Curative effects of alkaline ionized water
Sun, 15/08/2010
El equilibrio ácido-alcalino del organismo es fundamental para disfrutar de una buena salud. En los últimos 10 años, el cáncer, la diabetes, la osteoporosis, las enfermedades cardiovasculares, digestivas y crónicas, además de la obesidad, han aumentado considerablemente. El 80 % de esas enfermedades se deben al aumento de los niveles de acidez en nuestro organismo, que es ligeramente alcalino con un pH en torno al 7,4.
Un estilo de vida sedentario, poco ejercicio, estrés, alcohol, tabaco y la contaminación ambiental, combinados con una alimentación deficitaria en minerales y excesiva en grasas, azúcares y aditivos químicos, contribuyen al desequilibrio ácido del organismo. Esa acidez permanente degrada las células y causa malestares, fatiga, atrofias musculares, neurológicas, trastornos digestivos y llega a producir enfermedades crónicas, degenerativas y fatales.
En su actividad metabólica diaria, todas las células de nuestro cuerpo, al recibir los nutrientes que convierten en energía, producen desechos, en su mayoría de naturaleza ácida. El organismo los elimina básicamente a través de la orina, las heces y la transpiración. Y como el organismo tiene que preservar el nivel alcalino de la sangre para poder mantenerse con vida, los desechos ácidos que no logra eliminar los convierte en desechos sólidos.
Estos desechos, cuando se acumulan, acaban compactándose y convirtiéndose en colesterol, ácido graso, ácido úrico, piedras en los riñones y vejiga, uratos, fosfatos, sulfatos, etc. y produciendo un gran número de enfermedades. Es decir, taponan las arterias y los capilares provocando una deficiente circulación sanguínea incapaz de realizar la labor necesaria para mantener el organismo en condiciones saludables. Porque cuando se reduce el suministro de sangre a los diferentes órganos y zonas del cuerpo empiezan a aparecer dificultades en su funcionamiento.
Doctores como W. Crile, ex director de su propia clínica en Cleveland (EEUU), sostiene por ejemplo que "no existe la muerte natural. Todas las llamadas muertes por causas naturales son sencillamente el punto terminal de una saturación de acidez en el organismo".
En la sociedad industrializada, la calidad del agua potable se esta degradando de forma progresiva, comprobándose ya científicamente que la mayor parte de las enfermedades actuales están vinculadas al nivel deficitario del agua que bebemos cada día, a sus impurezas, baja energía y alta acidez, sea de grifo o embotellada.
Un estilo de vida sedentario, poco ejercicio, estrés, alcohol, tabaco y la contaminación ambiental, combinados con una alimentación deficitaria en minerales y excesiva en grasas, azúcares y aditivos químicos, contribuyen al desequilibrio ácido del organismo. Esa acidez permanente degrada las células y causa malestares, fatiga, atrofias musculares, neurológicas, trastornos digestivos y llega a producir enfermedades crónicas, degenerativas y fatales.
En su actividad metabólica diaria, todas las células de nuestro cuerpo, al recibir los nutrientes que convierten en energía, producen desechos, en su mayoría de naturaleza ácida. El organismo los elimina básicamente a través de la orina, las heces y la transpiración. Y como el organismo tiene que preservar el nivel alcalino de la sangre para poder mantenerse con vida, los desechos ácidos que no logra eliminar los convierte en desechos sólidos.
Estos desechos, cuando se acumulan, acaban compactándose y convirtiéndose en colesterol, ácido graso, ácido úrico, piedras en los riñones y vejiga, uratos, fosfatos, sulfatos, etc. y produciendo un gran número de enfermedades. Es decir, taponan las arterias y los capilares provocando una deficiente circulación sanguínea incapaz de realizar la labor necesaria para mantener el organismo en condiciones saludables. Porque cuando se reduce el suministro de sangre a los diferentes órganos y zonas del cuerpo empiezan a aparecer dificultades en su funcionamiento.
Doctores como W. Crile, ex director de su propia clínica en Cleveland (EEUU), sostiene por ejemplo que "no existe la muerte natural. Todas las llamadas muertes por causas naturales son sencillamente el punto terminal de una saturación de acidez en el organismo".
En la sociedad industrializada, la calidad del agua potable se esta degradando de forma progresiva, comprobándose ya científicamente que la mayor parte de las enfermedades actuales están vinculadas al nivel deficitario del agua que bebemos cada día, a sus impurezas, baja energía y alta acidez, sea de grifo o embotellada.