The irrigation and the climate change
Mon, 16/11/2009
El cambio climático es un fenómeno que afecta al hombre. Sus efectos se dejan notar sobre el medio ambiente y la agricultura cada vez más. De este modo, el equipo de investigación del Instituto de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) de Alameda del Obispo de Córdoba, del que forma parte Ignacio Lorite, cuenta con un proyecto con el que se pretende determinar los efectos del cambio climático sobre la agricultura de regadío, así como asesorar al agricultor en medidas de adaptación para asegurar la sostenibilidad de los sistemas de regadío andaluces.
Para ello, en la zona regable del Genil-Cabra se están integrando técnicas pioneras a nivel mundial, asegura el investigador cordobés. Técnicas de teledetección y telemedida y medidas agrometeorológicas son integradas por medio de modelos de simulación para "la mejora de la gestión del riego en situaciones de escasez de agua".
En Santaella, el Ifapa cordobés tiene instalados 1.250 equipos (más de 10.000 hectáreas caracterizadas) que determinan la demanda de riego a nivel de parcela para luego hacer las recomendaciones a los agricultores. El empleo de estos equipos, junto a las técnicas anteriormente citadas, hace de la zona regable del Genil-Cabra "una de las más avanzadas en la caracterización y gestión de recursos".
El objetivo final estas metodologías es determinar pautas de mejora de la gestión del riego ante situaciones de sequía previsibles debido al cambio climático. Así, se podrán "predecir qué condiciones climáticas nos vamos a encontrar dentro de 50 o 100 años" y preparar los sistemas productivos para estos cambios. Además, los expertos cordobeses estudian la forma de optimizar la gestión del agua en parcela y zona regable empleando la experiencia de campañas de riego pasadas con escasez de agua. Por tanto, cuando llegue otra época con las mismas condiciones, aquellas estrategias que dieron buenos resultados podrán ser llevadas a cabo, evitando los comportamientos no idóneos. "En situaciones previas se han obtenido ahorros superiores al 30% sin que ello afecte a la cosecha".
Por último, igual de importante es la transferencia de los resultados, resalta Lorite, puesto que el Ifapa tiene el deber de extender ese nuevo conocimiento generado a los regantes. Este proyecto, iniciado en el 2008, durará tres años y posee una financiación de 120.000 euros del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA).
Para ello, en la zona regable del Genil-Cabra se están integrando técnicas pioneras a nivel mundial, asegura el investigador cordobés. Técnicas de teledetección y telemedida y medidas agrometeorológicas son integradas por medio de modelos de simulación para "la mejora de la gestión del riego en situaciones de escasez de agua".
En Santaella, el Ifapa cordobés tiene instalados 1.250 equipos (más de 10.000 hectáreas caracterizadas) que determinan la demanda de riego a nivel de parcela para luego hacer las recomendaciones a los agricultores. El empleo de estos equipos, junto a las técnicas anteriormente citadas, hace de la zona regable del Genil-Cabra "una de las más avanzadas en la caracterización y gestión de recursos".
El objetivo final estas metodologías es determinar pautas de mejora de la gestión del riego ante situaciones de sequía previsibles debido al cambio climático. Así, se podrán "predecir qué condiciones climáticas nos vamos a encontrar dentro de 50 o 100 años" y preparar los sistemas productivos para estos cambios. Además, los expertos cordobeses estudian la forma de optimizar la gestión del agua en parcela y zona regable empleando la experiencia de campañas de riego pasadas con escasez de agua. Por tanto, cuando llegue otra época con las mismas condiciones, aquellas estrategias que dieron buenos resultados podrán ser llevadas a cabo, evitando los comportamientos no idóneos. "En situaciones previas se han obtenido ahorros superiores al 30% sin que ello afecte a la cosecha".
Por último, igual de importante es la transferencia de los resultados, resalta Lorite, puesto que el Ifapa tiene el deber de extender ese nuevo conocimiento generado a los regantes. Este proyecto, iniciado en el 2008, durará tres años y posee una financiación de 120.000 euros del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA).