Water price for farmers will be beneath 0,30 euros, according to spanish environmental minister
Wed, 06/04/2005
Los regantes expusieron que su mayor preocupación es la tarifa que van a pagar La ministra aseguró que va a traer «el doble de agua» que preveía el trasvase ÁFRICA MATEO/ALMERÍA Para el agua de regadío «hay que buscar un precio de equilibrio, aunque esté por debajo de los costes»; así, las tarifas para los regantes oscilarán entre los 0,12 y los 0,30 céntimos de euro el metro cúbico. Este fue el principal compromiso que Almería ha arrancado a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que con transparencia, diálogo y buen talante defendió, junto a tres expertos implicados en el tema del agua y frente a más de 60 ingenieros de la provincia sus posturas respecto a la política de agua que defiende el Ejecutivo de Zapatero y la que desarrolló el Gobierno del PP.
Fernando Rubio, vicepresidente de la Federación de Regantes de Almería, enumeró las ventajas y los inconvenientes tanto de la desalación como de los trasvases. Así, defendió que «el gran activo de la desalación» es que «el agua del mar es inagotable», por lo que «podemos estar fabricando agua sin problemas de materia prima». Pero, por el contrario, es una técnica que «necesita mucha energía», al tiempo que «emite mucho CO2». Además, criticó que «hay que usar muchos productos químicos» en el proceso, que «luego van al mar».
Trasvases
En cuanto a los trasvases,destacó que «no cuestan nada», a lo que se suma que «el coste de explotación suele ser bajo y se puede recuperar energía si lo permiten las cotas». Eso sí, barajó la posibilidad de «herir sensibilidades entre las cuencas», y valoró que «las obras son muy costosas y largas». Además, está la sequía, que limita las cantidades de los trasvases. En definitiva, Rubio expresó que «por la experiencia que tenemos de 25 años de trasvase Tajo-Segura» se muestran «favorables». A pesar de esto, también apuestan por la desalación, pero como complemento de los trasvases.
El director general de Acuamed, Adrián Baltanás, centró su discurso en el análisis de 3 variables: el uso sostenible del agua, es decir, «la seguridad de que siempre vamos a tener agua»; la conflictividad, para lo que «hay que evitar que los conflictos sociales y territoriales hagan inviables el agua»; y, por último, la accesibilidad, ya que «los recursos y tiene que ser accesibles a todos los ciudadanos». Partiendo de estas tres claves, los trasvases no las cumplen, porque «dependen de las circunstancias climáticas y de cómo evolucionan las necesidades de las cuencas cedentes», mientras que la desalación sí, porque «es una técnica que nos va a proporcionar agua siempre»; además, es una práctica «accesible», y «carece de conflictividad».
Reconoció Baltanás que «el agua para la agricultura hay que ponerla en su verdadero contexto», pues resulta «un factor de segundo orden que no condiciona los costes». También abogó por dar una «respuesta gradual al déficit, con un sistema modular que se puede incrementar según evolucione la demanda».
Contó el acto con un invitado de excepción, por su perspectiva y pasada implicación, el que fuera director general de Trasagua, la empresa que se encargaba de las obras del trasvase del Ebro. José Luis Gil defendió que «el proyecto de transferencias -en referencia al trasvase del Ebro- era un buen proyecto y se hizo con rigor».
Incluyó una novedad en el discurso del agua, pues aseguró que la decisión sobre las políticas de agua deben hacerlas precisamente los políticos, mientras que los técnicos están para desarrollarlas. En cuanto al desarrollo sostenible, se mostró crítico, pues «hay que tener cuidado» y ver si «lo que estamos haciendo es sostenible o no y evitar efectos negativos, como el coste económico».
Ministra
Narbona, explicó el porqué del viraje en la política de agua. En primer lugar, para atender a la Directiva Marco de Aguas y en segundo «porque hay que hacer obras que de verdad se necesiten».Destacó que hay que «poner énfasis en la gestión».
También desveló que se ha producido un «caos en las Confederaciones» en los últimos años del PP, mientras que la del Sur, que es la que afecta a Almería, «ha acentuado sus carencias», porque hacía mucho tiempo que se pretendía transferir.
Fernando Rubio, vicepresidente de la Federación de Regantes de Almería, enumeró las ventajas y los inconvenientes tanto de la desalación como de los trasvases. Así, defendió que «el gran activo de la desalación» es que «el agua del mar es inagotable», por lo que «podemos estar fabricando agua sin problemas de materia prima». Pero, por el contrario, es una técnica que «necesita mucha energía», al tiempo que «emite mucho CO2». Además, criticó que «hay que usar muchos productos químicos» en el proceso, que «luego van al mar».
Trasvases
En cuanto a los trasvases,destacó que «no cuestan nada», a lo que se suma que «el coste de explotación suele ser bajo y se puede recuperar energía si lo permiten las cotas». Eso sí, barajó la posibilidad de «herir sensibilidades entre las cuencas», y valoró que «las obras son muy costosas y largas». Además, está la sequía, que limita las cantidades de los trasvases. En definitiva, Rubio expresó que «por la experiencia que tenemos de 25 años de trasvase Tajo-Segura» se muestran «favorables». A pesar de esto, también apuestan por la desalación, pero como complemento de los trasvases.
El director general de Acuamed, Adrián Baltanás, centró su discurso en el análisis de 3 variables: el uso sostenible del agua, es decir, «la seguridad de que siempre vamos a tener agua»; la conflictividad, para lo que «hay que evitar que los conflictos sociales y territoriales hagan inviables el agua»; y, por último, la accesibilidad, ya que «los recursos y tiene que ser accesibles a todos los ciudadanos». Partiendo de estas tres claves, los trasvases no las cumplen, porque «dependen de las circunstancias climáticas y de cómo evolucionan las necesidades de las cuencas cedentes», mientras que la desalación sí, porque «es una técnica que nos va a proporcionar agua siempre»; además, es una práctica «accesible», y «carece de conflictividad».
Reconoció Baltanás que «el agua para la agricultura hay que ponerla en su verdadero contexto», pues resulta «un factor de segundo orden que no condiciona los costes». También abogó por dar una «respuesta gradual al déficit, con un sistema modular que se puede incrementar según evolucione la demanda».
Contó el acto con un invitado de excepción, por su perspectiva y pasada implicación, el que fuera director general de Trasagua, la empresa que se encargaba de las obras del trasvase del Ebro. José Luis Gil defendió que «el proyecto de transferencias -en referencia al trasvase del Ebro- era un buen proyecto y se hizo con rigor».
Incluyó una novedad en el discurso del agua, pues aseguró que la decisión sobre las políticas de agua deben hacerlas precisamente los políticos, mientras que los técnicos están para desarrollarlas. En cuanto al desarrollo sostenible, se mostró crítico, pues «hay que tener cuidado» y ver si «lo que estamos haciendo es sostenible o no y evitar efectos negativos, como el coste económico».
Ministra
Narbona, explicó el porqué del viraje en la política de agua. En primer lugar, para atender a la Directiva Marco de Aguas y en segundo «porque hay que hacer obras que de verdad se necesiten».Destacó que hay que «poner énfasis en la gestión».
También desveló que se ha producido un «caos en las Confederaciones» en los últimos años del PP, mientras que la del Sur, que es la que afecta a Almería, «ha acentuado sus carencias», porque hacía mucho tiempo que se pretendía transferir.