The Thai government raises the frightening flood alarm in Bangkok
Thu, 27/10/2011
El Gobierno de Tailandia advirtió hoy de que varias áreas de Bangkok permanecerán inundadas hasta un mes a causa de la tromba de agua que supera los diques levantados en el perímetro para evitar que se anegue como la meseta central del país, lo que ha elevado el temor de la población.
La advertencia hecha por la primera ministra, Yingluck Shinawatra, disparó las alarmas en la capital y acrecentó el miedo de sus cerca de 12 millones de habitantes a vivir penalidades durante una larga temporada.
Los supermercados de Bangkok, en los que desde hace días escasean los alimentos de primera necesidad y sobre todo el agua embotellada, recibieron avalanchas de compradores dispuestos a cargar con todas las existencias posibles.
La televisión estatal informó de que a raíz de ese alud de gente, algunas de las grandes superficies comerciales de la metrópoli optaron por racionar la venta de alimentos básicos, especialmente, de arroz, que es parte fundamental de la dieta tailandesa.
"Después de examinar la situación, creemos que podemos vernos en el peor de los escenarios debido a la ruptura de los diques y a un flujo de agua mayor del que esperamos", dijo la jefa del Gobierno en conferencia de prensa.
Yingluck señaló que en Bangkok, situada en la desembocadura del río Chao Praya, el nivel del agua alcanzará un máximo de 1,5 metros en diversas áreas, incluida en la que se aloja el principal distrito financiero y comercial de esta enorme metrópoli salpicada de grandes rascacielos, en la que residen unos 12 millones de habitantes.
"La gravedad de las inundaciones va a depender de la altitud de cada zona de capital", apuntó la primera ministra.
En los próximos dos o tres días, partes de Bangkok serán inundadas por el agua de color marrón mezclada con basura, que baja desde las 28 provincias anegadas de forma imparable en dirección al golfo de Tailandia donde para mayor mal, la marea alta que se espera frenará su curso hacia el mar, según predicen los expertos.
El gobernador de la capital, Sukhumbhand Paribatra, alertó de que el caudal de agua del río que serpentea por la urbe, ha alcanzado su mayor nivel y superado muchas de las defensas, por lo que las zonas urbanas situadas a sus orillas quedarán más inundadas que el resto.
Por su parte, el vicealmirante Niruth Hongprasert, especialista en hidrología y asesor del Gobierno, indicó que a finales de este mes el caudal del río será tan abundante que la mayor parte de los diques cederán ante la fuerte presión del agua.
Este desastre, que ya ha causado 377 muertos y obligado a más de 113.000 personas a refugiarse en improvisados centros de acogida, comenzó a finales del pasado julio con el desbordamiento de ríos y pantanos del norte y la región central, a causa de las copiosas lluvias del monzón y de tres tormentas tropicales seguidas.
El número de personas damnificadas por las inundaciones, supera los 2,5 millones y al menos 700.000 han recibido atención médica a causa de infecciones y otras enfermedades contraídas por contacto o consumo de agua contaminada.
En la meseta central, considerada la más fértil de Tailandia, las inundaciones han convertido muchos cientos de aldeas agrícolas en una especie de islas en las que sus pobladores viven ahora una existencia acuática y recurren a la pesca para poder comer.
El Ejecutivo, que ha admitido estar desbordado por el alcance del desastre, ha declarado desde mañana jueves y hasta final de mes, un periodo de vacaciones extraordinarias en 20 provincias del país y en Bangkok, para que sus habitantes puedan afrontar la situación.
"Toda Bangkok se va a inundar, más o menos. La realidad es que el tiempo del que disponíamos para intentar evitarlo se ha agotado" sentenció el director del centro de operaciones encargado de proteger la capital de la tromba de agua, general Pracha Prommok.
Un día después de que la llegada del agua forzara el cierre del aeropuerto de Don Muang, situado a unos 20 kilómetros de Bangkok y utilizado por las aerolíneas de bajo coste, los equipos de asistencia evacuaron hoy de las dos terminales a los cerca de 4.000 tailandeses que allí habían buscado cobijo tras haber sido antes evacuados de sus casas.
A escasa distancia del aeropuerto y en medio de estrictas medidas de seguridad, se llevaba a cabo otra evacuación por la amenaza de inundación: la de varios cientos de presos recluidos en la cárcel de máxima seguridad de Bang Kwang, la mayor del país.
La evacuación de Bang Kwang, reservada para los reos condenados a la pena de muerte o a cadena perpetua, fue decidida por la dirección de panales por temor a que la subida del nivel del agua aisle el recinto carcelario y se produzcan averías en su sistema de seguridad.
El director general de Instituciones Penitenciarias, Suchart Wongsanatchai, dijo a la televisión estatal, que la prisión alberga a unos 20.000 reos tailandeses y de otras nacionalidades, y que se estudiaba trasladar a la totalidad de su población a otras cárceles.
Cuando todavía no se anegado Bangkok, donde se genera casi el 41 por ciento del Producto Interior Bruto (PBI), unas 14.000 empresas, incluidas unas 9.000 fábricas se han visto obligadas a cerrar por el impacto de las inundaciones.
En las zonas inundadas de Tailandia, los equipos de emergencia y las tropas distribuyen alimentos y artículos de primera necesidad a bordo de barcas o la arrojan desde helicópteros, mientras que en muchos monasterios budistas los monjes cobijan a damnificados y en casos hasta a cientos de animales domésticos perdidos o abandonados.
Entretanto, en Ayuthaya, provincia próxima a Bangkok, prosigue la cacería del centenar de cocodrilos que escaparon de varias granjas dedicadas a su cría y por los que se ha ofrecido una recompensa por cada ejemplar capturado, vivo o muerto.
La advertencia hecha por la primera ministra, Yingluck Shinawatra, disparó las alarmas en la capital y acrecentó el miedo de sus cerca de 12 millones de habitantes a vivir penalidades durante una larga temporada.
Los supermercados de Bangkok, en los que desde hace días escasean los alimentos de primera necesidad y sobre todo el agua embotellada, recibieron avalanchas de compradores dispuestos a cargar con todas las existencias posibles.
La televisión estatal informó de que a raíz de ese alud de gente, algunas de las grandes superficies comerciales de la metrópoli optaron por racionar la venta de alimentos básicos, especialmente, de arroz, que es parte fundamental de la dieta tailandesa.
"Después de examinar la situación, creemos que podemos vernos en el peor de los escenarios debido a la ruptura de los diques y a un flujo de agua mayor del que esperamos", dijo la jefa del Gobierno en conferencia de prensa.
Yingluck señaló que en Bangkok, situada en la desembocadura del río Chao Praya, el nivel del agua alcanzará un máximo de 1,5 metros en diversas áreas, incluida en la que se aloja el principal distrito financiero y comercial de esta enorme metrópoli salpicada de grandes rascacielos, en la que residen unos 12 millones de habitantes.
"La gravedad de las inundaciones va a depender de la altitud de cada zona de capital", apuntó la primera ministra.
En los próximos dos o tres días, partes de Bangkok serán inundadas por el agua de color marrón mezclada con basura, que baja desde las 28 provincias anegadas de forma imparable en dirección al golfo de Tailandia donde para mayor mal, la marea alta que se espera frenará su curso hacia el mar, según predicen los expertos.
El gobernador de la capital, Sukhumbhand Paribatra, alertó de que el caudal de agua del río que serpentea por la urbe, ha alcanzado su mayor nivel y superado muchas de las defensas, por lo que las zonas urbanas situadas a sus orillas quedarán más inundadas que el resto.
Por su parte, el vicealmirante Niruth Hongprasert, especialista en hidrología y asesor del Gobierno, indicó que a finales de este mes el caudal del río será tan abundante que la mayor parte de los diques cederán ante la fuerte presión del agua.
Este desastre, que ya ha causado 377 muertos y obligado a más de 113.000 personas a refugiarse en improvisados centros de acogida, comenzó a finales del pasado julio con el desbordamiento de ríos y pantanos del norte y la región central, a causa de las copiosas lluvias del monzón y de tres tormentas tropicales seguidas.
El número de personas damnificadas por las inundaciones, supera los 2,5 millones y al menos 700.000 han recibido atención médica a causa de infecciones y otras enfermedades contraídas por contacto o consumo de agua contaminada.
En la meseta central, considerada la más fértil de Tailandia, las inundaciones han convertido muchos cientos de aldeas agrícolas en una especie de islas en las que sus pobladores viven ahora una existencia acuática y recurren a la pesca para poder comer.
El Ejecutivo, que ha admitido estar desbordado por el alcance del desastre, ha declarado desde mañana jueves y hasta final de mes, un periodo de vacaciones extraordinarias en 20 provincias del país y en Bangkok, para que sus habitantes puedan afrontar la situación.
"Toda Bangkok se va a inundar, más o menos. La realidad es que el tiempo del que disponíamos para intentar evitarlo se ha agotado" sentenció el director del centro de operaciones encargado de proteger la capital de la tromba de agua, general Pracha Prommok.
Un día después de que la llegada del agua forzara el cierre del aeropuerto de Don Muang, situado a unos 20 kilómetros de Bangkok y utilizado por las aerolíneas de bajo coste, los equipos de asistencia evacuaron hoy de las dos terminales a los cerca de 4.000 tailandeses que allí habían buscado cobijo tras haber sido antes evacuados de sus casas.
A escasa distancia del aeropuerto y en medio de estrictas medidas de seguridad, se llevaba a cabo otra evacuación por la amenaza de inundación: la de varios cientos de presos recluidos en la cárcel de máxima seguridad de Bang Kwang, la mayor del país.
La evacuación de Bang Kwang, reservada para los reos condenados a la pena de muerte o a cadena perpetua, fue decidida por la dirección de panales por temor a que la subida del nivel del agua aisle el recinto carcelario y se produzcan averías en su sistema de seguridad.
El director general de Instituciones Penitenciarias, Suchart Wongsanatchai, dijo a la televisión estatal, que la prisión alberga a unos 20.000 reos tailandeses y de otras nacionalidades, y que se estudiaba trasladar a la totalidad de su población a otras cárceles.
Cuando todavía no se anegado Bangkok, donde se genera casi el 41 por ciento del Producto Interior Bruto (PBI), unas 14.000 empresas, incluidas unas 9.000 fábricas se han visto obligadas a cerrar por el impacto de las inundaciones.
En las zonas inundadas de Tailandia, los equipos de emergencia y las tropas distribuyen alimentos y artículos de primera necesidad a bordo de barcas o la arrojan desde helicópteros, mientras que en muchos monasterios budistas los monjes cobijan a damnificados y en casos hasta a cientos de animales domésticos perdidos o abandonados.
Entretanto, en Ayuthaya, provincia próxima a Bangkok, prosigue la cacería del centenar de cocodrilos que escaparon de varias granjas dedicadas a su cría y por los que se ha ofrecido una recompensa por cada ejemplar capturado, vivo o muerto.