The Three Throats drowns to China between droughts and floods

Mon, 13/06/2011

Público

Una demostración de un sistema de la presa de las Tres Gargantas para prevenir las inundaciones.el centro de China ha pasado de la sequía más absoluta a inundaciones que han causado más de 50 muertos y 40 desaparecidos. Un clima esquizofrénico que tiene al país desconcertado y que ha dejado en la ruina a decenas de miles de agricultores, pescadores y ganaderos que viven a orillas del Yangtsé, el río más largo de Asia, que recorre China como si fuera su médula espinal y aporta agua y alimento en abundancia para abastecer a gran parte del país. Antes de que las lluvias torrenciales se adueñaran del centro de China, el país estaba inmerso en la peor sequía de los últimos 60 años. La estampa que presentaba el vivero de China era impactante. El caudal del río alcanzó mínimos históricos después de haber recibido hasta el 30% del volumen de lluvia habitual. La sequía afectó a 36 millones de personas y más de cuatro millones tuvieron dificultades para abastecerse de agua potable. El problema es que la tan deseada lluvia ha aliviado la sequía, pero no ha solucionado la base del problema: las cosechas siguen arrasadas, la población está al borde de la ruina y el ecosistema de toda la región pende de un hilo. La situación es dramática y, en medio del desastre, un culpable suena cada vez con más fuerza: la presa de las Tres Gargantas, un enorme tapón asentado en el curso medio del Yangtsé que ha contribuido a desestabilizar la zona más fértil y rica en biodiversidad de China. Un proyecto faraónico que el Gobierno convirtió en símbolo de desarrollo en los años noventa y que ahora se le empieza a volver en contra.

Tan grave es la previsión de futuro que hasta Pekín reconoció días atrás, cuando la sequía empezaba a alcanzar proporciones bíblicas, que la presa acarrea "problemas urgentes que deben ser resueltos, desde la correcta reubicación de los habitantes afectados hasta la prevención de desastres ecológicos y geológicos". El Consejo de Estado, por su parte, indicó que "surgieron varios problemas durante la planificación y construcción (terminada en 2006), pero no pudieron ser resueltos inmediatamente debido a las condiciones de cada momento". Una admisión de culpa histórica, pues hasta la fecha cualquier crítica a las Tres Gargantas, el proyecto hidrológico más grande y caro del mundo (18.000 megawatios de potencia y 20.000 millones de euros), era tomada como una afrenta al régimen y castigada con la brutalidad que reciben los disidentes.