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Diciembre 2006

Monográficos Hispagua: Huella Hídrica

Riesgos para la salud

En Europa, la contaminación química y/o biológica del agua potable es la causa más habitual de enfermedades relacionadas con el agua. Sin duda, el problema más acuciante es la contaminación microbiológica, y a él nos referimos preferentemente.

Los tratamientos para minimizar este riesgo son muy variados durante las diferentes fases que atraviesa el agua, desde su origen hasta su consumo, y también difieren entre las diferentes regiones europeas, donde existen regiones en las cuales el consumo de agua no es siempre seguro.

Los efectos negativos para la salud incluyen enfermedades como la hepatitis vírica, el virus de Norwalk, cólera, tifus y gastroenteritis.

No obstante, tampoco deben desdeñarse los peligros derivados de la contaminación química. Ésta suele ocurrir de forma local y puede ser controlada con las técnicas apropiadas. Las aguas subterráneas en la región europea pueden estar contaminadas con sustancias naturales presentes en concentraciones dañinas (arsénico, fluoruros, radón), o bien con sustancias derivadas de la actividad humana, como es el caso de los nitratos o los pesticidas. Para la salud, los problemas derivados de la contaminación química abarcan desde distintos tipos de cáncer hasta problemas en el desarrollo intelectual.

Contaminación microbiológica del agua potable

La calidad microbiológica del agua potable es una responsabilidad que concierne por igual a los consumidores, los organismos responsables del abastecimiento de agua, los reguladores y las autoridades sanitarias. La contaminación microbiológica es un riesgo que puede afectar tanto a países desarrollados como en vías de desarrollo, y puede afectar, potencialmente, a grandes conjuntos de población. Así, en 1993, una infección bacteriana detectada en Milwaukee (Winconsin, EE.UU.) provocó malestares gastrointestinales a más de 400.000 personas según algunos estudios.

Por supuesto, la mayor parte de los casos no presentan tal magnitud, aunque conviene no realizar las estimaciones sobre el número de episodios epidémicos de acuerdo con los brotes detectados, ya que el sistema sanitario -incluso en los países más desarrollados- es incapaz de detectarlos, debido a que sus síntomas no suelen revestir gravedad, y muchos de los afectados ni siquiera visitan a su médico. Además, en muchos casos es difícil determinar el origen de un brote, que puede deberse también al contacto con animales o la transmisión entre personas.

Indicadores utilizados

Algunos de los parámetros de riesgo y de los indicadores propuestos por la nueva Directiva son los siguientes:

Grupo de bacterias coliformes

Agrupa a una serie de bacterias más o menos relacionadas con un origen fecal. Estas bacterias se reproducen hasta los 37 ºC de temperatura, aunque el gurpo de bacterias termorresistentes pueden hacerlo hasta los 44,2 ºC. La detección de cualquiera de estas bacterias debe implicar, de forma inmediata, el inicio de actuaciones correctoras, independientemente del tipo de bacteria de que se trate. La actuación más urgente debe estar enfocada a identificar la fuente de contaminación.

Enterococos y estreptococos fecales

Al igual que el anterior grupo, la presencia de estos elementos indica algún tipo de contaminación de origen fecal. Aunque ambos grupos se mantienen como indicadores válidos de calidad para el agua potable, a menudo se opta por la detección de enterococos en lugar de estreptococos, ya que los primeros delatan sin lugar a dudas la contaminación fecal procedente de animales de sangre caliente. Los enterococos son detectables de manera fácil y barata cuando se cuenta con instalaciones de laboratorios adecuadas, aunque exige la actuación de trabajadores especializados.

Proporción de la presencia de bacterias

La diferente proporción de bacterias contaminantes se considera un indicador capaz de idenficiar el origen, animal o humano, de la polución. Los ratios superiores a 4, en bacterias termorresistentes o estreptococos fecales, indican una fuente humana, mientras que los inferiores a 0,7 indicarían una fuente animal.

Recuentos totales directos y tests de actividad

El recuento total de la presencia bacteriana es un indicador válido para indicar la calidad general -en cuanto a microorganismos se refiere- del agua, aunque no tiene una significación directa sobre los posibles riesgos para la salud.

Bacteriófagos

Son virus que atacan específicamente a las bacterias. Algunos de ellos tienen un tamaño y un comportamiento similar a los virus que infectan a los humanos, lo que hace bastante sencilla su detección. Varios grupos de bacteriófagos han sido identificados como indicadores de la presencia de contaminación fecal, aunque no todos los autores coinciden en la fiabilidad de este método.

Test de presencia-ausencia

Se trata de un método simplificado para la detección de bacterias coliformes, muy útil cuando lo que se quiere es comprobar la inexistencia de contaminación bacteriana en un gran número de muestras. Fue desarrollado por Clark en 1980.

 

Contaminación no microbiológica

El análisis de estos contaminantes supone un menor esfuerzo que para el caso de los agentes microbiológicos. Además, en algunos casos, es posible obtener los resultados de forma inmediata, de manera que se puede ofrecer información en tiempo real del estado de las aguas.

Además, este tipo de contaminación suele indicar de forma prematura posibles riesgos, debido a que su detección es más sencilla y aparente.

Indicadores utilizados

Contaminación relacionada con la lluvia

Las lluvias, a menudo, pueden favorecer la contaminación arrastrando sedimentos a la corriente, o filtrando contaminantes a los depósitos subterráneos. Los actuales sistemas de previsión meteorológicas permiten anticipar la presencia de fuertes lluvias, y los controles sobre el volumen del caudal identifican posibles factores de riesgo.

Caudales

La medición del caudal de las aguas superficiales es un indicador muy útil para anticiparse a los posibles riesgos. Así, cuando el nivel de las aguas es bajo, el riesgo aumenta ya que los contaminantes están menos diluidos. Además, un bajo nivel de caudal puede restar efectividad a los procesos de tratamiento de agua potable.

Color

La coloración en el agua puede deberse a la presencia de sustancias orgánicas, metales (como el hierro o el manganeso) o residuos industriales. Los tratamientos aplicados a las aguas potables suelen reducir la coloración y, por regla general, se puede decir que todo agua potable debiera ser incolora. La presencia de coloración puede indicar la degradación de la fuente de suministro, problemas de corrosión en los sistemas de distribución, cambios en los procesos de tratamiento (como los filtros de carbón activo), etc. La detección es tan sencilla como usar un colorímetro adecuado.

pH

El pH del agua afecta a los procesos de tratamiento, y es un factor que debe tenerse en cuenta ya que su variación suele ser indicador de algún importante problema. El equipo necesario para realizar este seguimiento es barato, y su interpretación rápida y fiable.

Sólidos

El agua siempre contiene una cierta proporción de partículas sólidas en suspensión. Para detectar la cantidad de estas partículas se puede recurrir a mediciones de transparencia (mediante el uso de discos, que determinan hasta qué profundidad permanecen visibles), turbidez o utilizando contadores de partículas.

Turbidez

Es una medida que determina la cantidad de sólidos en suspensión del agua. Merece atención especial porque es la más aplicada, y aunque no está asociada de manera directa a la presencia de contaminación bateriana de origen fecal, a menudo indica la presencia de esta. Además es importante conocer la turbidez de la fuente de suministro, para poder explicar posibles cambios en este parámetro.

Análisis del tamaño de las partículas

Mediante un microscopio, o bien utilizando instrumentos más avanzados, se puede determinar el tamaño de las partículas. Este aspecto indicará, entre otras cosas, la efectividad de los procedimientos de depuración, o la existencia de posibles problemas en los sistemas de filtrado. No obstante, en este caso, se trata de un análisis más costoso que los anteriores.

Análisis microscópico de partículas

Este análisis proporciona información acerca de la naturaleza de dichas partículas. Las de origen biológico y las inorgánicas pueden ser descritas y contabilizadas. Resulta de especial interés identificar los contaminantes presentes en aguas subterráneas, ya que éstas influen en la calidad de las aguas superficiales.

Concentración residual de desinfectantes

El cloro es el desinfectante mas habitual para tratar el agua. Es una necesidad ineludible determinar las dosis necesarias para el tratamiento de las bacterias y virus presentes en el agua, por lo que la determinación de la cantidad residual de desinfectante presente durante y después del proceso es una medida de calidad básica.

Materia orgánica

Los niveles de materia orgánica presentes en el agua indican el riesgo de rebrotes de bacterias en los depósitos de agua y sistemas de distribución. No toda la materia orgánica es susceptible de colaborar en el crecimiento bacteriano, por lo que habrá que limitarse, preferentemente, al análisis de aquellas sustancias potencialmente peligrosas.

Parámetros químicos específicos

Por último, existen algunos elementos que deben ser monitorizados de forma específica. Uno de ellos es el amoniaco, presente de forma habitual en las aguas potables. Cuando su concentración supera los 0,1 mg/litro, es señal de que se ha producido una fuerte contaminación en la fuente. Los tests de detección son sencillos y baratos. Otro elemento digno de control es el boro, que a menudo sirve de indicador para la detección de contaminantes de origen fecal.

 

Más información en:

Assessing microbial safety of drinking water: Improving approaches and methods - Publicado por la OMS

Guidelines for drinking-water quality, third edition, incorporating first addendum - Publicado por la OMS

 

 

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