Get citrus trees more resistant to drought from genetic mutations
Fri, 08/10/2010
Investigadores de la Universidad Jaume I de Castellón (UJI) han provocado mutaciones genéticas en las semillas de cítricos a través de radiaciones de rayos gamma para seleccionar naranjos más resistentes a la sequía y a los elevados niveles de salinidad de los pozos de riego de toda la zona mediterránea. Durante los cinco años del proyecto, los científicos han realizado pruebas en más de 50.000 semillas de las que han obtenido 15 nuevos genotipos con una elevada tolerancia a la salinidad.
“Más del 30% de los pozos de riego de la zona mediterránea están salinizados por la sequía y la sobreexplotación y esta situación se mantendrá o empeorará en los próximos años, de ahí la importancia de desarrollar cultivos resistentes a estas condiciones”, destaca el coordinador del grupo y catedrático de Producción Vegetal Aurelio Gómez.
La investigación de la UJI, que cuenta también con la participación de la investigadora Rosa Pérez, se centra en varios portainjertos de cítricos usados de forma habitual en la citricultura mediterránea por su tolerancia al virus de la tristeza y a otras enfermedades vegetales. “La mejora de la resistencia del portainjerto a la salinidad del agua va además ligada a una mayor tolerancia del árbol a condiciones de sequía”, explica el investigador.
Para provocar las mutaciones genéticas el grupo de Ecofisiología y Biotecnología cuenta con la colaboración del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, donde disponen del equipamiento necesario para realizar las radiaciones de rayos gamma en las semillas, acelerándose así las mutaciones que se producen en la naturaleza.
“Los cítricos acumulan unas pocas mutaciones de generación en generación en la naturaleza, lo que nosotros hacemos es multiplicar por 10 la tasa de acumulación de estas mutaciones por cada planta gracias a la irradiación con rayos gamma”, explica Aurelio Gómez, quien resalta que se trata de un método físico totalmente inocuo, siendo en realidad uno de los métodos tradicionales de mejora y selección de especies vegetales.
Irradiaciones para comprobar la resistencia de las semillas
El grupo realiza irradiaciones a alrededor de 4.000 semillas tres veces al año. Todas estas semillas son después cultivadas en el laboratorio en tubos de ensayo in vitro con un elevado nivel de sal en el medio para seleccionar únicamente las resistentes. “De las 4.000 semillas cultivadas in vitro únicamente entre 50 y 100 suelen resistir el estrés impuesto”, explica el investigador. “Estos genotipos se trasladan al invernadero de la UJI, donde tras un periodo de aclimatación y recuperación, se propagan clonalmente y se realizan nuevos ensayos de resistencia a sequía y salinidad ya en macetas.
En este caso, el número de plantas que superan la prueba es mucho más reducido, optimizándose así el proceso de selección. De este modo, tras someter a esta metodología a alrededor de 50.000 semillas, son 15 los genotipos que se han mostrado más tolerantes y, por tanto, pasarán a la tercera fase consistente en su cultivo en el campo “para ver si en estas condiciones, como árbol adulto, siguen siendo más resistentes.
Este proceso durará otros cinco años más ya que en el campo, además de la tolerancia a la sequía y la salinidad , se ha de caracterizar agronómicamente las nuevas plantas y comprobar que no existan problemas de incompatibilidad con las variedades comerciales que se injertarán sobre los nuevos portainjertos”.
El objetivo final de este proyecto “Generación de una colección de mutantes de portainjertos de cítricos tolerantes al estrés salino e hídrico”, que cuenta con financiación de Bancaja y del Ministerio de Ciencia e Innovación, es transferir el conocimiento a la sociedad y mejorar la competitividad del sector agrícola.
“En el laboratorio intentamos compatibilizar la parte de investigación científica básica con otra más aplicada, de desarrollo útil para la citricultura”, resalta Gómez. A este respecto, destaca además el hecho de que los citricultores están muy abiertos a las mejoras en variedades y portainjertos, “son agricultores que tienen un nivel técnico alto y si demuestras que hay un nuevo portainjerto más resistente a la salinidad y a la sequía va a tener un impacto social importante y va a suponer una notable mejora ya que la escasez de agua y la salinización de los pozos de riego tristemente es un problema que va a seguir dándose en la cuenca mediterránea”.
Con el fin de garantizar la transferencia de conocimiento a la sociedad, el grupo de Ecofisiología y Biotecnología de la UJI ofrece también asesoramiento y servicios tecnológicos a las empresas del sector interesadas en avanzar en la mejora de las diferentes especies. A este respecto, el catedrático de Producción Vegetal destaca que cada vez son más las empresas del sector citrícola interesadas en establecer sus propios programas de mejora, “y nosotros podemos prestarles asesoramiento tecnológico, realizando las fases iniciales para que luego profundicen ellos en las fases de selección, siempre dándoles asesoramiento, facilitándoles análisis genéticos o metabólicos de las plantas”.
“Más del 30% de los pozos de riego de la zona mediterránea están salinizados por la sequía y la sobreexplotación y esta situación se mantendrá o empeorará en los próximos años, de ahí la importancia de desarrollar cultivos resistentes a estas condiciones”, destaca el coordinador del grupo y catedrático de Producción Vegetal Aurelio Gómez.
La investigación de la UJI, que cuenta también con la participación de la investigadora Rosa Pérez, se centra en varios portainjertos de cítricos usados de forma habitual en la citricultura mediterránea por su tolerancia al virus de la tristeza y a otras enfermedades vegetales. “La mejora de la resistencia del portainjerto a la salinidad del agua va además ligada a una mayor tolerancia del árbol a condiciones de sequía”, explica el investigador.
Para provocar las mutaciones genéticas el grupo de Ecofisiología y Biotecnología cuenta con la colaboración del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, donde disponen del equipamiento necesario para realizar las radiaciones de rayos gamma en las semillas, acelerándose así las mutaciones que se producen en la naturaleza.
“Los cítricos acumulan unas pocas mutaciones de generación en generación en la naturaleza, lo que nosotros hacemos es multiplicar por 10 la tasa de acumulación de estas mutaciones por cada planta gracias a la irradiación con rayos gamma”, explica Aurelio Gómez, quien resalta que se trata de un método físico totalmente inocuo, siendo en realidad uno de los métodos tradicionales de mejora y selección de especies vegetales.
Irradiaciones para comprobar la resistencia de las semillas
El grupo realiza irradiaciones a alrededor de 4.000 semillas tres veces al año. Todas estas semillas son después cultivadas en el laboratorio en tubos de ensayo in vitro con un elevado nivel de sal en el medio para seleccionar únicamente las resistentes. “De las 4.000 semillas cultivadas in vitro únicamente entre 50 y 100 suelen resistir el estrés impuesto”, explica el investigador. “Estos genotipos se trasladan al invernadero de la UJI, donde tras un periodo de aclimatación y recuperación, se propagan clonalmente y se realizan nuevos ensayos de resistencia a sequía y salinidad ya en macetas.
En este caso, el número de plantas que superan la prueba es mucho más reducido, optimizándose así el proceso de selección. De este modo, tras someter a esta metodología a alrededor de 50.000 semillas, son 15 los genotipos que se han mostrado más tolerantes y, por tanto, pasarán a la tercera fase consistente en su cultivo en el campo “para ver si en estas condiciones, como árbol adulto, siguen siendo más resistentes.
Este proceso durará otros cinco años más ya que en el campo, además de la tolerancia a la sequía y la salinidad , se ha de caracterizar agronómicamente las nuevas plantas y comprobar que no existan problemas de incompatibilidad con las variedades comerciales que se injertarán sobre los nuevos portainjertos”.
El objetivo final de este proyecto “Generación de una colección de mutantes de portainjertos de cítricos tolerantes al estrés salino e hídrico”, que cuenta con financiación de Bancaja y del Ministerio de Ciencia e Innovación, es transferir el conocimiento a la sociedad y mejorar la competitividad del sector agrícola.
“En el laboratorio intentamos compatibilizar la parte de investigación científica básica con otra más aplicada, de desarrollo útil para la citricultura”, resalta Gómez. A este respecto, destaca además el hecho de que los citricultores están muy abiertos a las mejoras en variedades y portainjertos, “son agricultores que tienen un nivel técnico alto y si demuestras que hay un nuevo portainjerto más resistente a la salinidad y a la sequía va a tener un impacto social importante y va a suponer una notable mejora ya que la escasez de agua y la salinización de los pozos de riego tristemente es un problema que va a seguir dándose en la cuenca mediterránea”.
Con el fin de garantizar la transferencia de conocimiento a la sociedad, el grupo de Ecofisiología y Biotecnología de la UJI ofrece también asesoramiento y servicios tecnológicos a las empresas del sector interesadas en avanzar en la mejora de las diferentes especies. A este respecto, el catedrático de Producción Vegetal destaca que cada vez son más las empresas del sector citrícola interesadas en establecer sus propios programas de mejora, “y nosotros podemos prestarles asesoramiento tecnológico, realizando las fases iniciales para que luego profundicen ellos en las fases de selección, siempre dándoles asesoramiento, facilitándoles análisis genéticos o metabólicos de las plantas”.