The water delivery to the Ter area NCBs will be reduced by 40%
Fri, 03/07/2009
Los 190 hectómetros cúbicos al año actuales disminuirán a 115 en el 2015
La medida será posible gracias a la desalinizadora de El Prat y otros recursos
Los caudales que el río Ter aporta al área de Barcelona desde hace cuatro décadas, tras la inauguración de los grandes embalses de Sau y Susqueda, se reducirán en un 40% en los próximos seis años, según anunció ayer el conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar, a los sectores políticos, sociales y agrícolas de la provincia de Girona. Concretamente, los 190 hectómetros cúbicos que se derivan cada año de promedio se convertirán en solo 115 en el 2015.
La reducción de la cantidad de agua que cede el Ter, una vieja demanda de los regantes de río, será posible porque la región metropolitana tiene previsto aumentar los recursos propios gracias a la desalinizadora de El Prat, fundamentalmente, pero también a diversas mejoras de ahorro, reutilización y recuperación de acuíferos.
PROTESTAS / El desvío de agua a Barcelona funcionaba sin aparentes problemas en las épocas de abundancia, pero no en los momentos de crisis. En el último periodo de sequía, los agricultores sacaron los tractores a la calle para protestar por el supuesto trato de favor que se dispensaba a la región metropolitana. En el 2007, por ejemplo, el 97% de los caudales acumulados en Susqueda se utilizaron para abastecer a Barcelona.
Medi Ambient confía en que las actuaciones previstas serán suficientes pese al previsto aumento demográfico de la región metropolitana y pese a los peores augurios en materia climática. Solo con la desalinización, que incluye la futura planta de Cunit y la ampliación de la de Tordera, se espera obtener 190 hectómetros cúbicos anuales adicionales.
Si se cumplen los plazos anunciados, el plan será aprobado en junio del 2010. El agua derivada hacia Barcelona se reducirá progresivamente desde 150 hm3 ese año hasta 130 hm3 en el 2012 y 115 hm3 en el 2015.
CAUDAL ECOLÓGICO / Además de satisfacer las demandas de riego y de abastecimiento en las comarcas de Girona, la reducción del trasvase permitirá mejorar el estado del Ter. El caudal de mantenimiento en el puente de la Barca, en la ciudad de Girona, que ahora es de 3 m3/s, podrá ser ampliado a 4,8 m3/s.
El anuncio fue acogido en Girona con gran satisfacción y cierta cautela. El principal miedo es que el compromiso de Baltasar sean palabras que se lleve el viento, aunque el presidente del Consorci Alba-Ter, Francesc Camps, dijo que las previsiones les parecían factibles. Lo que más agradeció Camps es que la prioridad a partir de ahora sea «siempre» el abastecimiento en Girona y la Costa Brava centro. En cualquier caso, quedan flecos: Camps quiere que no se considere el agua que pasa por la acequia Monar como parte del cauce del río y que se legalicen las concesiones de agua de las siete comunidades de regantes de la zona.
El proyecto no prevé ni a largo plazo la eliminación del acueducto. Medi Ambient esgrime dos argumentos: por una parte, el río Ter aporta un «agua de excelente calidad» --no opina sobre el Llobregat--; por otra, es atractiva «desde el punto de vista del gasto energético» porque se parte de una cota de terreno elevada.
La medida será posible gracias a la desalinizadora de El Prat y otros recursos
Los caudales que el río Ter aporta al área de Barcelona desde hace cuatro décadas, tras la inauguración de los grandes embalses de Sau y Susqueda, se reducirán en un 40% en los próximos seis años, según anunció ayer el conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar, a los sectores políticos, sociales y agrícolas de la provincia de Girona. Concretamente, los 190 hectómetros cúbicos que se derivan cada año de promedio se convertirán en solo 115 en el 2015.
La reducción de la cantidad de agua que cede el Ter, una vieja demanda de los regantes de río, será posible porque la región metropolitana tiene previsto aumentar los recursos propios gracias a la desalinizadora de El Prat, fundamentalmente, pero también a diversas mejoras de ahorro, reutilización y recuperación de acuíferos.
PROTESTAS / El desvío de agua a Barcelona funcionaba sin aparentes problemas en las épocas de abundancia, pero no en los momentos de crisis. En el último periodo de sequía, los agricultores sacaron los tractores a la calle para protestar por el supuesto trato de favor que se dispensaba a la región metropolitana. En el 2007, por ejemplo, el 97% de los caudales acumulados en Susqueda se utilizaron para abastecer a Barcelona.
Medi Ambient confía en que las actuaciones previstas serán suficientes pese al previsto aumento demográfico de la región metropolitana y pese a los peores augurios en materia climática. Solo con la desalinización, que incluye la futura planta de Cunit y la ampliación de la de Tordera, se espera obtener 190 hectómetros cúbicos anuales adicionales.
Si se cumplen los plazos anunciados, el plan será aprobado en junio del 2010. El agua derivada hacia Barcelona se reducirá progresivamente desde 150 hm3 ese año hasta 130 hm3 en el 2012 y 115 hm3 en el 2015.
CAUDAL ECOLÓGICO / Además de satisfacer las demandas de riego y de abastecimiento en las comarcas de Girona, la reducción del trasvase permitirá mejorar el estado del Ter. El caudal de mantenimiento en el puente de la Barca, en la ciudad de Girona, que ahora es de 3 m3/s, podrá ser ampliado a 4,8 m3/s.
El anuncio fue acogido en Girona con gran satisfacción y cierta cautela. El principal miedo es que el compromiso de Baltasar sean palabras que se lleve el viento, aunque el presidente del Consorci Alba-Ter, Francesc Camps, dijo que las previsiones les parecían factibles. Lo que más agradeció Camps es que la prioridad a partir de ahora sea «siempre» el abastecimiento en Girona y la Costa Brava centro. En cualquier caso, quedan flecos: Camps quiere que no se considere el agua que pasa por la acequia Monar como parte del cauce del río y que se legalicen las concesiones de agua de las siete comunidades de regantes de la zona.
El proyecto no prevé ni a largo plazo la eliminación del acueducto. Medi Ambient esgrime dos argumentos: por una parte, el río Ter aporta un «agua de excelente calidad» --no opina sobre el Llobregat--; por otra, es atractiva «desde el punto de vista del gasto energético» porque se parte de una cota de terreno elevada.