The dam of Proserpina and the aqueduct of the Miracles
Mon, 28/09/2009
De entre las obras hidráulicas que los romanos dejaron en España, el sistema que forman el embalse de Proserpina y el acueducto de Los Milagros, diseñado para abastecer de agua a la ciudad Mérida es seguramente el conjunto mejor conservado.
Es bien conocida la formidable capacidad de los antiguos romanos para las obras de ingeniería civil. Calzadas y puentes, muchos de los cuales están dos mil años después en uso, son los primeros ejemplos que vienen a la cabeza para corroborar lo antes dicho. Un simple vistazo al puente de Alcántara sobre el Tajo, cerca de la frontera entre España y Portugal vale más que mil palabras. Posiblemente se trata del puente romano más relevante que queda en el mundo. Su nombre (Al Qantarat) significa precisamente "el puente" en árabe. Fue construido entre los años 105 y 106 por el arquitecto romano Cayo Iulio Lacer y sus proporciones son impresionantes con una longitud de 214 m y, sobre todo, una altura máxima sobre el río de 48 m en sus dos arcos centrales.
Dentro de la ingeniería civil, los romanos eran especialmente competentes para las obras hidráulicas: redes de alcantarillado, acueductos, conducciones abiertas y cerradas, sistemas de drenaje, embalses, canales, depósitos, baños calientes y fríos, y un largo etcétera. En contra de lo que mucha gente cree, conocían el principio de funcionamiento del sifón y empleaban conducciones a presión; sin embargo, a causa de los materiales que debían utilizar, preferían el uso de acueductos para salvar hondonadas profundas. Los dos ejemplos más famosos de acueducto que se conservan están Segovia y Nimes.
Es bien conocida la formidable capacidad de los antiguos romanos para las obras de ingeniería civil. Calzadas y puentes, muchos de los cuales están dos mil años después en uso, son los primeros ejemplos que vienen a la cabeza para corroborar lo antes dicho. Un simple vistazo al puente de Alcántara sobre el Tajo, cerca de la frontera entre España y Portugal vale más que mil palabras. Posiblemente se trata del puente romano más relevante que queda en el mundo. Su nombre (Al Qantarat) significa precisamente "el puente" en árabe. Fue construido entre los años 105 y 106 por el arquitecto romano Cayo Iulio Lacer y sus proporciones son impresionantes con una longitud de 214 m y, sobre todo, una altura máxima sobre el río de 48 m en sus dos arcos centrales.
Dentro de la ingeniería civil, los romanos eran especialmente competentes para las obras hidráulicas: redes de alcantarillado, acueductos, conducciones abiertas y cerradas, sistemas de drenaje, embalses, canales, depósitos, baños calientes y fríos, y un largo etcétera. En contra de lo que mucha gente cree, conocían el principio de funcionamiento del sifón y empleaban conducciones a presión; sin embargo, a causa de los materiales que debían utilizar, preferían el uso de acueductos para salvar hondonadas profundas. Los dos ejemplos más famosos de acueducto que se conservan están Segovia y Nimes.