Trip to the major desalinating plant of Europe
Mon, 14/09/2009
Desde este verano, Barcelona cuenta con una nueva fuente de abastecimiento de agua: la planta desalinizadora de El Prat del Llobregat. Se trata de la mayor desaladora de Europa dedicada exclusivamente al consumo urbano existen otras mayores que se dirigen a los regadíos, como la situada en Alicante. A pesar de que la planta dispone de 10 líneas de producción, éstas únicamente se encontrarán a pleno rendimiento cuando las reservas de agua en los pantanos sean inferiores al 60% y, en la actualidad se encuentran al 71,2%, optimizando así el consumo de energía. El objetivo es contar con reservas ilimitadas de agua para poder combatir con seguridad sequías como la padecida en 2008.
La capacidad total de producción es de 60 hectómetros cúbicos al año, es decir, unos 200 millones de litros al día. Joan Compte, gerente de Aigües Ter Llobregat (ATLL), explica que, dado que la demanda total anual se sitúa en los 240 hectómetros cúbicos, la planta de El Prat aportará un cuarta parte del abastecimiento, que suministra a alrededor de 4,5 millones de habitantes, no sólo del área metropolitana, sino también de cerca de otros 100 municipios de las comarcas del Penedés, Baix Llobregat, Anoia, Garraf, Barcelonès, los dos Valleses y el Maresme.
¿Cómo funciona la planta para que el agua salada sea apta para el consumo humano? Para poder hablar de agua potable, ésta no ha de ser destilada ni contener más de un gramo de sales por litro. El agua de mar contiene 35 gramos de sales por litro. El proceso de desalinización ha de conseguir llegar a los 0,5 gramos.
Coste y precio
El coste de producción de agua potable, cuando no es necesaria su desalación es de unos 0,26 euros por litro; en el caso de la salada, de 0,40 euros por litro. Compte asegura que este incremento en el coste de la producción del agua no se repercutirá a corto plazo en la factura del consumidor, si bien "este incremento se hará efectivo de manera progresiva".
Con un presupuesto de 230 millones de euros los Fondos de Cohesión de la Unión Europea cubren el 75%, la planta de El Prat del Llobregat ha querido cumplir con todos los requisitos reflejados en la evaluación de impacto medioambiental. "Hemos ampliado las zonas de especial protección para las aves (ZEPA) y ,durante los periodos de anidación hemos paralizado las obras, entre otras actuaciones", explica el gerente. La planta se encuentra en las inmediaciones del Delta del Llobregat, cuya superficie se encuentra en la propuesta catalana de la Red Natura 2000.
En todo caso, el mayor impacto medio ambiental de una planta desalinizadora radica en los vertidos de salmueras, es decir, el agua cargada de sales y otros residuos resultante del proceso de desalación. La salmuera es devuelta al mar en zonas revueltas, como rompeolas, para que se mezcle bien y la sal residual no cause daños ecológicos Tal y como apunta el director de Sostenibilidad de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el profesor Jaime Sadhwani, aplicando métodos de ósmosis inversa, el vertido de salmuera representa de 2,5 a 3 veces el volumen de agua desalada, si bien es cierto que su contenido en sales es mucho mayor que con el proceso de destilación. El profesor señala que estos vertidos pueden causar problemas medioambientales, puesto que su distribución está estrechamente relacionada con la temperatura y la salinidad.
Joan Compte, por su parte, subraya el especial cuidado que ATLL ha tenido en esta cuestión. "Hemos desplazado los vertidos a tres kilómetros de la costa y a una profundidad de 60 metros". El gerente puntualiza: "Aprovechamos la situación de este punto con el emisario submarino con el que ya contábamos, expulsando una mezcla resultante del agua del emisario con la salmuera, con lo rebajamos notablemente la salinidad". A ello se suma que, en el último kilómetro de tramo, se han situado hasta 12 puntos de expulsión.
Emisiones de CO2
Otro de los problemas derivados de este tipo de plantas es el consumo energético y las emisiones de CO2. La energía necesaria por cada metro cúbico de agua servido en red ronda los 4 kW cada hora (kWh). Atendiendo a los cálculos que realiza el profesor Jaime Sadhwani, en base a los 0,402 kg de CO2 que el propio Ministerio de Medio Ambiente calcula que emite una central térmica por Kwh, la planta de El Prat emitiría más de 117.000 toneladas de CO2 al año.
Precisamente, y de cara a rebajar este consumo energético, en la actualidad se encuentra pendiente de adjudicación el concurso público para las obras de implantación de energía solar fotovoltaica sobre cubiertas 1.300 Kw, cuyo presupuesto supera los cinco millones de euros.
Un proceso complejo pero más rentable
El método más avanzado y rentable para la desalación de agua salobre es la desalación por ósmosis inversa . El agua es absorbida y transportada a unos canales. Una vez en el canal, el agua es tratada con elementos químicos y pasa a través de filtros para limpiar el agua tanto de arena como de impurezas. Se obtienen dos tipos de agua: la salada, que se devuelve al mar, y la potable, que se almacena es unos depósitos para mineralizarla.
La capacidad total de producción es de 60 hectómetros cúbicos al año, es decir, unos 200 millones de litros al día. Joan Compte, gerente de Aigües Ter Llobregat (ATLL), explica que, dado que la demanda total anual se sitúa en los 240 hectómetros cúbicos, la planta de El Prat aportará un cuarta parte del abastecimiento, que suministra a alrededor de 4,5 millones de habitantes, no sólo del área metropolitana, sino también de cerca de otros 100 municipios de las comarcas del Penedés, Baix Llobregat, Anoia, Garraf, Barcelonès, los dos Valleses y el Maresme.
¿Cómo funciona la planta para que el agua salada sea apta para el consumo humano? Para poder hablar de agua potable, ésta no ha de ser destilada ni contener más de un gramo de sales por litro. El agua de mar contiene 35 gramos de sales por litro. El proceso de desalinización ha de conseguir llegar a los 0,5 gramos.
Coste y precio
El coste de producción de agua potable, cuando no es necesaria su desalación es de unos 0,26 euros por litro; en el caso de la salada, de 0,40 euros por litro. Compte asegura que este incremento en el coste de la producción del agua no se repercutirá a corto plazo en la factura del consumidor, si bien "este incremento se hará efectivo de manera progresiva".
Con un presupuesto de 230 millones de euros los Fondos de Cohesión de la Unión Europea cubren el 75%, la planta de El Prat del Llobregat ha querido cumplir con todos los requisitos reflejados en la evaluación de impacto medioambiental. "Hemos ampliado las zonas de especial protección para las aves (ZEPA) y ,durante los periodos de anidación hemos paralizado las obras, entre otras actuaciones", explica el gerente. La planta se encuentra en las inmediaciones del Delta del Llobregat, cuya superficie se encuentra en la propuesta catalana de la Red Natura 2000.
En todo caso, el mayor impacto medio ambiental de una planta desalinizadora radica en los vertidos de salmueras, es decir, el agua cargada de sales y otros residuos resultante del proceso de desalación. La salmuera es devuelta al mar en zonas revueltas, como rompeolas, para que se mezcle bien y la sal residual no cause daños ecológicos Tal y como apunta el director de Sostenibilidad de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el profesor Jaime Sadhwani, aplicando métodos de ósmosis inversa, el vertido de salmuera representa de 2,5 a 3 veces el volumen de agua desalada, si bien es cierto que su contenido en sales es mucho mayor que con el proceso de destilación. El profesor señala que estos vertidos pueden causar problemas medioambientales, puesto que su distribución está estrechamente relacionada con la temperatura y la salinidad.
Joan Compte, por su parte, subraya el especial cuidado que ATLL ha tenido en esta cuestión. "Hemos desplazado los vertidos a tres kilómetros de la costa y a una profundidad de 60 metros". El gerente puntualiza: "Aprovechamos la situación de este punto con el emisario submarino con el que ya contábamos, expulsando una mezcla resultante del agua del emisario con la salmuera, con lo rebajamos notablemente la salinidad". A ello se suma que, en el último kilómetro de tramo, se han situado hasta 12 puntos de expulsión.
Emisiones de CO2
Otro de los problemas derivados de este tipo de plantas es el consumo energético y las emisiones de CO2. La energía necesaria por cada metro cúbico de agua servido en red ronda los 4 kW cada hora (kWh). Atendiendo a los cálculos que realiza el profesor Jaime Sadhwani, en base a los 0,402 kg de CO2 que el propio Ministerio de Medio Ambiente calcula que emite una central térmica por Kwh, la planta de El Prat emitiría más de 117.000 toneladas de CO2 al año.
Precisamente, y de cara a rebajar este consumo energético, en la actualidad se encuentra pendiente de adjudicación el concurso público para las obras de implantación de energía solar fotovoltaica sobre cubiertas 1.300 Kw, cuyo presupuesto supera los cinco millones de euros.
Un proceso complejo pero más rentable
El método más avanzado y rentable para la desalación de agua salobre es la desalación por ósmosis inversa . El agua es absorbida y transportada a unos canales. Una vez en el canal, el agua es tratada con elementos químicos y pasa a través de filtros para limpiar el agua tanto de arena como de impurezas. Se obtienen dos tipos de agua: la salada, que se devuelve al mar, y la potable, que se almacena es unos depósitos para mineralizarla.