Sewage sludge to road noise barrier.
Thu, 27/05/2010
Es el reverso de la medalla de la depuración de aguas residuales urbanas. "Lo que no se ve y, por tanto, sobre lo que apenas existe concienciación social, pero será el próximo gran problema de la depuración de aguas", explica Rafael de la Fuente, ingeniero industrial, experto en agua y director general de la consultora de ingeniería ambiental Ambisat.
La compañía ha patentado una solución que terminaría con el problema que ya representan las más de 1.200 toneladas de limos procedentes de las plantas de depuración de toda España. El crecimiento que están experimentando las urbes, que cada vez acogerán a más población, exige un mejor tratamiento y depuración de las aguas residuales. España ha cumplido con esos deberes. "Ahora, entre el 80% y el 90% de las aguas están depuradas y el agua que se devuelve a los ríos está en buenas condiciones, pero ¿qué hacemos con los lodos?". Se trata de sustituir el fango por arena, en la mezcla con agua y cemento que suele dar el mortero. El resultado es un hormigón pobre de baja intensidad. "Los adoquines de la calle podrían estar hechos con esta mezcla, serían resistentes", explica De la Fuente.
Garantiza el uso
Pero para eso, su modelo debe pasar antes una serie de pruebas sanitarias y medioambientales que garanticen el uso inocuo de esta nueva materia prima.
Ambisat sitúa el valor añadido de su invento, que no tiene precedentes ni requisitos legales, en el problema ambiental que representan los lodos una vez que se ha depurado el agua urbana. Por el momento, la única salida es que los municipios contraten a un gestor para almacenar el fango en enormes estructuras después de la depuración. Devolverle la vida útil para transformarse en hormigón ahorraría en presupuesto de las Administraciones locales y daría una salida a esta materia prima. "Si no, llegará un momento en el que habrá que repercutir el precio del agua en el coste del tratamiento de lodos", como ya se hace con el coste de servicio de abastecimiento y de depuración. En España, que registra uno de los precios más bajos de Europa por metro cúbico de agua, el 60% del precio corresponde a la depuración y el 40% al abastecimiento. Ambisat cree que en tres años su patente podría tener mercado, sobre todo en la Administración pública. "Al fin y al cabo, el problema de los residuos es de la Administración, si ésta pudiera reutilizarlos, sería muy positivo", según De la Fuente. Ahora, la compañía debe probar la solidez de su invento con diferentes tipos de lodos. "Una depuradora de Madrid, que recibe un caudal importante, ofrece un fango muy homogéneo, pero una población de 20.000 habitantes, no. Así que es necesario realizar varias pruebas piloto para ver las condiciones de la materia", explican desde la consultora de ingeniería. Por el momento, la patente sólo ha superado las pruebas de resistencia. Y éstas han demostrado que el producto final tiene resistencia suficiente para soportar 50 kilos de peso. Pero falta por verificar el riesgo ambiental y para la salud. "cuanto peor es el lodo, éste resulta más peligroso", explica De la Fuente. De forma que es necesario comprobar si la contaminación del fango, ya sea orgánica o inorgánica, queda confinada en la matriz resultante de su tratamiento. Si la materia prima se mueve y hay una migración de la contaminación, puede resultar peligroso. Por ejemplo, imaginemos que el lodo resultante se utiliza para crear una subbase de carretera. Si parte de la nueva mezcla expulsa restos por la presión o por la temperatura, puede ser peligroso en caso de que haya un accidente en esa vía. Por el momento, la compañía está a la espera de que los organismos competentes analicen todos los riesgos sanitarios y medioambientales, para dar el visto bueno. "Esperamos que esté operativo en unos tres años, el problema es que aún no hay un reclamo social", y que por lo tanto la Administración no ve la necesidad de dar salida a estos residuos. Ambisat quiere orientar su futuro producto a la realización de obras públicas, como la creación de pantallas de aislamiento acústico. En las pruebas de resistencia se observó que la nueva materia prima absorbe los ruidos. Por ello, la compañía depende de que la Administración obligue en el futuro a que la creación de determinadas obras públicas se realicen con material reciclado. De confirmar esa tendencia, se incentivaría el residuo, "porque poco más se puede hacer con el lodo de las depuradoras que no sea almacenarlo", explican desde Ambisat.
La compañía ha patentado una solución que terminaría con el problema que ya representan las más de 1.200 toneladas de limos procedentes de las plantas de depuración de toda España. El crecimiento que están experimentando las urbes, que cada vez acogerán a más población, exige un mejor tratamiento y depuración de las aguas residuales. España ha cumplido con esos deberes. "Ahora, entre el 80% y el 90% de las aguas están depuradas y el agua que se devuelve a los ríos está en buenas condiciones, pero ¿qué hacemos con los lodos?". Se trata de sustituir el fango por arena, en la mezcla con agua y cemento que suele dar el mortero. El resultado es un hormigón pobre de baja intensidad. "Los adoquines de la calle podrían estar hechos con esta mezcla, serían resistentes", explica De la Fuente.
Garantiza el uso
Pero para eso, su modelo debe pasar antes una serie de pruebas sanitarias y medioambientales que garanticen el uso inocuo de esta nueva materia prima.
Ambisat sitúa el valor añadido de su invento, que no tiene precedentes ni requisitos legales, en el problema ambiental que representan los lodos una vez que se ha depurado el agua urbana. Por el momento, la única salida es que los municipios contraten a un gestor para almacenar el fango en enormes estructuras después de la depuración. Devolverle la vida útil para transformarse en hormigón ahorraría en presupuesto de las Administraciones locales y daría una salida a esta materia prima. "Si no, llegará un momento en el que habrá que repercutir el precio del agua en el coste del tratamiento de lodos", como ya se hace con el coste de servicio de abastecimiento y de depuración. En España, que registra uno de los precios más bajos de Europa por metro cúbico de agua, el 60% del precio corresponde a la depuración y el 40% al abastecimiento. Ambisat cree que en tres años su patente podría tener mercado, sobre todo en la Administración pública. "Al fin y al cabo, el problema de los residuos es de la Administración, si ésta pudiera reutilizarlos, sería muy positivo", según De la Fuente. Ahora, la compañía debe probar la solidez de su invento con diferentes tipos de lodos. "Una depuradora de Madrid, que recibe un caudal importante, ofrece un fango muy homogéneo, pero una población de 20.000 habitantes, no. Así que es necesario realizar varias pruebas piloto para ver las condiciones de la materia", explican desde la consultora de ingeniería. Por el momento, la patente sólo ha superado las pruebas de resistencia. Y éstas han demostrado que el producto final tiene resistencia suficiente para soportar 50 kilos de peso. Pero falta por verificar el riesgo ambiental y para la salud. "cuanto peor es el lodo, éste resulta más peligroso", explica De la Fuente. De forma que es necesario comprobar si la contaminación del fango, ya sea orgánica o inorgánica, queda confinada en la matriz resultante de su tratamiento. Si la materia prima se mueve y hay una migración de la contaminación, puede resultar peligroso. Por ejemplo, imaginemos que el lodo resultante se utiliza para crear una subbase de carretera. Si parte de la nueva mezcla expulsa restos por la presión o por la temperatura, puede ser peligroso en caso de que haya un accidente en esa vía. Por el momento, la compañía está a la espera de que los organismos competentes analicen todos los riesgos sanitarios y medioambientales, para dar el visto bueno. "Esperamos que esté operativo en unos tres años, el problema es que aún no hay un reclamo social", y que por lo tanto la Administración no ve la necesidad de dar salida a estos residuos. Ambisat quiere orientar su futuro producto a la realización de obras públicas, como la creación de pantallas de aislamiento acústico. En las pruebas de resistencia se observó que la nueva materia prima absorbe los ruidos. Por ello, la compañía depende de que la Administración obligue en el futuro a que la creación de determinadas obras públicas se realicen con material reciclado. De confirmar esa tendencia, se incentivaría el residuo, "porque poco más se puede hacer con el lodo de las depuradoras que no sea almacenarlo", explican desde Ambisat.