The agricultural environment now must convert or climate will require it

Mon, 15/12/2008

Diario de Noticias de Navarra

Pedro Arrojo afirma que 'lo que yo tengo que decir ya se ha dicho mil veces'. Sin embargo, cuando este Premio Goldman 2003 -el 'Nobel medioambiental'- habla, los expertos en gestión del agua atienden sin mirar el reloj.
El Premio Goldman 2003, Pedro Arrojo, intervino en la sexta edición del congreso ibérico sobre gestión y planificación del agua. Habló sobre su especialidad, El futuro del regadío. Este hombre nacido en Madrid, criado en Granada y que ahora da clases de Análisis Económico en la Universidad de Zaragoza es una eminencia para los expertos en la nueva cultura del agua, la que apuesta por el ahorro y un aprovechamiento mejor de las infraestructuras ya construidas para evitar afecciones al medio ambiente.



¿Cree que su mensaje sobre la gestión del agua ya ha calado?



El logro es que lo que venimos diciendo en estos congresos ibéricos ya ha conquistado un nivel muy amplio de convicción y consenso entre la comunidad científica. Incluso dentro de la propia administración de aguas.



¿La estrategia es convencer primero a las instituciones y, después, a la sociedad?



Esas apuestas casi maquiavélicas de ver a quién me gano primero ya no tienen sentido. La sociedad actual es muy compleja y exige que se trabaje en distintos niveles.



¿Al ciudadano de a pie le ha llegado esta nueva cultura del agua?



Las culturas no se decretan. Es importante que la Administración entienda los retos del presente y del futuro y adecue normativas, pero los cambios culturales se cuecen a fuego lento. Hay que vencer convenciendo, y vamos a ganar seguro. Otra cuestión es cuánto tardaremos.



¿Cuál es la idea clave de la nueva cultura del agua?



Esta cultura identifica los problemas del siglo XXI de sostenibilidad, éticos, sociales, de modelo de desarrollo... Y propone nuevos criterios, que quedaron consagrados cuando se aprobó en Europa la Directiva de Aguas. Para algunos políticos supuso una sorpresa constatar que esa normativa daba razón a este movimiento ciudadano.



Sin embargo, ciertos promotores de grandes infraestructuras, incluidas las hidráulicas, ven las exigencias medioambientales como una moda.



Quien piense que los problemas medioambientales por el cambio climático son una moda... Ojalá lo fueran. Ojalá que no tuviéramos tanta razón desde el movimiento ecologista. El tema del agua, por el que tenemos que cambiar nuestras relaciones con los ríos y con la naturaleza, afecta a muchos sectores, tanto urbanos como industriales o agrarios.



¿Qué pasos quedan por delante en tema de regadíos, su especialidad?



La reconversión de la agricultura.



El regadío ya no es la solución para todos los problemas del agro...



Ésa es la forma antigua de pensar. Podía ser cierto a mediados de siglo, pero en el último cuarto del siglo XX ya no se cumplía tanto. Con este tema, nos hemos pasado de la raya veinte pueblos en este país. Y si miramos las perspectivas de cambio climático, nos hemos pasado cien. Hemos potenciado una agricultura industrial, que es agresiva y destructora del medio ambiente. Pero la culpa no es de los agricultores, sino de toda la sociedad,



¿Teme que los agricultores crean que les está atacando?



Sería un problema, pero hay que darse cuenta de que si no hacemos esto ahora, la reconversión en el medio agrario se hará sin anestesia ni planes. El cambio lo exigirá el propio clima, y así se arruinaría al débil. La explotación familiar agraria, sin embargo, debe ser la protagonista.



su frase



'En la reconversión de la agricultura, las explotaciones familiares tienen que ser las protagonistas'