Las aguas potables del Llobregat y del Ter dispondrán de una red única en la que confluirán ambos sistemas de suministro en Barcelona. La conexión directa será posible gracias a la construcción de una gran tubería bajo la sierra de Collserola, que unirá los depósitos de la Fontsanta (Sant Joan Despí) y de Trinitat. La gran tubería, cuyas obras acaban de iniciarse, permitirá también enviar agua desde la futura planta desalinizadora de El Prat, que se inaugurará el mes de junio del año próximo, hasta la cuenca del Ter. De todas maneras, las obras durarán dos años.
La tubería tendrá 15 kilómetros de longitud y en su mayor parte discurrirá en túnel (12 kilómetros). Para su construción, se está utilizando una tuneladora de seis metros de diámetro y 260 metros de longitud, cuya cabecera corta engulle piedras y tierra que extrae con una larguísima cinta transportadora situada en la parte posterior. En paralelo, la tuneladora coloca unas placas de hormigón de 25 centímetros que conforman las paredes del túnel. Las obras tienen un coste de 200 millones y cuenta con una financiación del 57% de la UE.
La conducción tendrá tres galerías de servicio en su trazado, con el fin de servir de puntos de ventilación y salidas de emergencia además de utilizarse para extraer las tuneladoras cuando se encuentren dentro de un año, bajo Collserola. El conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar (que visitó el lugar donde se inicia el túnel en Sant Just Desvern), declaró que la obra pemitirá mejorar la calidad y la seguridd del suministro. No obstante, el proyecto no se ha sometido a la declaración de impacto ambiental (sin que el Departament de Medi Ambient pudiera precisar con detalle por qué), aunque se ha creado una comisión de seguimiento.
La organización Ecologistes en Acció declaró que la obra 'debería pasar el trámite de la evaluación de impacto ambiental', ya que una de las tres galerías de servicio está dentro del parque de Collserola, que fue propuesto por la Generalitat para ser incluido en el catálogo europeo de la Red Natura 2000, y la zona debe ser declarada parque natural. 'Lamentamos que la Generalitat permita a sus empresas públicas lo que exige al resto de la ciudadanía: el cumplimiento de la legislación vigente en materia de medio ambiente; esperamos que corrija ese monumental error', dijo Elisenda Forés, portavoz de la organización ecologista.