Desertificación
La desertificación es un proceso relacionado con las sequías
pero que no se debe confundir con el de sequía.
El Capítulo 12 del Programa 21 aprobado por la Conferencia
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD)
define la desertificación como «la degradación
de los suelos de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas
secas resultante de diversos factores, entre ellos las variaciones
climáticas y las actividades humanas».
Esta definición es algo restrictiva ya que no expresa bien
la interacción entre los elementos climáticos y las
actividades humanas que suelen ser un factor determinante del inicio
de los procesos de desertificación.
No obstante, cabe admitir que en ciertos lugares del planeta pueden
ocurrir procesos de desertificación (degradación de
suelos) sin que su causa sean las actividades humanas (generalmente
escasas debido a la baja densidad demográfica).
Este fenómeno natural de sequías repetidas, tal vez
provocadas por cambios climáticos a nivel mundial difíciles
de analizar, pueden provocar una degradación de los suelos
de tal magnitud como para poner en peligro la existencia de las
poblaciones que viven en las regiones afectadas o cerca de ellas,
o impedir en el futuro su aprovechamiento.
La lucha contra esta clase de desertificación, que podría
calificarse de «geológica», parece ser en vano,
si bien es necesario apoyar a los habitantes de la zona en sus esfuerzos
para enfrentarse con la situación y adaptarse a ella sin
agravarla.
Los fenómenos de desertificación, por tanto, pueden
considerarse como procesos evolutivos que dependen de los cambios
de ciertos factores climáticos y humanos.
Causas de la desertificación
Lo primero que debe tenerse en cuenta es que la desertificación
se produce en las tierras vulnerables al proceso de desertificación.
Esta vulnerabilidad depende del clima, estado del suelo, relieve
y vegetación.
El clima es determinante en fenómenos de erosión
física y mecánica y de degradación química
y biológica (pluviometría, radiación solar
y viento).
El estado del suelo es un factor muy importante en aquellas regiones
en que las condiciones climáticas no son tan importantes
(zonas subhúmedas) en lo que respecta a la vulnerabilidad
en los procesos de desertificación causados por la acción
humana.
Lo mismo puede decirse en relación con la vegetación.
El estado de la vegetación es resultado de la influencia
de factores climáticos, edafológicos y humanos. Una
ausencia de vegetación fuertemente enraizada se convierte
en una desventaja ya que suele cumplir una función protectora
clave contra la desertificación.
El factor antrópico suele ser el principal motivo de comienzo
del proceso de desertificación en una zona vulnerable. Algunas
de las acciones que pueden desencadenar un proceso de desertificación
en suelos vulnerables son: cultivo de suelos frágiles, reducción
del tiempo de barbecho en tierras de cultivo, sobrepastoreo, uso
incontrolado del fuego para la regeneración de pastos, uso
de maquinaria agrícola no adecuada, desvío del cauce
de ríos, tala incontrolada de árboles, etc.
Consecuencias de la desertificación
Las consecuencias de la desertificación dependerán
de 4 factores:
- Gravedad de la degradación y su extensión
- Dureza de las condiciones climáticas del momento
- Situación económica de las poblaciones afectadas
- Nivel de desarrollo del país
Generalmente, cuanto más subdesarrollado sea un país
y más pobre su población, los efectos de la desertificación
serán más graves. La desertificación agrava
las catástrofes climáticas como la sequía y
ocasiona grandes sufrimientos a las poblaciones que la sufren (hambrunas,
guerras, etc.).
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