A hundred million cubic metres which arouse passions
Sat, 21/08/2004
La Opinión. El Correo de Zamora
En el año 1917 aparece un proyecto para aprovechar las aguas del río Cabril en "Aguas Cernidas", pero es a partir de 1930 cuando la Confederación Hidrográfica del Duero contempla un embalse en el Lago y, a partir de 1942, cuando las sociedades presentan los verdaderos proyectos hidroeléctricos para la zona.
J. A. García
El Lago de Sanabria comenzó formar parte de los Planes de Aprovechamiento de la Cuenca del Duero a partir del año 1930. Este embalse, junto con otros de la cuenca del Tera, sería destinados a la producción energética y al regadío de más de «27.000 hectáreas». Abrió el camino de los proyectos hidroeléctricos en la sierra el ingeniero José Alfaro, en Aguas Cernidas y en el año 1917; y le siguió Angel Jiménez Palma, que solicitó aprovechamientos por encima y por debajo del Lago en 1942. A los pocos meses se desató la pasión por el cuenco. Al ruedo entraron las sociedades hidroeléctricas de mayor peso que se disputaron en competencia el Lago y devoraron las ilusiones de los particulares.
Galende.- La riqueza de lagunas, la proliferación de regatos y las extraordinarias escorrentías que resbalan precipitadas por las vaguadas de la sierra sanabresa pronto despertaron el interés de los desvelados por el extraordinario mundo de la energía eléctrica en un país de penumbras. Gentes pioneras, por lo general inquietas, instintivas y tiradas hacia adelante.
El Salto de "Aguas Cernidas", en el término de Terroso, aparece como uno de los primeros proyectos presentados para aprovechar las aguas emanadas en la sierra, donde no es fácil apuntar un manantial como origen de los ríos.
El ingeniero José Alonso observó que los caudales del "Nacedero" adquirían volumen suficiente para ser aprovechados con fines hidroeléctricos una vez despeñados en la cascada del Cabril.
Corría el año 1917, cuando el Lago de Sanabria era propiedad y disfrute de la marquesa de Villachica.
José Alonso resaltaba la importancia del salto de "Aguas Cernidas" señalando, en su justificación, que «son tan conocidas las ventajas y múltiples aplicaciones de la energía eléctrica, que juzgamos inútil encarecer su importancia, máxime tratándose de España, que produciendo actualmente menos carbón del que se necesita para su industria, es de mayor interés contribuir a llenar ese déficit utilizando las fuerzas naturales de que afortunadamente está dotada con relativa abundancia».
Los aforos realizados en el mes de junio de 1917 daban un caudal medio de 2.733 litros por segundo. Hace mención, además, a «antecedentes recogidos de los vecinos», que unidos a sus comprobaciones le permitían «admitir como caudal mínimo de 1.800 a 2.000 litros por segundo, y durante la mayor parte del año superior a 3.000 l/s».
No estando entonces de moda los caudales ecológicos, el proyectista solicita todo el volumen de agua, «3.000 l/s cuando el río lleve este caudal o uno superior, y toda la del río cuando no alcance la expresada cantidad».
La presa, de tres metros de altura, «sería construida sobre el lecho del río, unos 880 metros aguas arriba de la confluencia con el río Cabril del reguero de La Peña. Dicha presa permitiría la derivación de las aguas por un canal y también «servirá de vertedero para dar paso al agua sobrante no derivada por el canal». De este modo, la presa es al mismo tiempo vertedero de superficie por donde escapará todo el agua no asumido por el canal.
Para José Alonso «dada la poca altura de la presa, puede decirse que lo único importante en ella es la fundación».
En diez renglones deja expuesto la forma de hacerlo. «Se empezará por limpiar bien el lecho del río hasta encontrar la roca de asiento, saneándole con cuidado si presentase alguna grieta por la que pudiera escaparse el agua, procediéndose después a extender una bancada de hormigón rico en cemento de fraguado lento, haciendo entren en él 350 kilogramos por metro cúbico. Esta bancada basta con que llegue hasta enrascar con el lecho actual del río y sobre ella se alzará el cuerpo de la presa, que será de mampostería hidráulica, excepto en la coronación que llevará una hilada de sillería. En la parte de aguas abajo se prolongará la fundación de la presa con un buen zampeado para evitar socavones».
En este caso, para la construcción de la presa se ha seguido el procedimiento de Bellet. En la margen derecha iría la toma de agua y la compuerta tendría una anchura de 1,30 por 1,60 de alto con capacidad para acoger 5,05 metros cúbicos por segundo. El canal tendría una longitud de 371 metros. Al final de canalizo iría un depósito del cual arrancaría la tubería, de 668 metros de longitud y de un metro de diámetro, de bajada a la turbina.
El salto «útil» de este proyecto es de 316,89 metros lo que daría una «potencia máxima aprovechable de 8.550 caballos».
La Casa de Máquinas sería un edificio de catorce metros de largo por siete de ancho y seis de alto. En dicho informe aún está por descifrar «la casa constructora» y tampoco se dan detalles sobre los transformadores «porque la elección de la tensión depende de la distancia a la que haya de transportarse la energía».
El presupuesto del salto de "Aguas Cernidas" ascendía a la cantidad de 157.108,64 pesetas, repartidos entre 3.422,74 de la presa, 16.530,80 del canal de derivación, 3.165,10 del depósito de extremidad, 122.000 de la tubería y 12.000 de la casa de máquinas y canal de desagüe.
Este proyecto hidroeléctrico quedó en agua de borrajas, pero abrió los ojos a otros pioneros sobre las posibilidades energéticas de la sierra sanabresa, con muy especial atisbo, a la cuenca alta del Tera, y en concreto el Lago de Sanabria.
Hoy día, el caudal de Aguas Cernidas es repartido, con mucho celo, entre las poblaciones de Terroso, San Martín de Terroso y Requejo. El primer reparto se hace a ojos vistas de la cascada, el segundo en "La Vitola", una peculiar construcción que secciona la corriente por medio de dos bocanas.
Puesta la mirada en la cuenca del Tera, -la del Duero se repartió en 1926, después de una ardua batalla de veinte años, a favor de Saltos Hidroeléctricos del Duero y Portugal- fue a partir de la década de 1940 cuando el aprovechamiento hidroeléctrico adquirió verdadera pasión de particulares y empresas, y cuando existió la firme voluntad de construir embalses.
La tanda de peticiones de embalses comenzó de la inquietud del vecino de Madrid, Angel Jiménez Palma. El 28 de enero de 1942 solicita «el aprovechamiento integral de la cuenca del río Tera. 2.000 litros por segundo en el Tera, 1.000 litros por segundo en el río Segundera y 1.000 litros por segundo en la Laguna Cárdena. Irían radicados en Porto, San Martín de Castañeda y Ribadelago, y todos ellos con fines industriales.
Con las aportaciones del Tera se construía el salto "Moncalvo", y con las aguas del río Secundera y Laguna de Cárdena el salto "Cabril".
La presa de "Moncalvo" tenía una longitud de 130 metros, la coronación estaba en la cota 1.489 metros y se proyectaba construirla con fábrica de sillería, «de grandes dimensiones» ,y mampostería.
En el estribo derecho de la presa arrancaba el canal, con una longitud de 5.520 metros. La tubería recorría un trazado de 1.250 metros con un desnivel de 457 metros y la casa de máquinas, de planta rectangular, tenía unas dimensiones de 19 por 9,50 metros. El proyecto contempla una potencia instalada de 10.000 caballos.
Por lo que respecta al salto "Cabril", su coronación estaba a una altura de 1.560 metros y la Casa de Máquinas se acogía «en el mismo edificio donde se alojan los aparatos del salto "Moncalvo", en la planta baja, donde estaba previsto instalar una potencia de 12.000 caballos.
El 25 de abril de 1942 Angel Jiménez Palma, solicitó de nuevo a la Jefatura de Aguas de la Cuenca del Duero el aprovechamiento de 10.000 litros de agua por segundo «para usos industriales». Las obras serían radicadas en el término de Galende. En junio de 1942 Angel Jiménez ya presentó el proyecto original, firmado por el ingeniero Alfonso García Frías.
La presa quedaba emplazada aguas abajo de la confluencia del río Forcadura con el Tera, «a distancia prudencial del puente de la carretera de Puebla de Sanabria a la estación de Sobradelo, la necesaria para que combinada en la altitud de la coronación de la presa haya la seguridad de que el correspondiente remanso no llega al puente».
La presa, cuya coronación estaría a los 991 metros, tendría una altura de once metros sobre los cimientos. El canal recorría 6.190 metros y exigía tres túneles, la tubería 420 metros y la Casa de máquinas sería de 19 por 9,50 metros.
Cuando los proyectos de Jiménez Palma andaban por los despachos entraron en acción, dispuestas a llevarse el pastel, las sociedades hidroeléctricas de más empuje en la zona norte del país.
El 20 de febrero de 1943 "Ideam, S. A." presentó la solicitud de un aprovechamiento, que comprendía tres saltos, uno de ellos de recrecimiento del Lago de Sanabria.
Al proyecto de competencia entró a las pocas fechas la Sociedad Hispano-Portuguesa de Transportes Eléctricos "Saltos del Duero", que con un poder y un ímpetu hecho a todas las magnitudes, presentó un proyecto que superaba todas las capacidades.
Y también apareció "Hidroeléctrica Moncabril", con todo un aprovechamiento para las lagunas y la parte alta del Tera, concesión que le fue otorgada por Orden Ministerial de 23 de marzo de 1943. Los proyectos de las sociedades barrieron del ilusiones de los particulares.
La Laguna de San Martín, integrada en el Plan General de Aprovechamientos del Duero de 1930
El Plan General de Aprovechamientos de la Cuenca del Duero de 1930 ya contempla la construcción de un embalse en el Lago de Sanabria. El destino sería para el regadío y la producción de energía eléctrica.
Este embalse, junto con otros proyectados en los ríos Tera, Negro, Voltorno y Valdaya, que sumaban un volumen superior a los 187 millones de metros cúbicos, regarían un total de 27.150 hectáreas. De nuevo en el Plan de Obras Hidráulicas redactado en el año 1934, donde todas las aspiraciones eran conseguir los máximos depósitos de agua, vuelve a aparecer la construcción de un embalse en el Lago, siempre llamado Laguna de San Martín de Castañeda. Según se precisa, «los tanteos con una presa de 25 metros de altura permitirían conseguir un embalse de 109 millones de metros cúbicos».
La energía eléctrica destacaba entonces como uno de los productos más revolucionarios y demandados, de modo que toda capacidad de agua almacenada era poca. La construcción del mayúsculo embalse de Ricobayo no bastaba y había abierto boca a la regulación. «El estudio de la cuenca del río Esla pone de manifiesto que, tal vez, el Lago llamado de San Martín de Castañeda es el que mejor se presta a formar un embalse para aumentar la capacidad de producción del Salto del Esla» argumentaban los promotores de embalses
J. A. García
El Lago de Sanabria comenzó formar parte de los Planes de Aprovechamiento de la Cuenca del Duero a partir del año 1930. Este embalse, junto con otros de la cuenca del Tera, sería destinados a la producción energética y al regadío de más de «27.000 hectáreas». Abrió el camino de los proyectos hidroeléctricos en la sierra el ingeniero José Alfaro, en Aguas Cernidas y en el año 1917; y le siguió Angel Jiménez Palma, que solicitó aprovechamientos por encima y por debajo del Lago en 1942. A los pocos meses se desató la pasión por el cuenco. Al ruedo entraron las sociedades hidroeléctricas de mayor peso que se disputaron en competencia el Lago y devoraron las ilusiones de los particulares.
Galende.- La riqueza de lagunas, la proliferación de regatos y las extraordinarias escorrentías que resbalan precipitadas por las vaguadas de la sierra sanabresa pronto despertaron el interés de los desvelados por el extraordinario mundo de la energía eléctrica en un país de penumbras. Gentes pioneras, por lo general inquietas, instintivas y tiradas hacia adelante.
El Salto de "Aguas Cernidas", en el término de Terroso, aparece como uno de los primeros proyectos presentados para aprovechar las aguas emanadas en la sierra, donde no es fácil apuntar un manantial como origen de los ríos.
El ingeniero José Alonso observó que los caudales del "Nacedero" adquirían volumen suficiente para ser aprovechados con fines hidroeléctricos una vez despeñados en la cascada del Cabril.
Corría el año 1917, cuando el Lago de Sanabria era propiedad y disfrute de la marquesa de Villachica.
José Alonso resaltaba la importancia del salto de "Aguas Cernidas" señalando, en su justificación, que «son tan conocidas las ventajas y múltiples aplicaciones de la energía eléctrica, que juzgamos inútil encarecer su importancia, máxime tratándose de España, que produciendo actualmente menos carbón del que se necesita para su industria, es de mayor interés contribuir a llenar ese déficit utilizando las fuerzas naturales de que afortunadamente está dotada con relativa abundancia».
Los aforos realizados en el mes de junio de 1917 daban un caudal medio de 2.733 litros por segundo. Hace mención, además, a «antecedentes recogidos de los vecinos», que unidos a sus comprobaciones le permitían «admitir como caudal mínimo de 1.800 a 2.000 litros por segundo, y durante la mayor parte del año superior a 3.000 l/s».
No estando entonces de moda los caudales ecológicos, el proyectista solicita todo el volumen de agua, «3.000 l/s cuando el río lleve este caudal o uno superior, y toda la del río cuando no alcance la expresada cantidad».
La presa, de tres metros de altura, «sería construida sobre el lecho del río, unos 880 metros aguas arriba de la confluencia con el río Cabril del reguero de La Peña. Dicha presa permitiría la derivación de las aguas por un canal y también «servirá de vertedero para dar paso al agua sobrante no derivada por el canal». De este modo, la presa es al mismo tiempo vertedero de superficie por donde escapará todo el agua no asumido por el canal.
Para José Alonso «dada la poca altura de la presa, puede decirse que lo único importante en ella es la fundación».
En diez renglones deja expuesto la forma de hacerlo. «Se empezará por limpiar bien el lecho del río hasta encontrar la roca de asiento, saneándole con cuidado si presentase alguna grieta por la que pudiera escaparse el agua, procediéndose después a extender una bancada de hormigón rico en cemento de fraguado lento, haciendo entren en él 350 kilogramos por metro cúbico. Esta bancada basta con que llegue hasta enrascar con el lecho actual del río y sobre ella se alzará el cuerpo de la presa, que será de mampostería hidráulica, excepto en la coronación que llevará una hilada de sillería. En la parte de aguas abajo se prolongará la fundación de la presa con un buen zampeado para evitar socavones».
En este caso, para la construcción de la presa se ha seguido el procedimiento de Bellet. En la margen derecha iría la toma de agua y la compuerta tendría una anchura de 1,30 por 1,60 de alto con capacidad para acoger 5,05 metros cúbicos por segundo. El canal tendría una longitud de 371 metros. Al final de canalizo iría un depósito del cual arrancaría la tubería, de 668 metros de longitud y de un metro de diámetro, de bajada a la turbina.
El salto «útil» de este proyecto es de 316,89 metros lo que daría una «potencia máxima aprovechable de 8.550 caballos».
La Casa de Máquinas sería un edificio de catorce metros de largo por siete de ancho y seis de alto. En dicho informe aún está por descifrar «la casa constructora» y tampoco se dan detalles sobre los transformadores «porque la elección de la tensión depende de la distancia a la que haya de transportarse la energía».
El presupuesto del salto de "Aguas Cernidas" ascendía a la cantidad de 157.108,64 pesetas, repartidos entre 3.422,74 de la presa, 16.530,80 del canal de derivación, 3.165,10 del depósito de extremidad, 122.000 de la tubería y 12.000 de la casa de máquinas y canal de desagüe.
Este proyecto hidroeléctrico quedó en agua de borrajas, pero abrió los ojos a otros pioneros sobre las posibilidades energéticas de la sierra sanabresa, con muy especial atisbo, a la cuenca alta del Tera, y en concreto el Lago de Sanabria.
Hoy día, el caudal de Aguas Cernidas es repartido, con mucho celo, entre las poblaciones de Terroso, San Martín de Terroso y Requejo. El primer reparto se hace a ojos vistas de la cascada, el segundo en "La Vitola", una peculiar construcción que secciona la corriente por medio de dos bocanas.
Puesta la mirada en la cuenca del Tera, -la del Duero se repartió en 1926, después de una ardua batalla de veinte años, a favor de Saltos Hidroeléctricos del Duero y Portugal- fue a partir de la década de 1940 cuando el aprovechamiento hidroeléctrico adquirió verdadera pasión de particulares y empresas, y cuando existió la firme voluntad de construir embalses.
La tanda de peticiones de embalses comenzó de la inquietud del vecino de Madrid, Angel Jiménez Palma. El 28 de enero de 1942 solicita «el aprovechamiento integral de la cuenca del río Tera. 2.000 litros por segundo en el Tera, 1.000 litros por segundo en el río Segundera y 1.000 litros por segundo en la Laguna Cárdena. Irían radicados en Porto, San Martín de Castañeda y Ribadelago, y todos ellos con fines industriales.
Con las aportaciones del Tera se construía el salto "Moncalvo", y con las aguas del río Secundera y Laguna de Cárdena el salto "Cabril".
La presa de "Moncalvo" tenía una longitud de 130 metros, la coronación estaba en la cota 1.489 metros y se proyectaba construirla con fábrica de sillería, «de grandes dimensiones» ,y mampostería.
En el estribo derecho de la presa arrancaba el canal, con una longitud de 5.520 metros. La tubería recorría un trazado de 1.250 metros con un desnivel de 457 metros y la casa de máquinas, de planta rectangular, tenía unas dimensiones de 19 por 9,50 metros. El proyecto contempla una potencia instalada de 10.000 caballos.
Por lo que respecta al salto "Cabril", su coronación estaba a una altura de 1.560 metros y la Casa de Máquinas se acogía «en el mismo edificio donde se alojan los aparatos del salto "Moncalvo", en la planta baja, donde estaba previsto instalar una potencia de 12.000 caballos.
El 25 de abril de 1942 Angel Jiménez Palma, solicitó de nuevo a la Jefatura de Aguas de la Cuenca del Duero el aprovechamiento de 10.000 litros de agua por segundo «para usos industriales». Las obras serían radicadas en el término de Galende. En junio de 1942 Angel Jiménez ya presentó el proyecto original, firmado por el ingeniero Alfonso García Frías.
La presa quedaba emplazada aguas abajo de la confluencia del río Forcadura con el Tera, «a distancia prudencial del puente de la carretera de Puebla de Sanabria a la estación de Sobradelo, la necesaria para que combinada en la altitud de la coronación de la presa haya la seguridad de que el correspondiente remanso no llega al puente».
La presa, cuya coronación estaría a los 991 metros, tendría una altura de once metros sobre los cimientos. El canal recorría 6.190 metros y exigía tres túneles, la tubería 420 metros y la Casa de máquinas sería de 19 por 9,50 metros.
Cuando los proyectos de Jiménez Palma andaban por los despachos entraron en acción, dispuestas a llevarse el pastel, las sociedades hidroeléctricas de más empuje en la zona norte del país.
El 20 de febrero de 1943 "Ideam, S. A." presentó la solicitud de un aprovechamiento, que comprendía tres saltos, uno de ellos de recrecimiento del Lago de Sanabria.
Al proyecto de competencia entró a las pocas fechas la Sociedad Hispano-Portuguesa de Transportes Eléctricos "Saltos del Duero", que con un poder y un ímpetu hecho a todas las magnitudes, presentó un proyecto que superaba todas las capacidades.
Y también apareció "Hidroeléctrica Moncabril", con todo un aprovechamiento para las lagunas y la parte alta del Tera, concesión que le fue otorgada por Orden Ministerial de 23 de marzo de 1943. Los proyectos de las sociedades barrieron del ilusiones de los particulares.
La Laguna de San Martín, integrada en el Plan General de Aprovechamientos del Duero de 1930
El Plan General de Aprovechamientos de la Cuenca del Duero de 1930 ya contempla la construcción de un embalse en el Lago de Sanabria. El destino sería para el regadío y la producción de energía eléctrica.
Este embalse, junto con otros proyectados en los ríos Tera, Negro, Voltorno y Valdaya, que sumaban un volumen superior a los 187 millones de metros cúbicos, regarían un total de 27.150 hectáreas. De nuevo en el Plan de Obras Hidráulicas redactado en el año 1934, donde todas las aspiraciones eran conseguir los máximos depósitos de agua, vuelve a aparecer la construcción de un embalse en el Lago, siempre llamado Laguna de San Martín de Castañeda. Según se precisa, «los tanteos con una presa de 25 metros de altura permitirían conseguir un embalse de 109 millones de metros cúbicos».
La energía eléctrica destacaba entonces como uno de los productos más revolucionarios y demandados, de modo que toda capacidad de agua almacenada era poca. La construcción del mayúsculo embalse de Ricobayo no bastaba y había abierto boca a la regulación. «El estudio de la cuenca del río Esla pone de manifiesto que, tal vez, el Lago llamado de San Martín de Castañeda es el que mejor se presta a formar un embalse para aumentar la capacidad de producción del Salto del Esla» argumentaban los promotores de embalses