Ebro irrigators oppose the new Basin Water Plan
Sun, 25/07/2010
La tramitación del nuevo Plan Hidrológico de la Demarcación del Ebro, que el Ministerio de Medio Ambiente ha redactado como renovación del que se aprobó en 1996, se ha topado con la firme oposición de los regantes, colectivo que supone un tercio de la representación en la cuenca.
La Federación de Regantes de la Cuenca del Ebro (Ferebro), que aglutina aproximadamente al 80% de los regadíos de la demarcación (más de 600.000 hectáreas en total), ha celebrado esta semana una reunión de su Junta de Gobierno en la que, por unanimidad, ha tomado la decisión de no apoyar el Plan Hidrológico.
En esta Federación participan varios colectivos de regantes de La Rioja, entre ellos los de cuencas como la del Alhama, los regantes de Alfaro, Rincón de Soto, los pertenecientes al Canal de Lodosa o los del Pantano González Lacasa, entre otros. Y en la Junta de Gobierno de Ferebro se encuentra, desde hace meses, la Comunidad General de Regadíos de Calahorra. Su presidente, Blas Fernández, explica que «con el Plan de 1996 hubo muchas promesas que no se han cumplido, acerca de obras nuevas, y la gente está un poco quemada con eso». «Los regantes somos los que más agua utilizamos, pero también los que aportamos la mayor parte del abono de tarifas y cánones», recuerda Fernández.
La primera de las críticas que hacen los regantes al Ministerio de Medio Ambiente es que, de las obras (embalses y otras infraestructuras) reflejadas en el Plan de 1996 «prácticamente el 90% no se ha hecho, cuando lo que allí se aprobó era urgente, indispensable y prioritario», destaca el presidente de Ferebro, César Trillo.
Blas Fernández se muestra de acuerdo con esta valoración, aunque puntualiza que las obras no ejecutadas que corresponden a La Rioja no son muchas (por ejemplo, las presas de Terroba o de Enciso). También ha «colmado la paciencia» de estos agricultores el hecho de que las evaluaciones de impacto ambiental que necesitan esas obras «se han paralizado por parte del Ministerio». «Se están eternizando esos informes y, con ellos, las obras. Incluso actuaciones que ya lo tenían favorable se han vuelto a pedir, actuando más bien como un freno para no adjudicar las infraestructuras», denuncia Trillo.
Los regantes no están de acuerdo tampoco con la «falta de rigor en la determinación de los caudales ambientales de la cuenca». Es más, Ferebro alerta de que los ecologistas y la Administración catalana piden para el Delta del Ebro «unos caudales imposibles de suministrar, unas cifras desorbitadas». Así las cosas, creen que el Ministerio no tendrá fácil sin su apoyo para la aprobación de un Plan que lleva ya «una importante demora en su tramitación», lamenta la Federación de Regantes de la Cuenca del Ebro. Zona de huertas en el término municipal de Calahorra.
La Federación de Regantes de la Cuenca del Ebro (Ferebro), que aglutina aproximadamente al 80% de los regadíos de la demarcación (más de 600.000 hectáreas en total), ha celebrado esta semana una reunión de su Junta de Gobierno en la que, por unanimidad, ha tomado la decisión de no apoyar el Plan Hidrológico.
En esta Federación participan varios colectivos de regantes de La Rioja, entre ellos los de cuencas como la del Alhama, los regantes de Alfaro, Rincón de Soto, los pertenecientes al Canal de Lodosa o los del Pantano González Lacasa, entre otros. Y en la Junta de Gobierno de Ferebro se encuentra, desde hace meses, la Comunidad General de Regadíos de Calahorra. Su presidente, Blas Fernández, explica que «con el Plan de 1996 hubo muchas promesas que no se han cumplido, acerca de obras nuevas, y la gente está un poco quemada con eso». «Los regantes somos los que más agua utilizamos, pero también los que aportamos la mayor parte del abono de tarifas y cánones», recuerda Fernández.
La primera de las críticas que hacen los regantes al Ministerio de Medio Ambiente es que, de las obras (embalses y otras infraestructuras) reflejadas en el Plan de 1996 «prácticamente el 90% no se ha hecho, cuando lo que allí se aprobó era urgente, indispensable y prioritario», destaca el presidente de Ferebro, César Trillo.
Blas Fernández se muestra de acuerdo con esta valoración, aunque puntualiza que las obras no ejecutadas que corresponden a La Rioja no son muchas (por ejemplo, las presas de Terroba o de Enciso). También ha «colmado la paciencia» de estos agricultores el hecho de que las evaluaciones de impacto ambiental que necesitan esas obras «se han paralizado por parte del Ministerio». «Se están eternizando esos informes y, con ellos, las obras. Incluso actuaciones que ya lo tenían favorable se han vuelto a pedir, actuando más bien como un freno para no adjudicar las infraestructuras», denuncia Trillo.
Los regantes no están de acuerdo tampoco con la «falta de rigor en la determinación de los caudales ambientales de la cuenca». Es más, Ferebro alerta de que los ecologistas y la Administración catalana piden para el Delta del Ebro «unos caudales imposibles de suministrar, unas cifras desorbitadas». Así las cosas, creen que el Ministerio no tendrá fácil sin su apoyo para la aprobación de un Plan que lleva ya «una importante demora en su tramitación», lamenta la Federación de Regantes de la Cuenca del Ebro. Zona de huertas en el término municipal de Calahorra.