A new atlas of the African Lakes reveals their loss of area
Mon, 21/11/2005
El lago Victoria ha bajado un metro su nivel desde principios de los años 90, mientras que el lago Chad ha perdido el 90 por ciento del área que ocupaba
A. ACOSTA
MADRID. Los dramáticos y, en algunos casos, dañinos cambios ambientales que están experimentando los lagos africanos han sido objeto de un riguroso análisis por parte del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), que ha tenido como resultado la edición de un nuevo atlas donde se comparan espectaculares imágenes de satélite de las últimas décadas con otras más actuales. Con sólo un golpe de vista se puede apreciar la disminución en el área que ocupaban estas masas de agua o los cambios de fisonomía debido a la construcción de presas o diques.
Así, por ejemplo, el rápido «encogimiento» del Lago Songor, en Ghana, en parte como resultado de la producción intensiva de sal, y los extraordinarios cambios en todo el sistema del río Zambezi debido a la construcción de la presa de Cabora Basa comparten páginas con imágenes más vistas como la disminución en casi un 90 por ciento del área que ocupaba el Lago Chad. Otros impactos, algunos naturales y otros causados por la mano del hombre y que sólo pueden ser verdaderamente apreciados desde el espacio, incluyen la creciente deforestación alrededor del Lago Nakuru en Kenya. Además, estas imágenes han permitido detallar la caída de los niveles de agua del Lago Victoria. El mayor lago de agua dulce del continenente ha perdido en torno a un metro de su nivel sólo desde principios de los años 90.
Aunque el Pnuma reconoce que el número preciso de lagos en África, tanto naturales como artificiales (embalses y reservas) es desconocido, la base de datos de los lagos del mundo lo cifra en 677. En el mundo se estima que existen 50.000 lagos naturales y 7.500 artificiales. En África, Uganda tiene el mayor número, con 69, seguido de Kenya (64), Camerún (59), Tanzania (49) y Etiopía (46). Gabón, con ocho lagos, está a la cola, por detrás de Botswana (12) y Malawi (13). En total, África suma en sus grandes lagos 30.000 kilómetros cúbicos de agua, el mayor volumen de todos los continentes. Por ello, las capturas de peces en agua dulce rondan los 1,4 millones de toneladas anuales, de las que un 14 por ciento proceden de Egipto. Sin embargo, las presas en los ríos de todo el continente junto al vertido de aguas residuales no tratadas y la contaminación industrial han reducido considerablemente las capturas, particularmente en el Delta del Nilo y el Lago Chad.
Humedales en declive
Los humedales, normalmente asociados a lagos y sistemas de cuenca, son importantes para la vida salvaje, el abastecimiento de agua y para filtrar contaminantes. No obstante, muchos han sido drenados como una medida de control de plagas o para la agricultura. Níger, por ejemplo, ha perdido más del 80 por ciento de sus humedales de agua dulce en los últimos veinte años. Cerca del 90 por ciento del agua en África se utiliza en la agricultura, pero entre 40 y el 60 por ciento se pierde por filtraciones y evaporación.
El lago Songor, cuyas imágenes acompañan esta información, una laguna costera salobre en Ghana, emerge como uno de los más dramáticos cambios visuales en este nuevo Atlas. Este lago da cobijo a muchas especies de peces y también a tortugas que están consideradas como amenazadas, como la tortuga olivácea y la verde, así como importantes poblaciones de aves. En diciembre de 1990 se veía como una sólida masa azul de agua de unos 74 kilómetros cuadrados. Pero en diciembre de 2000, la masa de agua es una pálida sombra de lo que era. La producción intensiva de sal y la evaporación en su extremo oeste son los culpables de este cambio en su fisonomía. La extracción de agua para la agricultura de los ríos de los que se nutre, el Sege y el Zano, también ha tenido su parte de culpa.
A. ACOSTA
MADRID. Los dramáticos y, en algunos casos, dañinos cambios ambientales que están experimentando los lagos africanos han sido objeto de un riguroso análisis por parte del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), que ha tenido como resultado la edición de un nuevo atlas donde se comparan espectaculares imágenes de satélite de las últimas décadas con otras más actuales. Con sólo un golpe de vista se puede apreciar la disminución en el área que ocupaban estas masas de agua o los cambios de fisonomía debido a la construcción de presas o diques.
Así, por ejemplo, el rápido «encogimiento» del Lago Songor, en Ghana, en parte como resultado de la producción intensiva de sal, y los extraordinarios cambios en todo el sistema del río Zambezi debido a la construcción de la presa de Cabora Basa comparten páginas con imágenes más vistas como la disminución en casi un 90 por ciento del área que ocupaba el Lago Chad. Otros impactos, algunos naturales y otros causados por la mano del hombre y que sólo pueden ser verdaderamente apreciados desde el espacio, incluyen la creciente deforestación alrededor del Lago Nakuru en Kenya. Además, estas imágenes han permitido detallar la caída de los niveles de agua del Lago Victoria. El mayor lago de agua dulce del continenente ha perdido en torno a un metro de su nivel sólo desde principios de los años 90.
Aunque el Pnuma reconoce que el número preciso de lagos en África, tanto naturales como artificiales (embalses y reservas) es desconocido, la base de datos de los lagos del mundo lo cifra en 677. En el mundo se estima que existen 50.000 lagos naturales y 7.500 artificiales. En África, Uganda tiene el mayor número, con 69, seguido de Kenya (64), Camerún (59), Tanzania (49) y Etiopía (46). Gabón, con ocho lagos, está a la cola, por detrás de Botswana (12) y Malawi (13). En total, África suma en sus grandes lagos 30.000 kilómetros cúbicos de agua, el mayor volumen de todos los continentes. Por ello, las capturas de peces en agua dulce rondan los 1,4 millones de toneladas anuales, de las que un 14 por ciento proceden de Egipto. Sin embargo, las presas en los ríos de todo el continente junto al vertido de aguas residuales no tratadas y la contaminación industrial han reducido considerablemente las capturas, particularmente en el Delta del Nilo y el Lago Chad.
Humedales en declive
Los humedales, normalmente asociados a lagos y sistemas de cuenca, son importantes para la vida salvaje, el abastecimiento de agua y para filtrar contaminantes. No obstante, muchos han sido drenados como una medida de control de plagas o para la agricultura. Níger, por ejemplo, ha perdido más del 80 por ciento de sus humedales de agua dulce en los últimos veinte años. Cerca del 90 por ciento del agua en África se utiliza en la agricultura, pero entre 40 y el 60 por ciento se pierde por filtraciones y evaporación.
El lago Songor, cuyas imágenes acompañan esta información, una laguna costera salobre en Ghana, emerge como uno de los más dramáticos cambios visuales en este nuevo Atlas. Este lago da cobijo a muchas especies de peces y también a tortugas que están consideradas como amenazadas, como la tortuga olivácea y la verde, así como importantes poblaciones de aves. En diciembre de 1990 se veía como una sólida masa azul de agua de unos 74 kilómetros cuadrados. Pero en diciembre de 2000, la masa de agua es una pálida sombra de lo que era. La producción intensiva de sal y la evaporación en su extremo oeste son los culpables de este cambio en su fisonomía. La extracción de agua para la agricultura de los ríos de los que se nutre, el Sege y el Zano, también ha tenido su parte de culpa.