Problems in five dams of Júcar basin

Sat, 26/06/2004

Levante

Ni la CHJ ni el ministerio anuncian si agilizarán la conclusión de los planes de emergencia

M. Josep Picó, Valencia

Al menos cinco embalses de la cuenca hidrográfica del Júcar -Contreras, Arenós, Algar, Loriguilla y Tous- arrastran problemas estructurales o la falta de elementos mecánicos fundamentales, mientras que la totalidad de las presas carece de planes de emergencia, obligados por la directriz estatal de Riesgo de Inundaciones dictada en 1995. Ni la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ni el Ministerio de Medio Ambiente quisieron pronunciarse ayer sobre una posible agilización de la conclusión de estos documentos Ñla mayoría en fase de redacciónÑ tras el suceso de El Naranjero. El organismo de cuenca, además, tampoco realizó declaraciones sobre el accidente en el complejo de Cortes II del pasado miércoles.

El embalse de Contreras nunca ha podido llenarse a más del 50% de su capacidad debido a que una de sus dos presas, la del Collado, presenta problemas de estabilidad desde su construcción. Desde los años ochenta del siglo pasado se estudia si interesa consolidar la ladera o renunciar definitivamente a la mitad de volumen del pantano.

A principios de la década de los noventa se detectó un posible deslizamiento de una ladera del embalse de Arenós, en el Millars, que podía causar un desplazamiento de entre 200.000 y 15.000.000 de metros cúbicos de tierras, por ello, se decidió no acumular más de 65 hectómetros cúbicos, cuando en la infraestructura caben 120. La actuación todavía no está decidida y el nuevo presidente de la CHJ, Juan José Moragues, ha acelerado los análisis para poder intervenir antes de que finalice 2004.

Los pantanos de Loriguilla y Tous tienen deficiencias de filtraciones, mientras que la presa de Algar todavía no ha sido dotada de las compuertas que permitirán almacenar caudal. Entre las incidencias más destacables en las infraestructuras hidráulicas del Júcar se encuentran la rotura de la presa de Tous de 1982 y las grietas que sufrió la de María Cristina por las lluvias torrenciales de 2000