The Water Law will allow the equal access, protection and quality
Fri, 25/09/2009
El nivel de precipitaciones del año hidrológico finalizado ha conseguido que Andalucía salga de un periodo de sequía que duraba más de cuatro años. Pero la Consejería de Medio Ambiente mantiene la premisa del ahorro de agua en la gestión de los embalses, porque la principal cuenca de la Comunidad Autónoma, el Guadalquivir, sigue en estado de prealerta a la espera de las próximas lluvias. Con todo, el nivel de agua embalsada es bastante superior al del pasado año.
La capacidad de gestionar los recursos hídricos es directamente proporcional a los efectos de la sequía. Por ello, es necesario contar con una normativa que regule su aprovechamiento. La Comunidad Autónoma andaluza, gracias al proceso de transferencias, podrá contar con una Ley que establezca las necesidades, prioridades y actuaciones de forma global y con los mismos criterios para todos.
El objetivo primordial de esta nueva Ley es lograr una gestión eficaz y eficiente para un mejor aprovechamiento, ahorro y protección de este recurso.
Así, tanto el establecimiento de los bancos públicos de agua, la flexibilidad en las concesiones, el régimen económico y financiero y la regulación del Ciclo Integral del Agua tienen como objetivos proteger y garantizar que todos los andaluces tengan acceso al líquido elemento en las mismas condiciones de calidad y seguridad.
La región ha soportado, en los últimos 35 años, cuatro importantes periodos de sequía. En el último, en 2005, los efectos de la sequía se notaron especialmente en la Cuenca Mediterránea, donde existieron reducciones de los valores normales de lluvia por debajo de un 50% de lo normal.
Fue en esa fecha en la que se aprobaron medidas excepcionales ante la situación de sequía en diversos municipios de Málaga, hoy ya superadas. Un año más tarde, comenzaron a elaborarse los planes especiales de sequía de las cuencas internas andaluzas para poder abordar estos periodos con suficientes garantías tanto para el abastecimiento como para las actividades productivas. En este último año hidrológico, en el periodo comprendido desde los meses de octubre de 2008 a abril de 2009, las precipitaciones registradas (404 mm) han supuesto un acercamiento a los valores de un año normal de lluvias. Concretamente, ha sido el sexto periodo más húmedo desde 1999. Este aumento de las precipitaciones, entre otros factores ha logrado incrementar el nivel de llenado de los embalses tanto de abastecimiento humano como para satisfacer demandas productivas.
Sin embargo, las escasas lluvias del pasado verano provocan que el nivel de disponibilidad de agua embalsada marque una tendencia a la baja.
Es en el Guadalquivir donde se ha notado más este descenso, ya que desde el 1 de junio hasta el 18 de septiembre los embalses han pasado de tener 3.702 hectómetros cúbicos a 2.513,81, provocando que la cuenca se mantenga en una situación global de prealerta.
Por esta razón, la prevención y el ahorro son fundamentales en todos los niveles actuales.
Desde la Consejería de Medio Ambiente, a través de la Agencia Andaluza del Agua, siguen plenamente activos los planes de emergencia, con medidas en las que se persigue ahorrar un 5% en el agua destinada al consumo urbano e industrias y un 20% en la destinada a usos agrícolas.
Cabe destacar el desarrollo de la campaña de riego de este año, que finalizó el 15 de septiembre, y ha concluido con un ahorro de 189 hectómetros cúbicos de agua en los embalses del sistema de Regulación General del Guadalquivir, del que dependen más del 67% de las hectáreas regables de la Cuenca.
Este considerable ahorro supone que los agricultores dependientes del principal sistema de regadío de Andalucía han consumido, desde finales de mayo al 15 de septiembre, algo más de 1.000 hm3, gracias a la gestión de desembalse realizada por la Administración Autonómica, las últimas lluvias producidas en la Cuenca durante la propia campaña de riego, así como el importante esfuerzo inversor, realizado tanto por la Administración como por las comunidades de regantes, en la modernización de regadíos.
La capacidad de gestionar los recursos hídricos es directamente proporcional a los efectos de la sequía. Por ello, es necesario contar con una normativa que regule su aprovechamiento. La Comunidad Autónoma andaluza, gracias al proceso de transferencias, podrá contar con una Ley que establezca las necesidades, prioridades y actuaciones de forma global y con los mismos criterios para todos.
El objetivo primordial de esta nueva Ley es lograr una gestión eficaz y eficiente para un mejor aprovechamiento, ahorro y protección de este recurso.
Así, tanto el establecimiento de los bancos públicos de agua, la flexibilidad en las concesiones, el régimen económico y financiero y la regulación del Ciclo Integral del Agua tienen como objetivos proteger y garantizar que todos los andaluces tengan acceso al líquido elemento en las mismas condiciones de calidad y seguridad.
La región ha soportado, en los últimos 35 años, cuatro importantes periodos de sequía. En el último, en 2005, los efectos de la sequía se notaron especialmente en la Cuenca Mediterránea, donde existieron reducciones de los valores normales de lluvia por debajo de un 50% de lo normal.
Fue en esa fecha en la que se aprobaron medidas excepcionales ante la situación de sequía en diversos municipios de Málaga, hoy ya superadas. Un año más tarde, comenzaron a elaborarse los planes especiales de sequía de las cuencas internas andaluzas para poder abordar estos periodos con suficientes garantías tanto para el abastecimiento como para las actividades productivas. En este último año hidrológico, en el periodo comprendido desde los meses de octubre de 2008 a abril de 2009, las precipitaciones registradas (404 mm) han supuesto un acercamiento a los valores de un año normal de lluvias. Concretamente, ha sido el sexto periodo más húmedo desde 1999. Este aumento de las precipitaciones, entre otros factores ha logrado incrementar el nivel de llenado de los embalses tanto de abastecimiento humano como para satisfacer demandas productivas.
Sin embargo, las escasas lluvias del pasado verano provocan que el nivel de disponibilidad de agua embalsada marque una tendencia a la baja.
Es en el Guadalquivir donde se ha notado más este descenso, ya que desde el 1 de junio hasta el 18 de septiembre los embalses han pasado de tener 3.702 hectómetros cúbicos a 2.513,81, provocando que la cuenca se mantenga en una situación global de prealerta.
Por esta razón, la prevención y el ahorro son fundamentales en todos los niveles actuales.
Desde la Consejería de Medio Ambiente, a través de la Agencia Andaluza del Agua, siguen plenamente activos los planes de emergencia, con medidas en las que se persigue ahorrar un 5% en el agua destinada al consumo urbano e industrias y un 20% en la destinada a usos agrícolas.
Cabe destacar el desarrollo de la campaña de riego de este año, que finalizó el 15 de septiembre, y ha concluido con un ahorro de 189 hectómetros cúbicos de agua en los embalses del sistema de Regulación General del Guadalquivir, del que dependen más del 67% de las hectáreas regables de la Cuenca.
Este considerable ahorro supone que los agricultores dependientes del principal sistema de regadío de Andalucía han consumido, desde finales de mayo al 15 de septiembre, algo más de 1.000 hm3, gracias a la gestión de desembalse realizada por la Administración Autonómica, las últimas lluvias producidas en la Cuenca durante la propia campaña de riego, así como el importante esfuerzo inversor, realizado tanto por la Administración como por las comunidades de regantes, en la modernización de regadíos.