera dependido de nosotros, hubiéramos hecho este requerimiento», sentenció Macías, quien avanzó que el pronunciamiento de la CHT, en base a las «instrucciones que tengo de mis superiores políticos», será «absolutamente riguroso y escrupuloso en el respeto a las competencias de cada institución y en defensa de los intereses públicos», informa Efe.Tras el análisis del proyecto municipal, la Confederación Hidrográfica del Tajo seguirá los dictados de la Ley de Aguas y se dirigirá al Gobierno regional para que, «oficialmente, nos haga traslado de todos los condicionantes medioambientales y de desarrollo de la obra que impone». Después se abrirá un periodo de información pública del proyecto en el que se recibirán las alegaciones de los ciudadanos, a los que Macías animó a que se presenten por tratarse de un tema «trascendente». Por último, la Confederación hará las alegaciones que estime oportunas, las remitirá al Ayuntamiento para su estudio y sólo entonces «se tomará la decisión pertinente», informa Efe.Todo este proceso, según el presidente, se prolongará «un mínimo de cuatro meses y un máximo que dependerá de la participación ciudadana». Demasiado tiempo para los planes municipales, aunque señaló que el procedimiento no debe interferir en el resto de las obras. La autorización del CHT «se dará en función de los condicionantes que imponga el río y será absolutamente vinculante» ya que, explicó, «la damos para poder ocupar o hacer obras en terreno de dominio público hidráulico». Macías quiso dejarlo todavía más claro: si la Confederación no da su autorización, los trabajos de soterramiento del tercer cinturón que atañen al río «no se pueden hacer», algo que «espero no se produzca, pues nuestro interés y el de todas las instituciones es intentar que el río sea un elemento más de la vida ciudadana». Hoy mismo se reunirán los técnicos de la CHT y de la Casa de la Villa para acercar posturas.
El Manzanares cumple.
En cuanto a la situación del río Manzanares, Macías aseguró que, lejos de una «catástrofe ambiental», en estos momentos «cumple la normativa que exige el Plan Hidrológico del Tajo», aunque necesita de aliviaderos de tormenta que impidan que la suciedad llegue al río. Algo que, aseguró, «ya se incluye en el proyecto de la M-30» además del cambio de colectores. El presidente de la CHT avanzó que la UE está en fase de declarar casi toda la parte del Tajo como «zona sensible», lo que dará un plazo de siete años para adaptar todas las depuradoras y las actuaciones que se hagan en el río a unos estándares de calidad más exigentes. Así, «la CHT va a endurecer la normativa con un plan de calidad para toda la cuenca del Tajo», afirmó.
Madrid- Con el visto bueno de la Comunidad para empezar las obras de la M-30 sin estudio de impacto ambiental ya en el bolsillo, al Ayuntamiento de la capital sólo le falta la autorización de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), ahora en manos socialistas, para meter las máquinas en los tramos del tercer cinturón que discurren junto al río Manzanares. La semana pasada, Pilar Martínez, concejal de Urbanismo, se mostró convencida de que este organismo no les causaría problemas e incluso dejó caer que la Casa de la Villa ya no necesita su permiso.Sin embargo, pese al optimismo de Martínez, parece que la CHT será un hueso duro de roer. El presidente de la Confederación, José María Macías, señaló ayer que la reforma diseñada por Alberto Ruiz-Gallardón de la M-30 debería haberse sometido a evaluación de impacto ambiental, lo que hubiera supuesto «una mejora del proyecto y, sobre todo, una mayor participación ciudadana». Macías señaló que la CHT está analizando el proyecto y se encuentra a la espera de recibir el informe del Consejo de Estado y las condiciones medioambientales impuestas por la Comunidad para iniciar el procedimiento que le compete y que tendrá carácter «vincu- lante». Respecto al dictamen del Consejo, el presidente consideró que «es una pena que no se haya aprovechado el momento de una actuación pública de tal envergadura para hacer el informe de impacto ambiental, pues supone una mejora de los proyectos y, sobre todo, que participen los ciudadanos», algo que, a su juicio, «distingue unas políticas de otras».1Instrucciones «políticas». «Si hubiera dependido de nosotros, hubiéramos hecho este requerimiento», sentenció Macías, quien avanzó que el pronunciamiento de la CHT, en base a las «instrucciones que tengo de mis superiores políticos», será «absolutamente riguroso y escrupuloso en el respeto a las competencias de cada institución y en defensa de los intereses públicos», informa Efe.Tras el análisis del proyecto municipal, la Confederación Hidrográfica del Tajo seguirá los dictados de la Ley de Aguas y se dirigirá al Gobierno regional para que, «oficialmente, nos haga traslado de todos los condicionantes medioambientales y de desarrollo de la obra que impone». Después se abrirá un periodo de información pública del proyecto en el que se recibirán las alegaciones de los ciudadanos, a los que Macías animó a que se presenten por tratarse de un tema «trascendente». Por último, la Confederación hará las alegaciones que estime oportunas, las remitirá al Ayuntamiento para su estudio y sólo entonces «se tomará la decisión pertinente», informa Efe.Todo este proceso, según el presidente, se prolongará «un mínimo de cuatro meses y un máximo que dependerá de la participación ciudadana». Demasiado tiempo para los planes municipales, aunque señaló que el procedimiento no debe interferir en el resto de las obras. La autorización del CHT «se dará en función de los condicionantes que imponga el río y será absolutamente vinculante» ya que, explicó, «la damos para poder ocupar o hacer obras en terreno de dominio público hidráulico». Macías quiso dejarlo todavía más claro: si la Confederación no da su autorización, los trabajos de soterramiento del tercer cinturón que atañen al río «no se pueden hacer», algo que «espero no se produzca, pues nuestro interés y el de todas las instituciones es intentar que el río sea un elemento más de la vida ciudadana». Hoy mismo se reunirán los técnicos de la CHT y de la Casa de la Villa para acercar posturas.
El Manzanares cumple.
En cuanto a la situación del río Manzanares, Macías aseguró que, lejos de una «catástrofe ambiental», en estos momentos «cumple la normativa que exige el Plan Hidrológico del Tajo», aunque necesita de aliviaderos de tormenta que impidan que la suciedad llegue al río. Algo que, aseguró, «ya se incluye en el proyecto de la M-30» además del cambio de colectores. El presidente de la CHT avanzó que la UE está en fase de declarar casi toda la parte del Tajo como «zona sensible», lo que dará un plazo de siete años para adaptar todas las depuradoras y las actuaciones que se hagan en el río a unos estándares de calidad más exigentes. Así, «la CHT va a endurecer la normativa con un plan de calidad para toda la cuenca del Tajo», afirmó.