Dismantling hidden in the marshes
Fri, 24/04/2009
Media docena de operarios equipados con ropa de agua, balsas artesanales para transportar la basura por el río y muchas horas de trabajo manual son necesarios desde hace unos días para adecentar el cauce fluvial del río Rons y las marismas del Alba. Se trata de una campaña de limpieza de esta zona que ha permitido comprobar como estas marismas escondían, y aún ocultan, entre la vegetación y bajo las aguas toneladas de desperdicios, muchos de ellos voluminosos y pesados. Más de un coche desguazado acabó sus días en el fondo del Rons.
Durante años, la desembocadura del río Rons era el basurero de Pontevedra, hasta que se creó, hace un par de décadas, el ya clausurado de O Rapadiño, en Cerponzóns, que dejó de utilizarse en 1997. Sin embargo, para algunos desaprensivos, aquel traslado no fue un obstáculo para que las marismas del Alba continuaran siendo el habitual lugar de depósito de sus desperdicios, ocultos por la vegetación y el agua y poco frecuentado antes de que se acometiera su regeneración y apertura al público.
Un plan de limpieza del cauce del río Rons que lleva a cabo estos días la Concejalía de Medio Ambiente Natural ha sacado a la luz las toneladas de basura acumuladas durante años en la principal zona húmeda de la ciudad, albergue de numerosas especies de aves y aspirante a convertirse en un espacio natural protegido oficialmente.
Medios artesanales
Calzados con botas de agua y con medios artesanales, media docena de operarios recorre, únicamente durante la marea baja (cuando la zona es accesible), los meandros y recovecos del Rons para adecentar la zona, que oculta un auténtico “desguace” de coches. Neumáticos, guanteras, radiadores, asientos e innumerables piezas de coche “siembran” el fondo fluvial, junto con otra gran colección de desperdicios: contenedores de basura, sondas hospitalarias, bidones metálicos, plazas de poliespán, electrodomésticos, tubos, bolsas de plástico, botellas y cristales.
La lista es interminable y a la acumulación de basura se unen las dificultades para su retirada. De hecho, es necesario que los operarios se introduzcan en el agua para extraer a mano el material, gran parte de él enterrado en el lodo del río. Además, hubo que fabricar unas rudimentarias “balsas” en las que depositar la basura, para trasladarla, río abajo, hasta Ponte Maxeiro, donde es más factible su almacenamiento provisional. En algunos casos, esta “navegación” fue de más de medio kilómetro.
Estas dificultades y la peligrosidad de los tramos donde se trabaja aconsejaron descartar la intervención de voluntarios (si utilizados en otras ocasiones) en estas labores de limpieza, según apuntó la concejala Celia Alonso. Además, se debe trabajar con cuidado para no afectar a la fauna del lugar, donde abundan los nidos de especies protegidas.
Espacio natural
Las marismas del Alba se encuentran en pleno proceso de declaración con Espacio Natural de Interés Local (ENIL), por lo que son objeto de una atención especial por parte de la concejalía que dirige Celia Alonso. Así, este departamento has destacado que en los dos últimos años (desde que se creó como tal) se repusieron todos los bancos del paseo y su iluminación a ras de suelo, además de arreglarse parte de los puentes y pasos de madera. También se procedió a la plantación de más de un centenar de árboles y a retirar algunas de las especies invasoras. Además, se instalaron recientemente varios paneles informativos y una de las previsiones para esta zona es construir tres observatorios de pájaros.
Durante años, la desembocadura del río Rons era el basurero de Pontevedra, hasta que se creó, hace un par de décadas, el ya clausurado de O Rapadiño, en Cerponzóns, que dejó de utilizarse en 1997. Sin embargo, para algunos desaprensivos, aquel traslado no fue un obstáculo para que las marismas del Alba continuaran siendo el habitual lugar de depósito de sus desperdicios, ocultos por la vegetación y el agua y poco frecuentado antes de que se acometiera su regeneración y apertura al público.
Un plan de limpieza del cauce del río Rons que lleva a cabo estos días la Concejalía de Medio Ambiente Natural ha sacado a la luz las toneladas de basura acumuladas durante años en la principal zona húmeda de la ciudad, albergue de numerosas especies de aves y aspirante a convertirse en un espacio natural protegido oficialmente.
Medios artesanales
Calzados con botas de agua y con medios artesanales, media docena de operarios recorre, únicamente durante la marea baja (cuando la zona es accesible), los meandros y recovecos del Rons para adecentar la zona, que oculta un auténtico “desguace” de coches. Neumáticos, guanteras, radiadores, asientos e innumerables piezas de coche “siembran” el fondo fluvial, junto con otra gran colección de desperdicios: contenedores de basura, sondas hospitalarias, bidones metálicos, plazas de poliespán, electrodomésticos, tubos, bolsas de plástico, botellas y cristales.
La lista es interminable y a la acumulación de basura se unen las dificultades para su retirada. De hecho, es necesario que los operarios se introduzcan en el agua para extraer a mano el material, gran parte de él enterrado en el lodo del río. Además, hubo que fabricar unas rudimentarias “balsas” en las que depositar la basura, para trasladarla, río abajo, hasta Ponte Maxeiro, donde es más factible su almacenamiento provisional. En algunos casos, esta “navegación” fue de más de medio kilómetro.
Estas dificultades y la peligrosidad de los tramos donde se trabaja aconsejaron descartar la intervención de voluntarios (si utilizados en otras ocasiones) en estas labores de limpieza, según apuntó la concejala Celia Alonso. Además, se debe trabajar con cuidado para no afectar a la fauna del lugar, donde abundan los nidos de especies protegidas.
Espacio natural
Las marismas del Alba se encuentran en pleno proceso de declaración con Espacio Natural de Interés Local (ENIL), por lo que son objeto de una atención especial por parte de la concejalía que dirige Celia Alonso. Así, este departamento has destacado que en los dos últimos años (desde que se creó como tal) se repusieron todos los bancos del paseo y su iluminación a ras de suelo, además de arreglarse parte de los puentes y pasos de madera. También se procedió a la plantación de más de un centenar de árboles y a retirar algunas de las especies invasoras. Además, se instalaron recientemente varios paneles informativos y una de las previsiones para esta zona es construir tres observatorios de pájaros.