The cyclone "Aila" cause more than 100 victims in India and Bangladés
Wed, 27/05/2009
El número de víctimas mortales, que se incrementaba ayer por momentos a medida que avanzaba el día, ya superaba con creces el centenar. El ciclón Aila fue ayer especialmente mortífero en Bangladés, con más de 80 fallecidos, aunque también causó estragos en el estado indio de Bengala. Más de un millón y medio de personas han resultado afectadas, de las que medio millón se encuentran en situación de emergencia.
La tormenta, que tocó tierra el lunes en Bangladés con vientos de hasta 110 kilómetros por hora, empezó a debilitarse ayer no sin antes causar más de una treintena de muertos en Calcuta, la capital de Bengala. Los últimos informes meteorológicos indicaban que el Aila iba perdiendo fuerza a medida que avanzaba hacia el norte de la India.
El desastre natural tuvo repercusiones más nefastas en las zonas rurales, mucho más pobres. Las endebles casas vieron volar sus techos mientras familias enteras quedaban a merced del aguas y el viento. La subida de la marea en al menos cuatro distritos sureños de Bangladés anegó aldeas enteras. En ocasiones, las escasas pertenencias de los vecinos, unidas a la rapidez en tener que recogerlas, hizo que cupieran en una simple maleta. Lo importante era ponerse a salvo con vida.
Niños. Una de las áreas más afectadas fue el distrito de Satkhira, cerca del puerto de Mongla, donde una vecino explicó que fueron encontrados 17 cadáveres en la mismas aldea. Una buena parte de estos fallecidos eran niños. Pero los supervivientes, el problema de la falta de agua potable se convirtió en uno de los graves problemas, ya que ni tan solo podían cocinar los escasos alimentos de los que disponían. Es la razón por la que la llegada de ayuda a la zona se revelaba ayer como una necesidad urgente.
En las áreas urbanas, los efectos del ciclón, aunque importantes, no fueron tan devastadores para la población. Los árboles y los postes eléctricos fueron literalmente arrancados por la fuerza del viento y, al caer, destrozaron vehículos y bloquearon calles. En su caída, provocaron también la muerte de personas que transitaban por las calles.
Los ejércitos de la India y Bangladés ya trabajaban ayer en tareas de evacuación y reparto de ayuda humanitaria al constatar el debilitamiento de la tormenta, pese a que en algunas zonas continuaba lloviendo. La asistencia más perentoria era la de agua potable y ropa de abrigo.
Refugios. En Bangladés, un país acostumbrado a las catástrofes naturales y dotado de un potente sistema de detección de ciclones, cerca de medio millón de personas fueron trasladadas a refugios temporales al abandonar sus casas antes de la llegada de olas de más de cuatro metros de altura.
Precedentes. Aila se ha cebado en zonas que todavía se estaban recuperando del ciclón Sidr, que en el 2007 acabó con la vida de 3.500 bangladesís y dejó a casi un millón de personas sin hogar.
Los sectores de la agricultura y la ganadería han vuelto a quedar seriamente afectados, con grandes parcelas de cultivos anegadas por el agua y miles de reses ahogadas por las enormes inundaciones y las grandes crecidas de los ríos. H
La tormenta, que tocó tierra el lunes en Bangladés con vientos de hasta 110 kilómetros por hora, empezó a debilitarse ayer no sin antes causar más de una treintena de muertos en Calcuta, la capital de Bengala. Los últimos informes meteorológicos indicaban que el Aila iba perdiendo fuerza a medida que avanzaba hacia el norte de la India.
El desastre natural tuvo repercusiones más nefastas en las zonas rurales, mucho más pobres. Las endebles casas vieron volar sus techos mientras familias enteras quedaban a merced del aguas y el viento. La subida de la marea en al menos cuatro distritos sureños de Bangladés anegó aldeas enteras. En ocasiones, las escasas pertenencias de los vecinos, unidas a la rapidez en tener que recogerlas, hizo que cupieran en una simple maleta. Lo importante era ponerse a salvo con vida.
Niños. Una de las áreas más afectadas fue el distrito de Satkhira, cerca del puerto de Mongla, donde una vecino explicó que fueron encontrados 17 cadáveres en la mismas aldea. Una buena parte de estos fallecidos eran niños. Pero los supervivientes, el problema de la falta de agua potable se convirtió en uno de los graves problemas, ya que ni tan solo podían cocinar los escasos alimentos de los que disponían. Es la razón por la que la llegada de ayuda a la zona se revelaba ayer como una necesidad urgente.
En las áreas urbanas, los efectos del ciclón, aunque importantes, no fueron tan devastadores para la población. Los árboles y los postes eléctricos fueron literalmente arrancados por la fuerza del viento y, al caer, destrozaron vehículos y bloquearon calles. En su caída, provocaron también la muerte de personas que transitaban por las calles.
Los ejércitos de la India y Bangladés ya trabajaban ayer en tareas de evacuación y reparto de ayuda humanitaria al constatar el debilitamiento de la tormenta, pese a que en algunas zonas continuaba lloviendo. La asistencia más perentoria era la de agua potable y ropa de abrigo.
Refugios. En Bangladés, un país acostumbrado a las catástrofes naturales y dotado de un potente sistema de detección de ciclones, cerca de medio millón de personas fueron trasladadas a refugios temporales al abandonar sus casas antes de la llegada de olas de más de cuatro metros de altura.
Precedentes. Aila se ha cebado en zonas que todavía se estaban recuperando del ciclón Sidr, que en el 2007 acabó con la vida de 3.500 bangladesís y dejó a casi un millón de personas sin hogar.
Los sectores de la agricultura y la ganadería han vuelto a quedar seriamente afectados, con grandes parcelas de cultivos anegadas por el agua y miles de reses ahogadas por las enormes inundaciones y las grandes crecidas de los ríos. H