A report warns against new irrigated lands because of overexploitation in Guadalquivir basin
Fri, 12/11/2004
La demanda de agua en la cuenca del Guadalquivir supera con creces la disponible. En la última década, la incorporación de nuevos regadíos ha provocado un aumento del déficit hídrico, cifrado en 700 hectómetros cúbicos al año, y una 'insostenible' sobreexplotación, según el 'Estudio de sostenibilidad del regadío del Guadalquivir' presentado ayer en Sevilla. El informe, que también valora la trascendencia económica de la agricultura en las cuencas de Guadalquivir, Guadalete y Barbate al estimar que genera 128.000 empleos, concluye que los regadíos no pueden aumentar.
Los 57.527 kilómetros cuadrados de la cuenca del Guadalquivir se distribuyen por cuatro comunidades autónomas, pero es preponderante la andaluza, que alberga más del 90%. Según datos correspondientes al año 2002, la cuenca dispone de 3.099 hectómetros cúbicos, mientras que la demanda alcanza los 3.588 hectómetros cúbicos. El déficit era entonces de 489 hectómetros cúbicos anuales, tomando como referencia los datos de recogidos en el inventario de regadíos de Andalucía de la Junta.
El primer Estudio de sostenibilidad del regadío del Guadalquivir , presentado ayer dentro de los actos organizados por la Federación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Guadalquivir (Feragua) para celebrar su 10º aniversario, cifra el déficit actual en 700 hectómetros cúbicos anuales y achaca el incremento 'al desarrollo de nuevas demandas de riego, por lo que déficit porcentual sobre los recursos disponibles alcanza el 22,5%'.
200.000 hectáreas
El ingeniero agrónomo Julio Berbel, uno de los autores del informe encargado por Feragua, aseguró ayer tajante que 'la sostenibilidad pasa por cerrar el grifo a nuevos regadíos'. En las conclusiones del informe plantean que la solución al déficit hídrico obliga a invertir en infraestructuras, tanto las encaminadas a aumentar la oferta ('embalses y balsas de regulación') como las dirigidas a la demanda. 'Unas y otras políticas no deben llevar al equívoco de una posible puesta en riego de nuevas zonas agrícolas, contrarias a la sostenibilidad del recurso', señala el texto, que también advierte de que el Guadalquivir está 'próximo a su límite de regulación'.
Este planteamiento es similar al esbozado por el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Francisco Tapia, durante su intervención de ayer: 'Sin dejar de lado la construcción de nuevas infraestructuras hidráulicas necesarias (me refiero concretamente a los embalses de Melonares, La Breña II y El Arenoso), el nuevo modelo de gestión debe apostar por un uso sostenible y respetuoso con el medio ambiente de los recursos hídricos disponibles'. Los 'esfuerzos', siguió, se deben volcar 'en la modernización y en el crecimiento cero de los regadíos de nuestra cuenca'. Garantizar recursos para todos los consumos, agregó, 'es prácticamente incompatible con el aumento de los aprovechamientos, a menos que estos sean de carácter marginal'.
El plan de modernización de las redes de riego impulsado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir prevé cambiar hasta 2008 unas 200.000 hectáreas de riegos tradicionales (acequias), que permitirían ahorrar 150 hectómetros cúbicos al año. Una cantidad que supera, según precisó Tapia, el consumo anual del área metropolitana de Sevilla, donde residen más de un millón de habitantes.
En el informe se destacan las actuaciones llevadas a cabo por los regantes para modernizar sus infraestructuras, aunque todavía perdura un 40% de superficie agrícola regada de forma tradicional.
En el análisis socioeconómico del regadío, los autores del estudio, que pertenecen al departamento de Economía Agraria de la Universidad de Córdoba, destacan su peso en el sistema agroalimentario dependiente de las cuencas del Guadalquivir, Guadalete y Barbate al asegurar que genera 128.000 empleos 'siendo el primer subsector industrial por número de empleos en Andalucía'.
El regadío en estas cuencas crea 0,11 empleos directos por hectárea y un 0,06 empleos indirectos en el sector agroindustrial, a los que habría que sumar 'el empleo inducido en los municipios en el resto de sectores de consumo e inversión'. Los autores del informe destacan, asimismo, que las comarcas con más proporción de regadío respecto a la superficie cultivada presentan mayores tasas de crecimiento de población, 'las oportunidades de empleo son más elevadas y se reduce el envejecimiento de la población'.
En las conclusiones elaboradas al finalizar la jornada se citaron, entre otras, la 'amenaza competitiva' que representan los países mediterráneos del Sur, en especial Turquía', si bien la ampliación de la UE también se observa como una 'oportunidad' por el aumento del mercado. Feragua agrupa a más de 43.000 regantes pertenecientes a casi un centenar de comunidades, que aglutinan alrededor de 250.000 hectáreas de las cuencas del Guadalquivir, Guadalete y Barbate
Los 57.527 kilómetros cuadrados de la cuenca del Guadalquivir se distribuyen por cuatro comunidades autónomas, pero es preponderante la andaluza, que alberga más del 90%. Según datos correspondientes al año 2002, la cuenca dispone de 3.099 hectómetros cúbicos, mientras que la demanda alcanza los 3.588 hectómetros cúbicos. El déficit era entonces de 489 hectómetros cúbicos anuales, tomando como referencia los datos de recogidos en el inventario de regadíos de Andalucía de la Junta.
El primer Estudio de sostenibilidad del regadío del Guadalquivir , presentado ayer dentro de los actos organizados por la Federación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Guadalquivir (Feragua) para celebrar su 10º aniversario, cifra el déficit actual en 700 hectómetros cúbicos anuales y achaca el incremento 'al desarrollo de nuevas demandas de riego, por lo que déficit porcentual sobre los recursos disponibles alcanza el 22,5%'.
200.000 hectáreas
El ingeniero agrónomo Julio Berbel, uno de los autores del informe encargado por Feragua, aseguró ayer tajante que 'la sostenibilidad pasa por cerrar el grifo a nuevos regadíos'. En las conclusiones del informe plantean que la solución al déficit hídrico obliga a invertir en infraestructuras, tanto las encaminadas a aumentar la oferta ('embalses y balsas de regulación') como las dirigidas a la demanda. 'Unas y otras políticas no deben llevar al equívoco de una posible puesta en riego de nuevas zonas agrícolas, contrarias a la sostenibilidad del recurso', señala el texto, que también advierte de que el Guadalquivir está 'próximo a su límite de regulación'.
Este planteamiento es similar al esbozado por el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Francisco Tapia, durante su intervención de ayer: 'Sin dejar de lado la construcción de nuevas infraestructuras hidráulicas necesarias (me refiero concretamente a los embalses de Melonares, La Breña II y El Arenoso), el nuevo modelo de gestión debe apostar por un uso sostenible y respetuoso con el medio ambiente de los recursos hídricos disponibles'. Los 'esfuerzos', siguió, se deben volcar 'en la modernización y en el crecimiento cero de los regadíos de nuestra cuenca'. Garantizar recursos para todos los consumos, agregó, 'es prácticamente incompatible con el aumento de los aprovechamientos, a menos que estos sean de carácter marginal'.
El plan de modernización de las redes de riego impulsado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir prevé cambiar hasta 2008 unas 200.000 hectáreas de riegos tradicionales (acequias), que permitirían ahorrar 150 hectómetros cúbicos al año. Una cantidad que supera, según precisó Tapia, el consumo anual del área metropolitana de Sevilla, donde residen más de un millón de habitantes.
En el informe se destacan las actuaciones llevadas a cabo por los regantes para modernizar sus infraestructuras, aunque todavía perdura un 40% de superficie agrícola regada de forma tradicional.
En el análisis socioeconómico del regadío, los autores del estudio, que pertenecen al departamento de Economía Agraria de la Universidad de Córdoba, destacan su peso en el sistema agroalimentario dependiente de las cuencas del Guadalquivir, Guadalete y Barbate al asegurar que genera 128.000 empleos 'siendo el primer subsector industrial por número de empleos en Andalucía'.
El regadío en estas cuencas crea 0,11 empleos directos por hectárea y un 0,06 empleos indirectos en el sector agroindustrial, a los que habría que sumar 'el empleo inducido en los municipios en el resto de sectores de consumo e inversión'. Los autores del informe destacan, asimismo, que las comarcas con más proporción de regadío respecto a la superficie cultivada presentan mayores tasas de crecimiento de población, 'las oportunidades de empleo son más elevadas y se reduce el envejecimiento de la población'.
En las conclusiones elaboradas al finalizar la jornada se citaron, entre otras, la 'amenaza competitiva' que representan los países mediterráneos del Sur, en especial Turquía', si bien la ampliación de la UE también se observa como una 'oportunidad' por el aumento del mercado. Feragua agrupa a más de 43.000 regantes pertenecientes a casi un centenar de comunidades, que aglutinan alrededor de 250.000 hectáreas de las cuencas del Guadalquivir, Guadalete y Barbate