Madrid region saves the same water that Barcelona and Valencia consume together in one month
Mon, 06/03/2006
El Canal de Isabel II mantiene la prudencia ante la posibilidad de que remita la sequía, mientras los embalses se encuentran al 40 por ciento de su capacidad
MARIANO CALLEJA
MADRID. Las últimas lluvias y nieves han aliviado unas décimas la situación de los 14 embalses que abastecen a la Comunidad de Madrid, que ya están al 40 por ciento de su capacidad, pero sigue sin ser suficiente para acabar con la sequía que sufrimos. La cara más positiva de esta situación es el ahorro de agua que se ha conseguido desde que comenzó el año hidrológico, que coincidió prácticamente con el decreto de alerta por sequía severa en la región, el pasado 29 de septiembre.
En cinco meses, los madrileños han ahorrado entre un 9 y un 10 por ciento de agua, casi 20 millones de metros cúbicos. Traducido a cifras más «humanas», significa que el ahorro es equivalente al consumo de 2,5 millones de personas durante un mes. Con el agua que no hemos gastado se podría dar de beber a la ciudad de Valencia (unos 800.000 habitantes) durante tres meses o a la ciudad de Cáceres durante un año entero. Otra comparación: es la misma cantidad que el consumo de Barcelona y Valencia juntas durante 30 días.
Se espera que en las próximas semanas los embalses continúen absorbiendo el agua escurrida de las montañas, más aún cuando se produzca el deshielo de la nieve, por lo que el nivel de nuestros pantanos seguirá subiendo. Pero aún es muy pronto para saber si la alerta por sequía severa remitirá o permanecerá activa. En el Canal de Isabel II manda la prudencia y no tienen fijado ningún porcentaje de agua embalsada que suponga un punto de inflexión para cambiar el nivel de alerta. Depende de lo que llueva, de la tendencia y de la situación de los embalses.
La Comunidad de Madrid sólo estuvo antes en la fase 1 de alerta por sequía severa en 1992, y entonces duró tres años. Esta situación supone la prohibición de riego en parques y jardines que no sean históricos, así como el vaciado y llenado de piscinas. El objetivo del nivel 1 es ahorrar un 9 por ciento del consumo de agua, algo que se está logrando. La siguiente fase, la 2, por sequía grave, es desconocida en la región, y supondría restricciones puntuales en el consumo de agua y la disminución de la presión de los grifos.
El día con más ahorro
Como curiosidad, el día en que se redujo más el consumo respecto al año anterior fue el 16 de octubre de 2005, cuando el ahorro fue del 22,98 por ciento nada menos. Y, al contrario, el día en que el ahorro brilló por su ausencia fue el 7 de diciembre de 2005, en pleno puente de la Inmaculada Concepción, cuando el consumo aumentó un 6,09 por ciento respecto al año anterior.
El Canal de Isabel II no sólo sabe lo que consumen los madrileños cada día, sino cada segundo. La dotación por habitante y día en la Comunidad es de unos 155 o 160 litros, mientras que la media española es de 166.
Desde su sala de mandos, el Canal controla el abastecimiento de agua en tiempo real, y también las incidencias en los 12.000 kilómetros de tuberías que se expanden a lo largo y ancho de la región. Tantas tuberías que si se pusieran en línea recta llegarían a Hong Kong. El Canal está lleno de datos y anécdotas como ésta. Otra más: cada 20 segundos, la sala de mandos recibe seis mil señales de todas sus instalaciones, que le sirven para chequear la situación en tuberías, depósitos, tratamiento de agua potable, embalses o válvulas.
Las tuberías del Canal tienen un millón de válvulas. ¿Y qué ocurre cuando se produce un escape? La incidencia se detecta en la sala de mandos porque el «caudalímetro» del depósito empieza a descender a un ritmo fuera de lo normal. Se busca el lugar exacto y las válvulas que tienen que cerrarse para no perder más agua. En ese trabajo, cualquier minuto de retraso es fundamental. Se calcula que las pérdidas reales de agua por fugas en la red del Canal son del 13 por ciento, un índice «bajo», según esta empresa pública: «Equivale a una rotura de tuberías en cada hogar madrileño cada 40 años», aseguran.
El abastecimiento de agua de la Comunidad ha sido motivo de polémica en el último año, ya que el Gobierno autonómico -con el apoyo de los tres grupos parlamentarios regionales- ha pedido al Ministerio de Medio Ambiente la dotación de 200 hectómetros cúbicos más al año para Madrid, algo que no se ha garantizado. De momento, la Comunidad obtendrá 50 hectómetros cúbicos este año de Unión Fenosa, a la que tiene que pagar por ello 1,5 millones de euros. El agua procede del Pantano de San Juan. Pero esta medida es provisional, sólo durará mientras se mantiene el decreto de sequía del Gobierno.
«La Comunidad necesita más agua de manera estable», insiste el Canal, que recuerda que el Plan Hidrológico de la Cuenca del Tajo determina que Madrid debe tener una garantía de abastecimiento del 95 por ciento, pero en la realidad sólo es del 87 por ciento (lo que significa que cada cien años, tendrá problemas de escasez 13).
MARIANO CALLEJA
MADRID. Las últimas lluvias y nieves han aliviado unas décimas la situación de los 14 embalses que abastecen a la Comunidad de Madrid, que ya están al 40 por ciento de su capacidad, pero sigue sin ser suficiente para acabar con la sequía que sufrimos. La cara más positiva de esta situación es el ahorro de agua que se ha conseguido desde que comenzó el año hidrológico, que coincidió prácticamente con el decreto de alerta por sequía severa en la región, el pasado 29 de septiembre.
En cinco meses, los madrileños han ahorrado entre un 9 y un 10 por ciento de agua, casi 20 millones de metros cúbicos. Traducido a cifras más «humanas», significa que el ahorro es equivalente al consumo de 2,5 millones de personas durante un mes. Con el agua que no hemos gastado se podría dar de beber a la ciudad de Valencia (unos 800.000 habitantes) durante tres meses o a la ciudad de Cáceres durante un año entero. Otra comparación: es la misma cantidad que el consumo de Barcelona y Valencia juntas durante 30 días.
Se espera que en las próximas semanas los embalses continúen absorbiendo el agua escurrida de las montañas, más aún cuando se produzca el deshielo de la nieve, por lo que el nivel de nuestros pantanos seguirá subiendo. Pero aún es muy pronto para saber si la alerta por sequía severa remitirá o permanecerá activa. En el Canal de Isabel II manda la prudencia y no tienen fijado ningún porcentaje de agua embalsada que suponga un punto de inflexión para cambiar el nivel de alerta. Depende de lo que llueva, de la tendencia y de la situación de los embalses.
La Comunidad de Madrid sólo estuvo antes en la fase 1 de alerta por sequía severa en 1992, y entonces duró tres años. Esta situación supone la prohibición de riego en parques y jardines que no sean históricos, así como el vaciado y llenado de piscinas. El objetivo del nivel 1 es ahorrar un 9 por ciento del consumo de agua, algo que se está logrando. La siguiente fase, la 2, por sequía grave, es desconocida en la región, y supondría restricciones puntuales en el consumo de agua y la disminución de la presión de los grifos.
El día con más ahorro
Como curiosidad, el día en que se redujo más el consumo respecto al año anterior fue el 16 de octubre de 2005, cuando el ahorro fue del 22,98 por ciento nada menos. Y, al contrario, el día en que el ahorro brilló por su ausencia fue el 7 de diciembre de 2005, en pleno puente de la Inmaculada Concepción, cuando el consumo aumentó un 6,09 por ciento respecto al año anterior.
El Canal de Isabel II no sólo sabe lo que consumen los madrileños cada día, sino cada segundo. La dotación por habitante y día en la Comunidad es de unos 155 o 160 litros, mientras que la media española es de 166.
Desde su sala de mandos, el Canal controla el abastecimiento de agua en tiempo real, y también las incidencias en los 12.000 kilómetros de tuberías que se expanden a lo largo y ancho de la región. Tantas tuberías que si se pusieran en línea recta llegarían a Hong Kong. El Canal está lleno de datos y anécdotas como ésta. Otra más: cada 20 segundos, la sala de mandos recibe seis mil señales de todas sus instalaciones, que le sirven para chequear la situación en tuberías, depósitos, tratamiento de agua potable, embalses o válvulas.
Las tuberías del Canal tienen un millón de válvulas. ¿Y qué ocurre cuando se produce un escape? La incidencia se detecta en la sala de mandos porque el «caudalímetro» del depósito empieza a descender a un ritmo fuera de lo normal. Se busca el lugar exacto y las válvulas que tienen que cerrarse para no perder más agua. En ese trabajo, cualquier minuto de retraso es fundamental. Se calcula que las pérdidas reales de agua por fugas en la red del Canal son del 13 por ciento, un índice «bajo», según esta empresa pública: «Equivale a una rotura de tuberías en cada hogar madrileño cada 40 años», aseguran.
El abastecimiento de agua de la Comunidad ha sido motivo de polémica en el último año, ya que el Gobierno autonómico -con el apoyo de los tres grupos parlamentarios regionales- ha pedido al Ministerio de Medio Ambiente la dotación de 200 hectómetros cúbicos más al año para Madrid, algo que no se ha garantizado. De momento, la Comunidad obtendrá 50 hectómetros cúbicos este año de Unión Fenosa, a la que tiene que pagar por ello 1,5 millones de euros. El agua procede del Pantano de San Juan. Pero esta medida es provisional, sólo durará mientras se mantiene el decreto de sequía del Gobierno.
«La Comunidad necesita más agua de manera estable», insiste el Canal, que recuerda que el Plan Hidrológico de la Cuenca del Tajo determina que Madrid debe tener una garantía de abastecimiento del 95 por ciento, pero en la realidad sólo es del 87 por ciento (lo que significa que cada cien años, tendrá problemas de escasez 13).