The bad water purified causes “serious” contamination in Daimiel
Mon, 04/07/2011
La fotografía parecía buena: el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel mantiene en este comienzo del verano sus máximos niveles de inundación, cerca de 1.700 hectáreas de terreno. Sin embargo, un análisis más detallado hecho público ayer por Santos Cirujano, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), revela una realidad más complicada, con «graves problemas de contaminación».
Santos Cirujano, uno de los botánicos acuáticos más importantes de España, explicó en una entrevista a Efe que la entrada de vertidos de aguas residuales urbanas que ha recibido el Parque Nacional ha provocado la desaparición del 50 por ciento de las praderas de carófitos que se lograron recuperar en el último año.
Estos vertidos, que se han intensificado en los últimos meses, «han arrasado» gran parte de la flora, la vegetación y la biomasa de estas comunidades vegetales, que «juegan un papel fundamental en los procesos biológicos del ecosistema acuático».
Cirujano ha advertido de que el grave daño ecológico se debe a la entrada de agua «no depurada o mal depurada» que llega al parque procedente de municipios como Villarrubia de los Ojos y Daimiel que, en muchos momentos, han vertido directamente el agua en mal estado sobre los cauces de los ríos Gigüela y Guadiana, lo que ha ocasionado que llegue al humedal. El investigador, gran conocedor de estos ecosistemas, añade que la situación actual en el Parque Nacional contrasta «tristemente» con la que existía a comienzos de año, cuando se había observado una gran regeneración de las amplias praderas de ovas (el césped submarino) que cubría una buena parte del fondo de estas tablas fluviales.
En 2010, cuando se registró la inundación completa del parque, las Tablas de Daimiel llegaron a tener cubiertas de praderas de ovas unas 450 hectáreas de terreno, muchas de las cuales han quedado ahora «destruidas» por la contaminación del agua.
Santos Cirujano ha comentado que es «lamentable» que se sigan registrando problemas relacionados directamente con el tratamiento de las aguas residuales, más en un lugar tan sensible como el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, que forma parte de la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda.
Santos Cirujano cree que la situación es «alarmante» en Daimiel y en otros humedales de Castilla-La Mancha, como la laguna de El Taray, en Quero (Toledo), la laguna Grande de Lillo (Toledo), la Inesperada de Pozuelo de Calatrava (Ciudad Real), o la de Manjavacas, en Mota del Cuervo (Cuenca). Alguno de estos humedales «se han convertido en verdaderas cloacas» y otros, en los que hace años se hallaban plantas acuáticas especiales y sensibles incluidas en los catálogos de especies protegidas, han desaparecido. Ahora solo se encuentran «las especies más banales».
Santos Cirujano, uno de los botánicos acuáticos más importantes de España, explicó en una entrevista a Efe que la entrada de vertidos de aguas residuales urbanas que ha recibido el Parque Nacional ha provocado la desaparición del 50 por ciento de las praderas de carófitos que se lograron recuperar en el último año.
Estos vertidos, que se han intensificado en los últimos meses, «han arrasado» gran parte de la flora, la vegetación y la biomasa de estas comunidades vegetales, que «juegan un papel fundamental en los procesos biológicos del ecosistema acuático».
Cirujano ha advertido de que el grave daño ecológico se debe a la entrada de agua «no depurada o mal depurada» que llega al parque procedente de municipios como Villarrubia de los Ojos y Daimiel que, en muchos momentos, han vertido directamente el agua en mal estado sobre los cauces de los ríos Gigüela y Guadiana, lo que ha ocasionado que llegue al humedal. El investigador, gran conocedor de estos ecosistemas, añade que la situación actual en el Parque Nacional contrasta «tristemente» con la que existía a comienzos de año, cuando se había observado una gran regeneración de las amplias praderas de ovas (el césped submarino) que cubría una buena parte del fondo de estas tablas fluviales.
En 2010, cuando se registró la inundación completa del parque, las Tablas de Daimiel llegaron a tener cubiertas de praderas de ovas unas 450 hectáreas de terreno, muchas de las cuales han quedado ahora «destruidas» por la contaminación del agua.
Santos Cirujano ha comentado que es «lamentable» que se sigan registrando problemas relacionados directamente con el tratamiento de las aguas residuales, más en un lugar tan sensible como el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, que forma parte de la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda.
Santos Cirujano cree que la situación es «alarmante» en Daimiel y en otros humedales de Castilla-La Mancha, como la laguna de El Taray, en Quero (Toledo), la laguna Grande de Lillo (Toledo), la Inesperada de Pozuelo de Calatrava (Ciudad Real), o la de Manjavacas, en Mota del Cuervo (Cuenca). Alguno de estos humedales «se han convertido en verdaderas cloacas» y otros, en los que hace años se hallaban plantas acuáticas especiales y sensibles incluidas en los catálogos de especies protegidas, han desaparecido. Ahora solo se encuentran «las especies más banales».