Water from the Ebro river for Monegros

Tue, 25/12/2007

ABC

Tanto el Gobierno de Aragón como los promotores del macrocomplejo de ocio Gran Scala son conscientes del inmenso impacto que un proyecto de estas dimensiones tendrá sobre el territorio de esa Comunidad y presentarlo como una iniciativa sostenible es una de sus prioridades. Otra cosa es que logren convencer de ello a algunas regiones vecinas, como Valencia, donde se asiste con estupefacción al elocuente silencio de la ministra Narbona, la misma que en tierras valencianas ha llegado a vetar, a través de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), infraestructuras tan básicas como un colegio emplazado en un pequeño pueblo de Alicante. Según la entidad hidrográfica no hay suficiente agua en Murla (562 habitantes) para garantizar el buen funcionamiento de un centro de enseñanza con capacidad para apenas sesenta alumnos. Una de las preguntas que muchos se han hecho es cuánta agua será necesaria y cómo se va a abastecer Gran Scala, en pleno desierto de los Monegros, a toda una ciudad lúdica salida de la nada, con 32 casinos, 70 hoteles, cinco parques temáticos —entre ellos uno acuático—, campos de golf, apartamentos de lujo, centenares de restaurantes y hasta un hipódromo. El Ejecutivo de Marcelino Iglesias insiste en que el suministro está garantizado. En primer lugar, porque estará situada muy cerca del cauce del río Ebro y en una zona con profusión de otros caudales. Según el consejero de Industria, Arturo Aliaga, el complejo consumirá el agua equivalente a la de una ciudad de 100.000 habitantes, en torno a 14 hectómetros cúbicos al año. Se trata de menos de lo que consumirían las 2.000 hectáreas que ocupará Gran Scala si se plantase en ellas maíz y unas 75 veces menos que el derogado trasvase del Ebro, que el PP recuperará si gana las generales. En cualquier caso, llevar agua a Monegros es una vieja aspiración en Aragón y el Plan Nacional de Regadíos prevé 12.000 hectáreas antes de 2008. En este sentido, tampoco es demasiado conocido que una de las prioridades de Cristina Narbona cuando llegó en 2004 al Ministerio de Medio Ambiente fue la de declarar los Monegros Parque Nacional. Finalmente, la presión aragonesa llevó a la ministra de Medio Ambiente a echar marcha atrás para permitir, casi una legislatura después, que ese desierto lleve camino de convertirse en el mayor escenario urbanístico de Europa. El pasado martes, durante la presentación pública del proyecto, el presidente aragonés puso como condición para respaldar el proyecto lúdico que fuera sostenible y los promotores de Gran Scala, se comprometieron a ello. Los inversores aseguran que el complejo estará dotado de un «ambicioso programa de reutilización de aguas» que permitirá ahorrar el 70 por ciento de los caudales. También el vicepresidente aragonés, José Ángel Biel (PAR), destacó que esta Comunidad tiene lo necesario para garantizar la ejecución de un complejo de estas dimensiones gigantescas: «Aragón tiene territorio, agua, energía y seguridad jurídica». El agua fue citada expresamente por el número dos del Ejecutivo, quien, a renglón seguido, indicó que «no aceptaremos que se activen alarmas infundadas» ante la llegada de Gran Scala.