Andalucia files to the biggest pond of mud by spills to the Odiel river
Sat, 16/10/2010
La Agencia Andaluza del Agua ha abierto un expediente administrativo a la multinacional chipriota Emed Tartessus, por verter aguas residuales desde la balsa de desechos mineros que gestiona en Huelva.
Entre enero y marzo de este año, cuando el sur de la Península sufrió unas lluvias históricas, el servicio de Guardería Fluvial de esta agencia, dependiente del Gobierno regional, detectó "vertidos no autorizados de aguas residuales industriales por parte de las instalaciones mineras", según consta en la resolución del 21 de septiembre en la que se comunicó la apertura del expediente a la empresa que gestiona la balsa de Gossan. La resolución es anterior al vertido de lodos tóxicos producido en Hungría tras la ruptura de un depósito de residuos.
La de Gossan, en Riotinto, es la balsa de lodos tóxicos más grande de Europa, y tiene capacidad para albergar 90 millones de toneladas de residuos procedentes de las antiguas minas, que llevan desde 2005 sin funcionar. El arroyo afectado por los vertidos es el Tintillo, que pertenece al cauce del río Odiel.
Los ecologistas llevaban desde diciembre denunciando en los juzgados diferentes vertidos en esta enorme presa, que contiene restos de cobre, hierro, zinc, arsénico y cianuro. La última data del 8 de octubre, cuando Juan Romero, portavoz de Ecologistas en Acción en Huelva, alertó de nuevos vertidos que habían hecho aumentar el pH del río. Según Romero, se estaban vertiendo al Tintillo cantidades "muy considerables de metros cúbicos de aguas ácidas sin depurar, con un alto contenido en metales pesados".
Tras el expediente abierto por la Agencia Andaluza del Agua, se inició un plazo de 15 días para que la compañía expusiera sus alegaciones. Emed confirmó ayer que presentó el pliego de descargo el 8 de octubre. La Junta tendrá que analizarlo ahora y concretar el alcance exacto del vertido y cómo ha afectado al dominio público. Lo previsible es que este expediente obligue a la empresa a imponer medidas para que no se den más casos. También se prevé una sanción económica por los daños provocados al cauce del Odiel, afectado asimismo por la intensa actividad industrial del polo químico onubense.
Ante las denuncias de los ecologistas, la propia empresa reconoció en mayo que había llevado a cabo vertidos al cauce del Odiel. Las llamó "descargas ordenadas" y las justificó por las "precipitaciones históricas recogidas este invierno", que habían hecho subir el nivel de lo embalsado hasta cerca del límite de la presa. Emed Tartessus sostuvo también que esta práctica la estaban llevando a cabo "la gran mayoría de los embalses de Andalucía", que no perjudicó al río y que las "descargas" se hicieron "con conocimiento de la Agencia Andaluza del Agua, la Consejería de Medio Ambiente y el departamento de Minas de la Junta". La Agencia Andaluza del Agua negó ayer que la balsa tuviera su permiso para llevar a cabo estos vertidos al arroyo Tintillo.
Lo cierto es que los embalses andaluces han tenido que hacer descargas este invierno debido a las abundantes lluvias. Pero no se trataba de balsas con residuos tóxicos, como el caso de Gossan. Los responsables de varias presas de este tipo se reunieron este invierno con la Administración autónoma para abordar este asunto. Los empresarios plantearon la posibilidad de que se les permitiera hacer descargas controladas a los ríos para evitar que se produjeran daños mayores y las presas pudieran provocar accidentes medioambientales. Tras analizar esta petición, la Agencia Andaluza del Agua se negó a aprobar las descargas controladas. Fuentes de esta agencia señalaron ayer que para que no se tenga que recurrir a las descargas hay que hacer un trabajo de "previsión", que puede pasar por ampliar la capacidad del embalse.
En la balsa de Gossan ya no entran nuevos desechos. Allí se arrojaron los despojos originados por la extracción de cobre, plata y oro en las minas de Riotinto desde 1960 hasta 2001. El riesgo en el caso de esta enorme presa no es tanto a un posible derrumbe como el ocurrido en Hungría -el terreno es estable en Gossan-, sino que se produzcan filtraciones o vertidos, como los que ha localizado la Junta.
"Las balsas se hicieron en tiempos de desarrollo minero y no se han adaptado, ni mucho menos, a las nuevas tecnologías", sostiene el ecologista Romero. Emed Tartessus ultima los permisos para la reapertura de la mina de Riotinto en 2011. Pero no es propietaria de todo y ha protagonizado algún enfrentamiento con las otras dos dueñas: Rumbo 5.0 y Zeitung. De hecho, en las alegaciones contra el expediente por el vertido, Emed Tartessus sostiene que solo es propietaria del 34% de la zona y que la Junta debe dirigirse a los otros dueños.
Entre enero y marzo de este año, cuando el sur de la Península sufrió unas lluvias históricas, el servicio de Guardería Fluvial de esta agencia, dependiente del Gobierno regional, detectó "vertidos no autorizados de aguas residuales industriales por parte de las instalaciones mineras", según consta en la resolución del 21 de septiembre en la que se comunicó la apertura del expediente a la empresa que gestiona la balsa de Gossan. La resolución es anterior al vertido de lodos tóxicos producido en Hungría tras la ruptura de un depósito de residuos.
La de Gossan, en Riotinto, es la balsa de lodos tóxicos más grande de Europa, y tiene capacidad para albergar 90 millones de toneladas de residuos procedentes de las antiguas minas, que llevan desde 2005 sin funcionar. El arroyo afectado por los vertidos es el Tintillo, que pertenece al cauce del río Odiel.
Los ecologistas llevaban desde diciembre denunciando en los juzgados diferentes vertidos en esta enorme presa, que contiene restos de cobre, hierro, zinc, arsénico y cianuro. La última data del 8 de octubre, cuando Juan Romero, portavoz de Ecologistas en Acción en Huelva, alertó de nuevos vertidos que habían hecho aumentar el pH del río. Según Romero, se estaban vertiendo al Tintillo cantidades "muy considerables de metros cúbicos de aguas ácidas sin depurar, con un alto contenido en metales pesados".
Tras el expediente abierto por la Agencia Andaluza del Agua, se inició un plazo de 15 días para que la compañía expusiera sus alegaciones. Emed confirmó ayer que presentó el pliego de descargo el 8 de octubre. La Junta tendrá que analizarlo ahora y concretar el alcance exacto del vertido y cómo ha afectado al dominio público. Lo previsible es que este expediente obligue a la empresa a imponer medidas para que no se den más casos. También se prevé una sanción económica por los daños provocados al cauce del Odiel, afectado asimismo por la intensa actividad industrial del polo químico onubense.
Ante las denuncias de los ecologistas, la propia empresa reconoció en mayo que había llevado a cabo vertidos al cauce del Odiel. Las llamó "descargas ordenadas" y las justificó por las "precipitaciones históricas recogidas este invierno", que habían hecho subir el nivel de lo embalsado hasta cerca del límite de la presa. Emed Tartessus sostuvo también que esta práctica la estaban llevando a cabo "la gran mayoría de los embalses de Andalucía", que no perjudicó al río y que las "descargas" se hicieron "con conocimiento de la Agencia Andaluza del Agua, la Consejería de Medio Ambiente y el departamento de Minas de la Junta". La Agencia Andaluza del Agua negó ayer que la balsa tuviera su permiso para llevar a cabo estos vertidos al arroyo Tintillo.
Lo cierto es que los embalses andaluces han tenido que hacer descargas este invierno debido a las abundantes lluvias. Pero no se trataba de balsas con residuos tóxicos, como el caso de Gossan. Los responsables de varias presas de este tipo se reunieron este invierno con la Administración autónoma para abordar este asunto. Los empresarios plantearon la posibilidad de que se les permitiera hacer descargas controladas a los ríos para evitar que se produjeran daños mayores y las presas pudieran provocar accidentes medioambientales. Tras analizar esta petición, la Agencia Andaluza del Agua se negó a aprobar las descargas controladas. Fuentes de esta agencia señalaron ayer que para que no se tenga que recurrir a las descargas hay que hacer un trabajo de "previsión", que puede pasar por ampliar la capacidad del embalse.
En la balsa de Gossan ya no entran nuevos desechos. Allí se arrojaron los despojos originados por la extracción de cobre, plata y oro en las minas de Riotinto desde 1960 hasta 2001. El riesgo en el caso de esta enorme presa no es tanto a un posible derrumbe como el ocurrido en Hungría -el terreno es estable en Gossan-, sino que se produzcan filtraciones o vertidos, como los que ha localizado la Junta.
"Las balsas se hicieron en tiempos de desarrollo minero y no se han adaptado, ni mucho menos, a las nuevas tecnologías", sostiene el ecologista Romero. Emed Tartessus ultima los permisos para la reapertura de la mina de Riotinto en 2011. Pero no es propietaria de todo y ha protagonizado algún enfrentamiento con las otras dos dueñas: Rumbo 5.0 y Zeitung. De hecho, en las alegaciones contra el expediente por el vertido, Emed Tartessus sostiene que solo es propietaria del 34% de la zona y que la Junta debe dirigirse a los otros dueños.