The towns affected by the hailstorm request the declaration of catastrophic zone
Mon, 21/05/2007
Los municipios de Santa Eufemia del Arroyo, Villafrechós, Pozuelo de la Orden, Cabreros del Monte y Villanueva de los Caballeros no olvidarán en la vida la tarde del sábado. El cielo se puso negro y, durante menos de media hora, una gran granizada arrasó cosechas y huertas, atravesó las uralitas de naves ganaderas y agrícolas, rompió cristales en viviendas y otros edificios y resquebrajó las lunas de varios vehículos. Estos pueblos anunciaron ayer que pedirán la declaración de zona catastrófica una vez que hayan evaluado los destrozos.
Durante una improvisada visita a Santa Eufemia ayer por la tarde, el presidente de la Diputación, Ramiro Ruiz Medrano, prometió ayudas para reparar los daños en los edificios públicos, a través de la línea abierta recientemente para arreglar el pabellón deportivo de La Pedraja de Portillo que sufrió las consecuencias de un vendaval a mediados de febrero, y también se comprometió a ser el portavoz de los municipios afectados ante la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León y del subdelegado del Gobierno en Valladolid, Cecilio Vadillo, para agilizar los trámites.
Sobre las 17.00 horas del sábado, los vecinos de Santa Eufemia del Arroyo,Villafrechós, Cabreros del Monte, Pozuelo de la Orden y Villanueva de los caballeros se vieron sorprendidos por una gran nube que, durante minutos, «bombardeó» casas, naves, vehículos e incluso, como en la primera localidad, la más afectada, acabó con la vida de una cigüeña que protegía a su prole en el nido.
«En diez minutos se ha venido abajo el pueblo», señalaba ayer el alcalde de Santa Eufemia del Arroyo, Victoriano Fernández, antes de describir la tormenta como «increíble». A muchos vecinos el suceso les pilló en la iglesia parroquial rezando el rosario, pero el regidor de este municipio de 133 habitantes tuvo que cubrirse la cabeza con un carretillo que encontró en la calle. «Las bolas de granizo sonaban como tiros», afirmó, todavía conmocionado.
Según narran los vecinos, al principio el granizo que caía era seco, sin lluvia, y «algunas de las bolas que caían del cielo tenían el tamaño de un huevo de gallina», y después se desató una gran tormenta de agua que inundó las calles impidiendo el tránsito y la circulación. De hecho, la gente del pueblo aún conserva alguna de las piedras heladas en el frigorífico.
Las uralitas de las naves han quedado seriamente dañadas, así como la chapa y lunas de los coches a los que la tormenta sorprendió estacionados en plena calle. Incluso en más de una explotación el fuerte granizo perforó el techo de uralita «como un colador» y hubo que sacar a los animales fuera de la nave para trasladarlos a lugares secos. El regidor argumentó que, si las ovejas se mojan, dejarán de dar leche durante una larga temporada, por lo que habría que añadir un nuevo perjuicio económico.
El alcalde socialista de Santa Eufemia convocará a los vecinos afectados a través de un bando para que se personen en el consistorio a fin de establecer la lista de daños y poder iniciar los trámites que permitan la declaración del municipio como zona catastrófica. Se mostró convencido de que estas grandes tormentas son consecuencia del cambio climático y anunció que pedirá a la Consejería de Medio Ambiente la reforestación de la zona porque, desde su punto de vista, la vegetación frenarían las granizadas.
Cosechas
También en Villafrechós, el alcalde socialista, Miguel Gómez, se mostraba consternado por las consecuencias del granizo. Como el resto de ayuntamientos afectados, Villafrechós realizará la evaluación de daños junto a los vecinos y las juntas agropecuarias. Las cosechas, la mayoría de cereal, que estaban ya espigadas, han resultados arrasadas. En el caso de Santa Eufemia, que cuenta en su término municipal con algo más de 2.500 hectáreas, la superficie cultivada y dañada supone algo más del 30%. En Villafrechós, los agricultores estiman que el 60% de la cosecha se ha perdido.
Paulino Guerra, concejal del PP de Villafrechós (530 vecinos), aseguró que «prácticamente todo el término municipal ha quedado arrasado» y calculó que «por lo menos tres cuartas partes del campo son siniestro total». Guerra también apoyará la solicitud de zona catastrófica. «Yo en sesenta años que tengo no he conocido una piedra como esta. Un año en que parecía que íbamos a poder salir un poco del atolladero nos ha caído un palo que nos lo ha arrebatado todo en quince minutos», consideró antes de añadir que «es bastante preocupante para los vecinos de una zona rural que vive de la ganadería y del campo».
Durante una improvisada visita a Santa Eufemia ayer por la tarde, el presidente de la Diputación, Ramiro Ruiz Medrano, prometió ayudas para reparar los daños en los edificios públicos, a través de la línea abierta recientemente para arreglar el pabellón deportivo de La Pedraja de Portillo que sufrió las consecuencias de un vendaval a mediados de febrero, y también se comprometió a ser el portavoz de los municipios afectados ante la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León y del subdelegado del Gobierno en Valladolid, Cecilio Vadillo, para agilizar los trámites.
Sobre las 17.00 horas del sábado, los vecinos de Santa Eufemia del Arroyo,Villafrechós, Cabreros del Monte, Pozuelo de la Orden y Villanueva de los caballeros se vieron sorprendidos por una gran nube que, durante minutos, «bombardeó» casas, naves, vehículos e incluso, como en la primera localidad, la más afectada, acabó con la vida de una cigüeña que protegía a su prole en el nido.
«En diez minutos se ha venido abajo el pueblo», señalaba ayer el alcalde de Santa Eufemia del Arroyo, Victoriano Fernández, antes de describir la tormenta como «increíble». A muchos vecinos el suceso les pilló en la iglesia parroquial rezando el rosario, pero el regidor de este municipio de 133 habitantes tuvo que cubrirse la cabeza con un carretillo que encontró en la calle. «Las bolas de granizo sonaban como tiros», afirmó, todavía conmocionado.
Según narran los vecinos, al principio el granizo que caía era seco, sin lluvia, y «algunas de las bolas que caían del cielo tenían el tamaño de un huevo de gallina», y después se desató una gran tormenta de agua que inundó las calles impidiendo el tránsito y la circulación. De hecho, la gente del pueblo aún conserva alguna de las piedras heladas en el frigorífico.
Las uralitas de las naves han quedado seriamente dañadas, así como la chapa y lunas de los coches a los que la tormenta sorprendió estacionados en plena calle. Incluso en más de una explotación el fuerte granizo perforó el techo de uralita «como un colador» y hubo que sacar a los animales fuera de la nave para trasladarlos a lugares secos. El regidor argumentó que, si las ovejas se mojan, dejarán de dar leche durante una larga temporada, por lo que habría que añadir un nuevo perjuicio económico.
El alcalde socialista de Santa Eufemia convocará a los vecinos afectados a través de un bando para que se personen en el consistorio a fin de establecer la lista de daños y poder iniciar los trámites que permitan la declaración del municipio como zona catastrófica. Se mostró convencido de que estas grandes tormentas son consecuencia del cambio climático y anunció que pedirá a la Consejería de Medio Ambiente la reforestación de la zona porque, desde su punto de vista, la vegetación frenarían las granizadas.
Cosechas
También en Villafrechós, el alcalde socialista, Miguel Gómez, se mostraba consternado por las consecuencias del granizo. Como el resto de ayuntamientos afectados, Villafrechós realizará la evaluación de daños junto a los vecinos y las juntas agropecuarias. Las cosechas, la mayoría de cereal, que estaban ya espigadas, han resultados arrasadas. En el caso de Santa Eufemia, que cuenta en su término municipal con algo más de 2.500 hectáreas, la superficie cultivada y dañada supone algo más del 30%. En Villafrechós, los agricultores estiman que el 60% de la cosecha se ha perdido.
Paulino Guerra, concejal del PP de Villafrechós (530 vecinos), aseguró que «prácticamente todo el término municipal ha quedado arrasado» y calculó que «por lo menos tres cuartas partes del campo son siniestro total». Guerra también apoyará la solicitud de zona catastrófica. «Yo en sesenta años que tengo no he conocido una piedra como esta. Un año en que parecía que íbamos a poder salir un poco del atolladero nos ha caído un palo que nos lo ha arrebatado todo en quince minutos», consideró antes de añadir que «es bastante preocupante para los vecinos de una zona rural que vive de la ganadería y del campo».