The province will have to resort to desalinated water to avoid cuts in 2008
Sun, 16/12/2007
La provincia cumple hoy domingo -paradójicamente el Instituto Nacional de Meteorología prevé lluvias e incluso nieve en la montaña para esta jornada por la entrada de una masa de aire polar continental- cuarenta días sin lluvias, una situación que, unida a la sequía que azota la cuenca alta del Tajo (Entrepeñas y Buendía) obliga, si el invierno no es especialmente lluvioso, a que gran parte de la provincia tenga que verse obligada a beber agua desalada durante todo el próximo 2008 si no quiere sufrir restricciones. Un caudal que garantizará el suministro urbano pero que será más caro, aunque la Mancomunidad de Canales del Taibilla haya congelado el incremento de la tarifa hasta después de las elecciones generales.
Las cuencas del Júcar y el Segura continúan en situación de alerta por sequía aunque el Ministerio de Medio Ambiente ha asegurado que no habrá cortes en el suministro urbano al menos hasta el final del año hidrológico 2007-2008 (octubre). No así en el envío de caudales para el regadío, que un año más va a quedar hipotecado por la falta de agua en Entrepeñas y Buendía donde esta semana sólo había «trasvasables» 97 hectómetros cúbicos y la prioridad es el abastecimiento.
Las lluvias del pasado octubre aliviaron el nivel de los acuíferos y prácticamente representaron un riego pero no ha vuelto a llover por lo que la próxima primavera puede resultar conflictiva y tensa entre el sector agrícola y los responsables de administrar el agua. La eliminación del trasvase del Ebro y el hecho de que el agua del Júcar-Vinalopó sólo sirva, en teoría, para el regadío provocará que el futuro de la provincia pase por contar con agua desalada, un caudal seguro, autónomo pero más caro, como lo demuestra el hecho de que la empresa que gestiona la desaladora de Agua Amarga haya pedido un incremento de las tarifas.
La Mancomunidad de Canales del Taibilla cierra 2007 con una demanda total de agua ha alcanzado los 235 hm de los que 38 hm que llegaron del río, 61 hm de la desalinización de agua del mar, 114 hm del trasvase Tajo-Segura, otros 13 hm llegaron de los pozos de sequía y del trasvase desde el embalse de Alarcón y nueve de los ayuntamientos de Alicante, Elche y Murcia.
Alicante finalizará el año, a falta de recoger los datos de las precipitaciones que se puedan producir hasta el lunes 31, con un balance de 422 litros de lluvia por metro cuadrado, un dato excelente y que supera en más de setenta litros la lluvia que Meteorología considera normal para la provincia. Sin embargo, un año lluvioso no puede acabar de golpe con una sequía que sacude además con más fuerza todavía que a Alicante a la cuenca alta del Tajo, clave para el suministro hídrico de gran parte del sur provincial, de Alicante a Pilar de la Horadada, área donde se concentra la mayor parte de la población. Para resolver este déficit el Ministerio optó por la construcción de desaladoras pero sólo puede contar a medio plazo con la planta Alicante II, gemela de la que se inauguró en 2003 en Agua Amarga y que inyectará 24 hm al Taibilla a partir de la segunda mitad de 2008.
El Ministerio de Medio Ambiente quiere tener en servicio a principios de 2009 un total de siete plantas desalinizadoras del Programa Agua que dotarán a la Mancomunidad de Canales del Taibilla de un caudal de 166 hm de agua potable, y harán posible que Alicante y Murcia dejen de depender del trasvase Tajo-Segura para su suministro urbano, circunstancia que, además, tendrá beneficios directos para el sector agrícola al disminuir la presión sobre el complejo de embalses de Entrepeñas y Buendía, puerta del trasvase. La ley que regula la transferencia de caudales del Tajo al Segura, tanto para uso urbano como agrícola, establece una reserva de 240 hm a partir de la cual no se puede enviar ni una gota a la provincia. Los agricultores de la cuenca del Segura apenas han recibido recursos para riego en los últimos tres años debido a la sequía que sacude Entrepeñas y Buendía y a pesar de que tienen derecho a 600 hm anuales. El problema puede agravarse el año que viene debido a que ya hay incluso anuncio oficial del Ministerio de Medio Ambiente de que volverán a producirse restricciones para el regadío en las cuencas del Segura, Júcar y Guadalquivir.
La provincia entró la pasada primavera en su tercer año consecutivo de sequía, centrada fundamentalmente en las comarcas de l´Alacantí, todo el Vinalopó y Vega Baja, con lo que la situación es parecida a la que se vivió en los comienzos de la década de los 90, aunque las precipitaciones de octubre aliviaron en parte la penuria pluviométrica.
Para el climatólogo Jorge Olcina, «la abundancia de jornadas anticiclónicas y las situaciones de viento de poniente en el Mediterráneo marcan la climatología en la provincia y las borrascas que entran en España por el Atlántico apenas dejan lluvias en Alicante porque descargan toda su fuerza en las zonas del oeste y centro de la península».
Las cuencas del Júcar y el Segura continúan en situación de alerta por sequía aunque el Ministerio de Medio Ambiente ha asegurado que no habrá cortes en el suministro urbano al menos hasta el final del año hidrológico 2007-2008 (octubre). No así en el envío de caudales para el regadío, que un año más va a quedar hipotecado por la falta de agua en Entrepeñas y Buendía donde esta semana sólo había «trasvasables» 97 hectómetros cúbicos y la prioridad es el abastecimiento.
Las lluvias del pasado octubre aliviaron el nivel de los acuíferos y prácticamente representaron un riego pero no ha vuelto a llover por lo que la próxima primavera puede resultar conflictiva y tensa entre el sector agrícola y los responsables de administrar el agua. La eliminación del trasvase del Ebro y el hecho de que el agua del Júcar-Vinalopó sólo sirva, en teoría, para el regadío provocará que el futuro de la provincia pase por contar con agua desalada, un caudal seguro, autónomo pero más caro, como lo demuestra el hecho de que la empresa que gestiona la desaladora de Agua Amarga haya pedido un incremento de las tarifas.
La Mancomunidad de Canales del Taibilla cierra 2007 con una demanda total de agua ha alcanzado los 235 hm de los que 38 hm que llegaron del río, 61 hm de la desalinización de agua del mar, 114 hm del trasvase Tajo-Segura, otros 13 hm llegaron de los pozos de sequía y del trasvase desde el embalse de Alarcón y nueve de los ayuntamientos de Alicante, Elche y Murcia.
Alicante finalizará el año, a falta de recoger los datos de las precipitaciones que se puedan producir hasta el lunes 31, con un balance de 422 litros de lluvia por metro cuadrado, un dato excelente y que supera en más de setenta litros la lluvia que Meteorología considera normal para la provincia. Sin embargo, un año lluvioso no puede acabar de golpe con una sequía que sacude además con más fuerza todavía que a Alicante a la cuenca alta del Tajo, clave para el suministro hídrico de gran parte del sur provincial, de Alicante a Pilar de la Horadada, área donde se concentra la mayor parte de la población. Para resolver este déficit el Ministerio optó por la construcción de desaladoras pero sólo puede contar a medio plazo con la planta Alicante II, gemela de la que se inauguró en 2003 en Agua Amarga y que inyectará 24 hm al Taibilla a partir de la segunda mitad de 2008.
El Ministerio de Medio Ambiente quiere tener en servicio a principios de 2009 un total de siete plantas desalinizadoras del Programa Agua que dotarán a la Mancomunidad de Canales del Taibilla de un caudal de 166 hm de agua potable, y harán posible que Alicante y Murcia dejen de depender del trasvase Tajo-Segura para su suministro urbano, circunstancia que, además, tendrá beneficios directos para el sector agrícola al disminuir la presión sobre el complejo de embalses de Entrepeñas y Buendía, puerta del trasvase. La ley que regula la transferencia de caudales del Tajo al Segura, tanto para uso urbano como agrícola, establece una reserva de 240 hm a partir de la cual no se puede enviar ni una gota a la provincia. Los agricultores de la cuenca del Segura apenas han recibido recursos para riego en los últimos tres años debido a la sequía que sacude Entrepeñas y Buendía y a pesar de que tienen derecho a 600 hm anuales. El problema puede agravarse el año que viene debido a que ya hay incluso anuncio oficial del Ministerio de Medio Ambiente de que volverán a producirse restricciones para el regadío en las cuencas del Segura, Júcar y Guadalquivir.
La provincia entró la pasada primavera en su tercer año consecutivo de sequía, centrada fundamentalmente en las comarcas de l´Alacantí, todo el Vinalopó y Vega Baja, con lo que la situación es parecida a la que se vivió en los comienzos de la década de los 90, aunque las precipitaciones de octubre aliviaron en parte la penuria pluviométrica.
Para el climatólogo Jorge Olcina, «la abundancia de jornadas anticiclónicas y las situaciones de viento de poniente en el Mediterráneo marcan la climatología en la provincia y las borrascas que entran en España por el Atlántico apenas dejan lluvias en Alicante porque descargan toda su fuerza en las zonas del oeste y centro de la península».