Many rivers will have seasonal volumes and some fishes will die
Sun, 27/03/2005
Con un gran nivel de certeza, se puede asegurar que el cambio climático hará que parte de los ecosistemas acuáticos continentales pasen de ser permanentes a estaciones; algunos desaparecerán. En general, los caudales de los ríos disminuirán, lo cual supondrá el aumento del número de ríos temporales y de tramos con caudales únicamente estacionales. Por otro lado, el calentamiento hará subir la temperatura del agua, lo que supondrá un desplazamiento de las especies acuáticas aguas arriba. Las zonas más vulnerables a un aumento de la temperatura son los ríos y arroyos de alta montaña (1.800-2.500 metros). Es probable que la dimensión de sus hábitats se reduzca con el cambio hasta un tamaño crítico para su supervivencia. Con el aumento térmico, los contaminantes orgánicos presentes en el agua de los embalses pasarán a la atmósfera con mayor rapidez y llegan antes a las altitudes mayores en las que puede haber lagos, con lo cual éstos se contaminarán con mayor facilidad por deposición atmosférica. Aun teniendo en cuenta que los científicos subrayan que cualquier predicción en este sentido resulta sumamente arriesgada, sus conclusiones resultan preocupantes en lo que respecta a la disminución de los niveles de agua. Esta circunstancia afectará a la zona litoral de aquellos que variarán de nivel significativamente. Esta franja suele ser la más productiva y actúa como zona de transición entre el ecosistema terrestre y el acuático. También aquellos lugares que dependen de las aguas subterráneas -gran parte de las comarcas agrícolas de la provincia- se verán bastante afectados, debido al descenso de los niveles por falta de recarga de agua. Los analistas proponen una urgente política generalizada de ahorro de agua agrícola y piden al Gobierno que tenga en cuenta sus conclusiones para adaptar el Plan Nacional de Regadíos. De la misma manera, y en lo que afecta a Protección Civil, es esperable un aumento de las inundaciones en la red fluvial, sobre todo en aquellos ríos que no están regulados -en León todos excepto el Esla, el Porma y el Luna-. El hábitat de los salmónidos se reducirá y no está muy claro qué pasará con barbos y bogas, que podrían verse sustituidos por especies termófilas como el siluro. Las principales incertidumbres pesan sobre lo que ocurrirá a largo plazo, por lo que los científicos proponen incentivar la investigación del cambio climático en relación a la restauración ecológica. AFECTADOS: salmó-nidos, barbos y bogas. Cota fluvial más vulnerable. SE PROPONE: Reformar el Plan Nacional de Regadíos para ahorrar agua