Espinosa advocates for policies that foster the adaptation of agriculture to climate change

Tue, 09/03/2010

Europa Press

La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, defendió hoy la importancia de poner en marcha políticas que favorezcan la adaptación del sector agrario al cambio climático, "tanto en lo que se refiere a los aspectos físicos como a los impactos económicos".
En la Octava Reunión de Ministros de Agricultura del Centro Internacional de Estudios Agronómicos del Mediterráneo (CIEHAM), en Estambul, Espinosa citó la disponibilidad de agua como una de las repercusiones más importantes del cambio climático sobre la agricultura de los países mediterráneos.
Así, recordó que el agua constituye un "elemento imprescindible" para la mejora de la seguridad alimentaria, para incrementar la productividad de los cultivos y para favorecer el desarrollo económico de las zonas rurales.
En este sentido, Espinosa afirmó que "ahorrar agua no va a ser suficiente" y que son necesarios los recursos procedentes de la reutilización de las aguas residuales y la desalación cuando sea posible. Además, insistió en la necesidad de seguir explorando nuevas vías para obtener estos recursos con el menor consumo energético posible para rebajar su coste y su repercusión ambiental.
Por otra parte, la ministra consideró fundamental implicar a la población y a los agricultores en la lucha contra la sequía y recordó que los Gobiernos tienen un papel fundamental en la puesta en marcha de políticas que fomenten el aprovechamiento del agua, ahorrando, reutilizando, buscando nuevos recursos y realizando las inversiones necesarias en regadíos.

POLÍTICA DE GESTIÓN DE RIESGOS

Espinosa indicó que otra de las consecuencias del cambio climático es la intensidad de algunos fenómenos climatológicos que causan grandes alteraciones en las cosechas y que provocan la variación de la renta de los agricultores.
En su opinión, una de las mejores políticas de adaptación a las consecuencias del cambio climático es la de "disponer de una buena política de gestión de riesgos que proteja al agricultor de las disminuciones bruscas de renta que pueden suponer los riesgos climáticos".