"La Concepción must be enlarged and take advantage of the Grande and the Genal"

Mon, 19/09/2005

La Opinión de Murcia

El experto matiza que siempre con el mínimo impacto ambiental. Pide valentía política para cerrar el desarrollo que quiere la provincia y, con los planes del territorio, empezar a diseñar infraestructuras. Nunca taparía el cauce urbano del río Guadalmedina.

CHUS HEREDIA. MÁLAGA

Lo encontramos en su despacho de la planta baja del Palacio de la Tinta, rodeado de planos, mapas y documentos técnicos. Le interrumpe un funcionario brevemente. Intercambian unas amables cuestiones sobre cómo han ido las vacaciones. Debe firmar los contratos para limpiar y despejar un centenar de cauces de la provincia para afrontar hipotéticas trombas de agua con garantías. Son las cosas de la irregularidad de las lluvias por estos lares, que obligan a prevenir avenidas y a realizar la cuadratura del círculo para garantizar el suministro.

-¿Por qué hemos llegado a esta situación, además de, obviamente, porque ha llovido muy poco?
-Hemos tenido ocho años de Gobierno del PP en los que no se ha hecho nada en cuanto a la regulación, a la capacidad de almacenamiento. El desarrollo que planea sobre Málaga tiene que ser atendido. Lo que es indiscutible es que el recurso diferencial que tenemos con respecto a otros territorios es el del clima, pero, para poder ponerlo en valor, necesitamos mucha agua.
-¿Pero podemos obtener tanta?, ¿qué le parecen las previsiones de población que arroja el plan de ordenación de la Costa Occidental?
-Es complicado porque la pluviometría es muy irregular. No sólo en el tiempo, sino también en el espacio. Podemos encontrar situaciones de sequía en unas comarcas y de relativa tranquilidad en otras. A todo esto hay que sumar que la demanda de agua tiene unas puntas enormes, estacionales y también agrícolas. La única forma de atender esa demanda con los recursos que tenemos es ir a la máxima regulación. Tenemos la herramienta de los planes de ordenación territorial (POT). Pero hay que fijar los parámetros fundamentales, qué tipo de desarrollo queremos conseguir y ser serios. Si vamos por ahí, vamos a proyectar y construir las infraestructuras necesarias de transporte, saneamiento, electricidad y agua. Pero me parece terrible que no lleguemos a un acuerdo sobre el modelo. Hay que empezar a trabajar ya porque las grandes obras necesitan muchos y no podemos llegar tarde. Necesitamos una decisión valiente: poco, mucho o medio desarrollo. En el caso de las máximas previsiones, por ejemplo, harían falta en la Costa Occidental cerca de 1.000 millones de euros en materia de agua.
-Supongo que será partidario de abordar el recrecimiento de La Concepción.
-No es que sea partidario, es que me parece fundamental. Ya le digo, todo lo que sea ampliar la regulación es básico. Con la presa de La Concepción, no tenemos ni para atender la demanda anual, hay que complementarla como sea. Menos mal que ya tenemos la desaladora en marcha.
-¿Qué margen tenemos en la Costa Occidental con las medidas actuales?
-Intentamos llegar a noviembre o diciembre lo mejor que podamos, con el agua que se traiga desde el Campo de Gibraltar, más la desaladora, más los exiguos recursos de la presa.
-Hay dos ríos en los que se ha hablado de presas polémicas. ¿Qué haría con el Genal y el Grande?
-En el Grande, iniciaremos de inmediato la conducción desde donde estaba prevista la presa de Cerro Blanco, que ahora mismo no se va a hacer, hasta el canal de abastecimiento de Málaga captando el agua a través de un pequeño azud. Se podrían conseguir unos 12 hectómetros cúbicos al año. En el caso del Genal, creo que no hay más solución que regularlo. Desde luego, hay que intentar llegar a una situación en la que todos estemos de acuerdo y que tenga el mínimo impacto ambiental, midiendo todo al máximo y tomando las medidas oportunas.
-¿Los trasvases son populares y las desaladoras, socialistas?
-He sido un defensor desde hace muchos años de las desaladoras y creo que es indiscutible que aglomeraciones importantes cercanas al mar pueden obtener mucha tranquilidad con la tecnología actual. Además, pueden resolver problemas de contaminación de las aguas. En toda la zona Mediterránea hay, por ejemplo en Barcelona, muchos problemas ya no tanto de cantidad, sino también de calidad del agua, algo que una desaladora resuelve. Ahora bien, no tienen la agilidad para atender las puntas de demanda, sirven para dar el suministro base. Pero desaladoras `versus´ trasvases es un debate falaz. Hay que ver las cosas con racionalidad, hay trasvases que son lógicos, eficientes y rentables y otros que no. El del Ebro presentaba muchas dudas y exigía una inversión ingente. Su garantía era discutible porque, por ejemplo este año, no se podría haber trasvasado nada.
-¿No es un despropósito que la presa de Casasola no embalse porque queda todavía reponer la carretera a Almogía, cinco años después de su inauguración?
-Sí. Debería estar hecha ya la carretera, que ha estado parada siete u ocho años. En cualquier caso, su aportación al abastecimiento será poca, más o menos como la de El Limonero, 8 ó 10 hectómetros cúbicos anuales.
-La provincia sufre un fuerte proceso de desertización. ¿Cómo se deberían afrontar las reforestaciones?
-Hemos reforestado muchas hectáreas, pero lo difícil es encontrar terrenos en los que se pueda conveniar con los propietarios dicha reforestación. Es clave que los suelos no tengan vocación urbanística aunque sea más o menos abstracta. Por ejemplo, en la cuenca del Guadalmedina, estamos iniciando un estudio sociológico de reparto de la propiedad, de vocación de los propietarios, para ver si podemos llegar a un acuerdo con la contrapartida de que nos dejen repoblar y que no se pueda tocar este arbolado en 30 ó 50 años. Es un problema de gestión, sociológico, más que de dinero.
-¿Intervendría en el río Guadalmedina para evitar inundaciones?
-Intevenir, sí, pero nunca tapar el cauce. Málaga tiene una seguridad garantizada con la presa de El Limonero. Si no hubiera estado ahí, hubiéramos tenido inundaciones muy graves. Se ha hablado de la presa como amenaza, pero, cuando sirve de algo, todo el mundo se calla. Necesita una capacidad de desagüe, que es la que da el Guadalmedina, que siempre tiene que estar expedito. Los inventos de los túneles de desvío no existen en ningún lugar del mundo y he estado en el Comité de Grandes Presas. Un túnel, por muy grande que sea, se puede atorar. Imagine que ha habido un incendio y flotan troncos de árboles. Se arma un problema de magnitud extraordinaria. No podemos correr ese riesgo.