To expand irrigated areas isn't a solution, say experts
Tue, 13/07/2004
El Libro Blanco del Agua de Aragón advierte de que la creación de nuevos regadíos "no es ya la gran solución" para la comunidad, y aboga por centrar los esfuerzos en la mejora de los sistemas ya existentes. Aunque el texto no rechaza posibles extensiones de las áreas de riego, considera que el futuro pasa por consolidar las que están en marcha.
El citado documento ha sido la piedra de arranque para la realización del primer borrador de las Bases de la Política del Agua en Aragón, llamadas a rehacer el acuerdo hidráulico en la comunidad. Dichas Bases --encargadas por el Ejecutivo autónomo a través del Instituto Aragonés del Agua (IAA)-- se debaten en la actualidad.
Ambos documentos dedican amplios apartados al análisis de los regadíos aragoneses, aunque el Libro Blanco plantea un estudio más general. Y es claro respecto a los objetivos que deberían ser prioritarios en un momento como el actual: "La transformación de secanos en regadío no es ya la gran solución para Aragón ni para ninguna otra comunidad autónoma". Y añade: "La cosas evolucionan y cambian".
RAZONES DE PESO Entre los argumentos expuestos, el documento subraya que si bien "la bondad del aprovechamiento del agua para los usos agrarios" ha provocado consenso político y social "durante decenios", ahora esa unanimidad "se resquebraja y se empiezan a escuchar voces y opiniones críticas con las políticas expansivas en esta materia".
Indica también el texto que este hecho "ha desconcertado a los agricultores aragoneses" y recuerda las "enormes dificultades para justificar la construcción de nuevos grandes embalses". Al mismo tiempo, resalta que el regadío ha permitido estabilizar la población rural y diversificar el sector agroindustrial.
En ese contexto, insiste en que el "futuro" de los regadíos de Aragón "pasa por la conservación y mejora" de los usos agrícolas existentes. Y concluye: "De ahí que el principal objetivo hoy en esta materia no sea poner en marcha nuevos regadíos, sino mejorar y consolidar los actuales". Aunque, advierte, "sin que ello implique renuncia alguna a su extensión". Un cambio de filosofía "radical" y "nuevas expectativas".
Las nuevas orientaciones --recogidas, como apunta el Libro Blanco-- en el Plan Nacional de Regadíos (PNR), priorizan la modernización y no ven conveniente la extensión de zonas de riego en los grandes sistemas, sino que defienden "un crecimiento moderado" en las áreas donde ya hay planes de transformación. De hecho, hasta el horizonte 2008, el PNR prevé modernizar la mitad de los regadíos consolidados que tienen en la actualidad problemas de sostenibilidad.
Estas teorías contrastan con las posturas de quienes no renuncian a crear nuevas extensiones de regadío después del 2008, previstas en los planes originales y postergadas a años posteriores
El citado documento ha sido la piedra de arranque para la realización del primer borrador de las Bases de la Política del Agua en Aragón, llamadas a rehacer el acuerdo hidráulico en la comunidad. Dichas Bases --encargadas por el Ejecutivo autónomo a través del Instituto Aragonés del Agua (IAA)-- se debaten en la actualidad.
Ambos documentos dedican amplios apartados al análisis de los regadíos aragoneses, aunque el Libro Blanco plantea un estudio más general. Y es claro respecto a los objetivos que deberían ser prioritarios en un momento como el actual: "La transformación de secanos en regadío no es ya la gran solución para Aragón ni para ninguna otra comunidad autónoma". Y añade: "La cosas evolucionan y cambian".
RAZONES DE PESO Entre los argumentos expuestos, el documento subraya que si bien "la bondad del aprovechamiento del agua para los usos agrarios" ha provocado consenso político y social "durante decenios", ahora esa unanimidad "se resquebraja y se empiezan a escuchar voces y opiniones críticas con las políticas expansivas en esta materia".
Indica también el texto que este hecho "ha desconcertado a los agricultores aragoneses" y recuerda las "enormes dificultades para justificar la construcción de nuevos grandes embalses". Al mismo tiempo, resalta que el regadío ha permitido estabilizar la población rural y diversificar el sector agroindustrial.
En ese contexto, insiste en que el "futuro" de los regadíos de Aragón "pasa por la conservación y mejora" de los usos agrícolas existentes. Y concluye: "De ahí que el principal objetivo hoy en esta materia no sea poner en marcha nuevos regadíos, sino mejorar y consolidar los actuales". Aunque, advierte, "sin que ello implique renuncia alguna a su extensión". Un cambio de filosofía "radical" y "nuevas expectativas".
Las nuevas orientaciones --recogidas, como apunta el Libro Blanco-- en el Plan Nacional de Regadíos (PNR), priorizan la modernización y no ven conveniente la extensión de zonas de riego en los grandes sistemas, sino que defienden "un crecimiento moderado" en las áreas donde ya hay planes de transformación. De hecho, hasta el horizonte 2008, el PNR prevé modernizar la mitad de los regadíos consolidados que tienen en la actualidad problemas de sostenibilidad.
Estas teorías contrastan con las posturas de quienes no renuncian a crear nuevas extensiones de regadío después del 2008, previstas en los planes originales y postergadas a años posteriores