The Madrilenians bathe in rivers and dangerous dams
Tue, 13/04/2010
Madrid no tiene mar, pero le sobran ríos y embalses. Todavía no es temporada alta, pero las temperaturas primaverales de estos días ya están atrayendo a miles de bañistas a las playas fluviales madrileñas.
Sin embargo, darse un chapuzón en ellas puede llegar a ser peligroso. De las 35 zonas de baño naturales de la región, sólo 5 tienen control de calidad de sus aguas y vigilancia con socorrista, según el informe Aguas de baño continentales 2010, de Ecologistas en Acción.
La Dirección de Salud Pública (dependiente de la Consejería de Sanidad) se encarga de comprobar la calidad de las 5 zonas aptas para el baño con «análisis cada 15 días». Pero las 30 restantes están descuidadas, a pesar de que sus aguas atraen tradicionalmente a muchas familias.
La principal amenaza para la salud es la contaminación, ya que los cauces arrastran aguas residuales mal depuradas, vertidos de industrias o urbanizaciones y sustancias utilizadas en la agricultura.
Además, la propia presión de la gente que visita estas pozas deteriora el medio ambiente.
Al carecer de un control de limpieza, nadie recoge las basuras que dejan ni se vigilan los destrozos que causan en el entorno. En las márgenes de los ríos Lozoya, Manzanares, Alberche y Tajo es habitual la concentración de plásticos, botellas y excrementos abandonados por los bañistas. Tampoco es extraña la aparición de espumas y peces muertos, como consecuencia de vertidos tóxicos.
Hace dos décadas, la región tenía una docena más de"piscinas" naturales aptas para el baño, pero la mala calidad del agua obligó a la UE a descatalogarlas como zonas de baño. Sanidad alega que remojarse allí está prohibido, «por lo que no es necesario ningún control sanitario y corresponde a los ayuntamientos evitar que entren allí». Sin embargo, Ecologistas acusa a la Comunidad de degradar estas zonas a sabiendas: «Es más fácil para ellos descatalogarlas y prohibir el baño para evitar limpiarlas».
Sin embargo, darse un chapuzón en ellas puede llegar a ser peligroso. De las 35 zonas de baño naturales de la región, sólo 5 tienen control de calidad de sus aguas y vigilancia con socorrista, según el informe Aguas de baño continentales 2010, de Ecologistas en Acción.
La Dirección de Salud Pública (dependiente de la Consejería de Sanidad) se encarga de comprobar la calidad de las 5 zonas aptas para el baño con «análisis cada 15 días». Pero las 30 restantes están descuidadas, a pesar de que sus aguas atraen tradicionalmente a muchas familias.
La principal amenaza para la salud es la contaminación, ya que los cauces arrastran aguas residuales mal depuradas, vertidos de industrias o urbanizaciones y sustancias utilizadas en la agricultura.
Además, la propia presión de la gente que visita estas pozas deteriora el medio ambiente.
Al carecer de un control de limpieza, nadie recoge las basuras que dejan ni se vigilan los destrozos que causan en el entorno. En las márgenes de los ríos Lozoya, Manzanares, Alberche y Tajo es habitual la concentración de plásticos, botellas y excrementos abandonados por los bañistas. Tampoco es extraña la aparición de espumas y peces muertos, como consecuencia de vertidos tóxicos.
Hace dos décadas, la región tenía una docena más de"piscinas" naturales aptas para el baño, pero la mala calidad del agua obligó a la UE a descatalogarlas como zonas de baño. Sanidad alega que remojarse allí está prohibido, «por lo que no es necesario ningún control sanitario y corresponde a los ayuntamientos evitar que entren allí». Sin embargo, Ecologistas acusa a la Comunidad de degradar estas zonas a sabiendas: «Es más fácil para ellos descatalogarlas y prohibir el baño para evitar limpiarlas».