Salamanca will advantage the sewage sludge to produce clean energy
Fri, 18/02/2011
El Ayuntamiento de Salamanca y Aqualia, empresa adjudicataria del servicio de abastecimiento en la capital, pondrán en marcha un proyecto piloto para reducir el impacto ambiental de los residuos que van al vertedero.
El programa de investigación consiste en la utilización de los fangos resultantes del proceso de depuración para la producción de biogás, que podrá ser utilizado para producir energía eléctrica.
Según explicó Frank Rogalla, director de Innovación y Desarrollo de Aqualia, en la estación depuradora de Salamanca se pondrán en marcha dos programas paralelos, de forma que se buscará mejorar la calidad del fango final, con la reducción de la cantidad de nitrógeno, y por otra optimizar el proceso de tratamiento de los residuos para obtener bioenergía. El proyecto, que tiene un plazo de ejecución de dos años, cuenta con la colaboración de la Universidad de Salamanca (Usal), que estudiará el tratamiento del agua, permitirá que la depuradora salmantina se ajuste a la nueva normativa europea que en un futuro regulará el uso del agua en la agricultura.
Rogalla explicó que técnicamente el mecanismo en el que se va a trabajar en la estación de Salamanca consiste en «someter el fango durante el proceso de depuración de las aguas residuales a una mayor presión y temperatura, obteniendo como resultado un producto más líquido».
De esta forma, una vez que el fango alcanza este estado, «el sistema de digestión de fangos totales es mucho más eficiente, reduciendo la cantidad a la mitad». De este modo se consigue un beneficio adicional a su posible uso bioenergético, ya que supone una reducción en los costes del transporte.
El programa de investigación consiste en la utilización de los fangos resultantes del proceso de depuración para la producción de biogás, que podrá ser utilizado para producir energía eléctrica.
Según explicó Frank Rogalla, director de Innovación y Desarrollo de Aqualia, en la estación depuradora de Salamanca se pondrán en marcha dos programas paralelos, de forma que se buscará mejorar la calidad del fango final, con la reducción de la cantidad de nitrógeno, y por otra optimizar el proceso de tratamiento de los residuos para obtener bioenergía. El proyecto, que tiene un plazo de ejecución de dos años, cuenta con la colaboración de la Universidad de Salamanca (Usal), que estudiará el tratamiento del agua, permitirá que la depuradora salmantina se ajuste a la nueva normativa europea que en un futuro regulará el uso del agua en la agricultura.
Rogalla explicó que técnicamente el mecanismo en el que se va a trabajar en la estación de Salamanca consiste en «someter el fango durante el proceso de depuración de las aguas residuales a una mayor presión y temperatura, obteniendo como resultado un producto más líquido».
De esta forma, una vez que el fango alcanza este estado, «el sistema de digestión de fangos totales es mucho más eficiente, reduciendo la cantidad a la mitad». De este modo se consigue un beneficio adicional a su posible uso bioenergético, ya que supone una reducción en los costes del transporte.