A technical report questions the irrigation policy of Provincal Council

Sun, 16/05/2004

Deia

Los criterios que rigen la política de regadíos de la Diputación alavesa no son los más adecuados. Así lo afirman las conclusiones de un informe elaborado por un grupo de expertos de reconocido prestigio académico estatal e internacional. El estudio en cuestión, al que ha tenido acceso DEIA, plantea la necesidad de redimensionar el modelo actual hasta encajarlo en los límites que marca la sostenibilidad de los ecosistemas. Bajo dichos parámetros, los planes de infraestructuras de regadíos previstos, sobre todo, para las comarcas de Rioja Alavesa y Valles -basados en una gran subvención pública-, con sus respectivos trasvases de recursos hídricos desde otras zonas, quedan en entredicho. Todo ello, a juicio de los autores del informe, denominado Directrices para un plan estratégico de gestión de aguas en Álava, no cumple con los postulados de las Directrices Marco del Agua (DMA) de la UE. Éstas abogan por estrategias de gestión de la demanda de agua, el ahorro, el incremento de la eficiencia y la conservación de las cuencas de los ríos, evitando sus trasvases. El estudio, realizado con la colaboración de unas 60 personas vinculadas con universidades estatales e internacionales, fue contratado por la propia Diputación Foral de Álava a través de un concurso público. La adjudicación del mismo recayó finalmente en Germán Bastida que, a su vez, se lo encargó a la Fundación Nueva Cultura del Agua. Ésta entregó el resultado de su exhaustiva investigación al ente foral en diciembre de 2002. Sin embargo, el Gabinete liderado por el popular Ramón Rabanera aún no ha hecho públicas las conclusiones que cuestionan el Plan de Regadíos de Álava. Éste apuesta por generalizar en los próximos años la extensión del riego a 38.000 hectáreas, aproximadamente, con fuertes inversiones públicas en infraestructuras (más de 16 millones de euros), con la construcción de balsas y de una gran tubería para trasvasar caudales desde ríos como el Inglares o el Bayas -ya explotados- hacia cuencas que están a decenas de kilómetros, en Rioja o Valles. Este modelo plantea que la Administración pública financie hasta el 100% de la llamada red básica. Con ello, al regante le sale muy barato el agua que consume, por debajo de su coste real, que deviene de la suma de los gastos en infraestructuras y en el transporte.Sea como fuere, las 21 propuestas que devienen del estudio indican la necesidad de establecer un tiempo de reflexión de al menos tres años «respecto a la construcción de grandes infraestructuras de regadíos que puedan generar impactos irreversibles». Allí donde sea necesarioEn este punto, los redactores del análisis explican que la Administración «no debe limitarse al regadío como única alternativa» para el desarrollo agrícola. A su juicio, el riego debería extenderse sólo a aquellas zonas «donde realmente sea necesario», y no hacerlo de forma generalizada a comarcas enteras. Al respecto, la Fundación Nueva Cultura del Agua apuesta por priorizar la financiación sobre proyectos de regadíos en las comarcas más empobrecidas, fomentando la recuperación del coste real del consumo del agua. Fuentes cercanas al estudio certifican que los planes ideados al respecto para Rioja Alavesa no deberían ser prioritarios. Incluso, apuntan a que los previstos para los Valles comenzarán por la zona que menos agua necesita. Además, las mismas fuentes señalan que otras opciones de riego, basadas en captaciones del Ebro y de balsas llenadas con el agua de escorrenterías de la Sierra de Cantabria, podría ser «hasta 5 veces más barata que la prevista» para Rioja alavesa. El estudio insta a centrar las inversiones, «exclusivamente», sobre explotaciones familiares. Esta sugerencia pasa por desechar los actuales criterios productivistas frente a una agricultura basada en la calidad ecológica. También sugiere no desterran los cultivos de secano que sean rentables e incluir un Plan para su desarrollo. Además, apoyan otras prácticas como actividades agro forestales y ganaderas, el turismo rural o la artesanía. A la vez, señalan al cooperativismo como fórmula gestionar mejor los recursos