The 'Talas' Typhoon, relives in Japan the tragedy by earthquake
Wed, 07/09/2011
La naturaleza no da tregua en Japón. Cuando el archipiélago todavía no ha cerrado las heridas provocadas por el terremoto y posterior tsunami del pasado 11 de marzo, un nuevo fenómeno natural, esta vez el tifón 'Talas', ha hecho que esta semana los nipones vuelvan a contener la respiración. Porque es el peor que sufre el país desde 2004, y porque, aunque la cifra de muertos se mantiene en 42, la tragedia puede cobrar fuerza en los próximos días.
El número oficial de desaparecidos es de 54, pero las zonas más afectadas por inundaciones y corrimientos de tierra son montañosas y muchos pueblos -algunos de los cuales han recibido en 48 horas la mitad de toda la precipitación de un año- han quedado completamente aislados. Por esta razón, el Gobierno del recién estrenado primer ministro, Yoshihiko Noda, no se atreve a dar una estimación de la cifra de personas que han quedado sin acceso a los servicios más básicos.
«Haremos todo lo posible por rescatar a los heridos y encontrar a los desaparecidos», dijo Noda, consciente de que su predecesor, Naoto Kan, tuvo que abandonar el cargo por las críticas recibidas por su gestión de la crisis del seísmo. Sin duda, la reacción del nuevo mandatario ha sido enérgica y el Ejército ya trabajaba en las regiones afectadas horas después de que el tifón tocase tierra, el pasado sábado. No obstante, ayer, los equipos de rescate todavía tuvieron que lanzar víveres y medicamentos desde helicópteros ante la imposibilidad de acceder por tierra, algo que esperan lograr hoy.
Afortunadamente, 'Talas' no se ha cebado con la costa noreste, en la que todavía continúa la crisis nuclear de la central de Fukushima, y la alarma se dio a tiempo en la parte occidental y el centro del país. Más de 460.000 personas recibieron la orden de abandonar sus hogares y refugiarse en instalaciones que todavía albergan a más de 3.000 personas.
Aunque el tifón se ha convertido ya en una fuerte tormenta, sus consecuencias podrían continuar durante un tiempo. En Nara, por ejemplo, los corrimientos de tierra han creado una gigantesca presa que alcanza hasta 80 metros de altura y cuya ruptura podría provocar la súbita inundación de los alrededores.
El número oficial de desaparecidos es de 54, pero las zonas más afectadas por inundaciones y corrimientos de tierra son montañosas y muchos pueblos -algunos de los cuales han recibido en 48 horas la mitad de toda la precipitación de un año- han quedado completamente aislados. Por esta razón, el Gobierno del recién estrenado primer ministro, Yoshihiko Noda, no se atreve a dar una estimación de la cifra de personas que han quedado sin acceso a los servicios más básicos.
«Haremos todo lo posible por rescatar a los heridos y encontrar a los desaparecidos», dijo Noda, consciente de que su predecesor, Naoto Kan, tuvo que abandonar el cargo por las críticas recibidas por su gestión de la crisis del seísmo. Sin duda, la reacción del nuevo mandatario ha sido enérgica y el Ejército ya trabajaba en las regiones afectadas horas después de que el tifón tocase tierra, el pasado sábado. No obstante, ayer, los equipos de rescate todavía tuvieron que lanzar víveres y medicamentos desde helicópteros ante la imposibilidad de acceder por tierra, algo que esperan lograr hoy.
Afortunadamente, 'Talas' no se ha cebado con la costa noreste, en la que todavía continúa la crisis nuclear de la central de Fukushima, y la alarma se dio a tiempo en la parte occidental y el centro del país. Más de 460.000 personas recibieron la orden de abandonar sus hogares y refugiarse en instalaciones que todavía albergan a más de 3.000 personas.
Aunque el tifón se ha convertido ya en una fuerte tormenta, sus consecuencias podrían continuar durante un tiempo. En Nara, por ejemplo, los corrimientos de tierra han creado una gigantesca presa que alcanza hasta 80 metros de altura y cuya ruptura podría provocar la súbita inundación de los alrededores.