The CHE will have cartography in 3D to study the floods. The system allows to define the affected zone by ordinary or extraordinary avenues.
Sun, 16/09/2007
Cartografía en tres dimensiones (3D) y ortofotografías (que permiten medir distancias reales).
Serán dos de las herramientas de que disponga la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para realizar estudios de inundabilidad y de delimitación de las zonas afectadas por avenidas ordinarias y extraordinarias de los ríos. Aunque la tecnología ya se ha utilizado puntualmente, el sistema se va a extender a todo el eje del Ebro y a diversas cuencas.
El Ministerio de Medio Ambiente impulsa el denominado proyecto Linde, un programa que permite definir por tramos el dominio público hidráulico (el terreno cubierto por las aguas de un río en las máximas crecidas ordinarias) y los estudios de inundabilidad generales. La CHE ya ha puesto en marcha un primer estudio, el de las zonas inundables del Cinca, apoyado en esta tecnología punta, y otros que afectan a tramos del Huerva, el Jalón, el Jiloca, el Aranda y el Piedra.
Tras la gran avenida del 2003, también dispuso de este sistema para cartografiar la cuenca del eje del Ebro desde Miranda hasta la desembocadura del Huecha, antes de llegar a Zaragoza. Ahora se va a concluir todo este eje, desde el final del Huecha hasta la cola del embalse de Mequinenza.
La empresa Estereocarto es la encargada de elaborar esta cartografía, que después otra firma aplica a modelos determinados para estudiar las inundaciones y las avenidas en la cuenca.
Mateo Pastrana es director de Proyectos de Estereocarto y explica que el trabajo se basa en dos sistemas: una cámara fotográfica digital y el llamado sistema Lidar. La maquinaria necesaria se instala en una avioneta desde la que se toman las fotografías aéreas, punto de partida.
El sistema Lidar permite, mediante un láser, hacer mediciones directas sobre el terreno. "Lanza un haz de rayos láser que llegan al terreno, rebotan y vuelven al sistema. Así queda definida la distancia", señala Mateo Pastrana. La avioneta lleva un equipo de navegación GPS e indica las coordenadas sobre las que se va a trabajar. El resultado: "Una nube inmensa de puntos que definen el terreno".
Con esa medición láser se tiene un modelo del terreno a partir del cual, y junto a las fotografías digitales, se realizan las llamadas ortofotografías. "Se trata de un mosaico de fotos para medir distancias reales", indica el especialista.
Ahí radica la diferencia con las imágenes convencionales. "Cuando tomas una foto, se deforman los extremos, porque se tiene una perspectiva cónica. A pequeña distancia, ni siquiera te das cuenta. Pero desde un avión se nota mucho", apunta. Lo que hace este sistema es "rectificar la imagen de la cámara para medir distancias reales con una fotografía".
AL DETALLE Además de las ortofotografías, que dan después a los técnicos la posibilidad de trabajar con datos reales de un terreno desde un despacho, la empresa realiza la cartografía en tres dimensiones. Para elaborarla, a la hora de tomar las imágenes es necesario que se solapen en buena medida. "Como mínimo, una foto debe solapar a la siguiente en un 60%", afirma Pastrana. A partir de la imagen en 3D y de una serie de puntos de apoyo medidos en campo con coordenadas reales, un operador de restitución "saca las líneas del terreno".
Quedan definidos vaguadas, ríos, carreteras, "todas las líneas de ruptura, que son aquéllas que rompen el terreno".
Cuando finalice este trabajo, la CHE dispondrá de un modelo digital en 3D del terreno y de las ortofotografías de todo el eje del Ebro y de las cuencas ya citadas. Esas herramientas pasarán por las manos de otra empresa, Inclam, que se encargará de aplicar los modelos hidráulicos correspondientes para estudiar qué zonas son inundables en cada supuesto.
En el caso del Cinca, estudio del que ya dispone la CHE, se ha analizado el tramo entre la presa de El Grado y el embalse de Ribarroja para los caudales desde la avenida ordinaria hasta la de los 500 años. La herramienta ha permitido ver las cotas alcanzadas por el agua en las avenidas de 5, 10, 25, 50, 100 y 500 años y en la ordinaria.
Además de ser útiles en la lucha contra las inundaciones y las grandes avenidas, conocer las zonas que son inundables es necesario para definir el planeamiento urbanístico de los municipios.
Serán dos de las herramientas de que disponga la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para realizar estudios de inundabilidad y de delimitación de las zonas afectadas por avenidas ordinarias y extraordinarias de los ríos. Aunque la tecnología ya se ha utilizado puntualmente, el sistema se va a extender a todo el eje del Ebro y a diversas cuencas.
El Ministerio de Medio Ambiente impulsa el denominado proyecto Linde, un programa que permite definir por tramos el dominio público hidráulico (el terreno cubierto por las aguas de un río en las máximas crecidas ordinarias) y los estudios de inundabilidad generales. La CHE ya ha puesto en marcha un primer estudio, el de las zonas inundables del Cinca, apoyado en esta tecnología punta, y otros que afectan a tramos del Huerva, el Jalón, el Jiloca, el Aranda y el Piedra.
Tras la gran avenida del 2003, también dispuso de este sistema para cartografiar la cuenca del eje del Ebro desde Miranda hasta la desembocadura del Huecha, antes de llegar a Zaragoza. Ahora se va a concluir todo este eje, desde el final del Huecha hasta la cola del embalse de Mequinenza.
La empresa Estereocarto es la encargada de elaborar esta cartografía, que después otra firma aplica a modelos determinados para estudiar las inundaciones y las avenidas en la cuenca.
Mateo Pastrana es director de Proyectos de Estereocarto y explica que el trabajo se basa en dos sistemas: una cámara fotográfica digital y el llamado sistema Lidar. La maquinaria necesaria se instala en una avioneta desde la que se toman las fotografías aéreas, punto de partida.
El sistema Lidar permite, mediante un láser, hacer mediciones directas sobre el terreno. "Lanza un haz de rayos láser que llegan al terreno, rebotan y vuelven al sistema. Así queda definida la distancia", señala Mateo Pastrana. La avioneta lleva un equipo de navegación GPS e indica las coordenadas sobre las que se va a trabajar. El resultado: "Una nube inmensa de puntos que definen el terreno".
Con esa medición láser se tiene un modelo del terreno a partir del cual, y junto a las fotografías digitales, se realizan las llamadas ortofotografías. "Se trata de un mosaico de fotos para medir distancias reales", indica el especialista.
Ahí radica la diferencia con las imágenes convencionales. "Cuando tomas una foto, se deforman los extremos, porque se tiene una perspectiva cónica. A pequeña distancia, ni siquiera te das cuenta. Pero desde un avión se nota mucho", apunta. Lo que hace este sistema es "rectificar la imagen de la cámara para medir distancias reales con una fotografía".
AL DETALLE Además de las ortofotografías, que dan después a los técnicos la posibilidad de trabajar con datos reales de un terreno desde un despacho, la empresa realiza la cartografía en tres dimensiones. Para elaborarla, a la hora de tomar las imágenes es necesario que se solapen en buena medida. "Como mínimo, una foto debe solapar a la siguiente en un 60%", afirma Pastrana. A partir de la imagen en 3D y de una serie de puntos de apoyo medidos en campo con coordenadas reales, un operador de restitución "saca las líneas del terreno".
Quedan definidos vaguadas, ríos, carreteras, "todas las líneas de ruptura, que son aquéllas que rompen el terreno".
Cuando finalice este trabajo, la CHE dispondrá de un modelo digital en 3D del terreno y de las ortofotografías de todo el eje del Ebro y de las cuencas ya citadas. Esas herramientas pasarán por las manos de otra empresa, Inclam, que se encargará de aplicar los modelos hidráulicos correspondientes para estudiar qué zonas son inundables en cada supuesto.
En el caso del Cinca, estudio del que ya dispone la CHE, se ha analizado el tramo entre la presa de El Grado y el embalse de Ribarroja para los caudales desde la avenida ordinaria hasta la de los 500 años. La herramienta ha permitido ver las cotas alcanzadas por el agua en las avenidas de 5, 10, 25, 50, 100 y 500 años y en la ordinaria.
Además de ser útiles en la lucha contra las inundaciones y las grandes avenidas, conocer las zonas que son inundables es necesario para definir el planeamiento urbanístico de los municipios.